Michel Temer reiteró que no renunciará a la presidencia de Brasil porque eso sería aceptar su culpabilidad en la red de corrupción en torno a Petrobras. "Si quieren, que me derriben", afirmó un desafiante Temer ayer lunes en una entrevista con el diario Folha de S. Paulo.
Esta es la primera entrevista que da luego de que la semana pasada el diario O Globo revelara una grabación en la que el presidente aparece avalando el pago de un soborno al exdiputado Eduardo Cunha.
Hasta ahora Temer solo había aparecido dos veces desde que estalló el escándalo: el viernes 19 cuando anunció que no renunciaría; y el sábado 20 cuando pidió a la Justicia suspender las investigaciones en su contra bajo el argumento de que las pruebas se manipularon.
La Corte Suprema tenía previsto responder sobre el asunto mañana miércoles, pero postergó su decisión hasta tanto se realicen unas pericias técnicas al aparato usado por el directivo del grupo cárnico JBS Joesley Batista para grabarle.
El escándalo estalló el miércoles con la difusión del audio, en el que Temer escucha inmutable o hasta llega a consentir diversas maniobras ilegales que le son relatadas. Esa reunión tuvo lugar el pasado 7 de marzo.
"Ingenuidad. Fui ingenuo al recibir a una persona en aquel momento", respondió Temer cuando Folha le preguntó cuál fue su culpa en el caso.
En la entrevista, el mandatario acaba con un apunte sorprendente, al bromear sobre sus dos declaraciones anteriores: "Creo que a la gente le gustó este nuevo modelito. Las personas pensaron... al fin, tenemos presidente", dijo.
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