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Un suicidio frena la vacuna china contra el coronavirus en un Brasil polarizado

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La vacuna china se estaba probando en acuerdo con el gobernador de San Pablo. Foto: AFP

LA LUCHA CONTRA EL VIRUS

El presidente Jair Bolsonaro festejó la suspensión de los ensayos clínicos y lo tomó como un triunfo ante el gobernador de San Pablo.

El presidente Jair Bolsonaro celebró ayer martes la decisión del regulador de salud de Brasil de suspender las pruebas de una vacuna contra el COVID-19 de la empresa china Sinovac. El motivo de la suspensión fue el suicidio de un voluntario de 32 años que participaba de las pruebas.

La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), dijo que mantendría la suspensión y no dio ninguna indicación de cuánto podría durar.

Los organizadores de las pruebas criticaron la decisión de Anvisa, asegurando que no habían sido notificados con anticipación y que no había razón para detener el proceso.

Aunque un voluntario del ensayo murió, la situación no tuvo nada que ver con la vacuna, dijo Jean Gorinchteyn, secretario de Salud del estado de San Pablo. “Esta vacuna es segura”, agregó.

Dimas Covas, director del Instituto Butantan de San Pablo, encargado de las pruebas, dijo que la resolución del regulador de salud causó “indignación”. Destacó que la vacuna de Sinovac no había arrojado efectos adversos graves en los ensayos de etapas finales en Brasil.

“Puesto que hay más de 100.000 voluntarios en este momento, puede haber muertes (...) Es un fallecimiento que no está vinculado a la vacuna”, afirmó Covas.

La suspensión del ensayo, uno de los tres estudios de gran escala de la vacuna de Sinovac, se trata de un revés en los esfuerzos del laboratorio chino que contrasta con la buena noticia del lunes de que la vacuna experimental de Pfizer arrojó una efectividad de más del 90%.

Bolsonaro ya había expresado que la vacuna de Sinovac carecía de credibilidad. Y ayer martes dijo en su página de Facebook que la suspensión era “otra victoria” personal.

“Una más que Jair Bolsonaro gana”, escribió el presidente, quien semanas atrás desautorizó al ministro de Salud, Eduardo Pazuello, al vetar la compra de dosis de la vacuna china por parte de su Gobierno.

Este revuelo en torno a la vacuna china agrava el conflicto entre Bolsonaro y el gobernador de San Pablo, Joao Doria, posible candidato presidencial en las elecciones de 2022.

“Lo que el ciudadano brasileño no necesita hoy es una Anvisa contaminada por una guerra política. ¿Existe guerra política? Claro que existe, pero tiene que quedarse fuera de estos muros”, reconoció el director de Anvisa, Antonio Barra.

Además, Barra rechazó cualquier comparación con lo que sucedió con la vacuna que desarrollan la Universidad de Oxford y el laboratorio británico AstraZeneca, cuando, ante la muerte de otro voluntario, optaron por no parar las pruebas.

El Gobierno de Bolsonaro apuesta por la vacuna de Oxford y AstraZeneca, instituciones con las que firmó un acuerdo para la compra de 100 millones de dosis y el traspaso de la tecnología para fabricarla en Brasil, mientras que el estado de San Pablo optó por aliarse con Sinovac.

“Muerte, invalidez, anomalía. Esa es la vacuna que Doria quería obligar a los paulistanos a tomar”, manifestó Bolsonaro en su mensaje en Facebook.

Vacuna contra el COVID-19. Foto: Reuters
Vacuna contra el COVID-19. Foto: Reuters

Hu Xijin, editor en jefe de The Global Times que publica el People’s Daily, el diario oficial del Partido Comunista de China, sugirió que la proximidad de los anuncios de Pfizer y la suspensión de Sinovac era sospechosa. “El momento es un poco extraño”, dijo en la red Weibo. “Me preocupa mucho que la política y la búsqueda excesiva de intereses económicos estén profundamente involucradas en la divulgación de información sobre las vacunas”.

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