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Sombras del peor pasado en Hungría

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Sirios
CSABA KRIZSAN

Centenares de vecinos de Budapest participaron hoy en un acto de solidaridad con los refugiados en la estación Keleti de la capital húngara, uno de los epicentros del éxodo masivo que cruza Europa y donde por primera vez en semanas había más habitantes de la ciudad que inmigrantes de Medio Oriente.

En el mismo punto delante de la estación donde hace poco más de una semana centenares de refugiados protestaban porque el Gobierno húngaro no les dejaba partir hacia Occidente, varios grupos de música tocaban en un escenario ante un público mucho más relajado.

Un refugiado afgano que vive en Hungría desde hace dos años narró en perfecto húngaro desde el escenario la historia de cómo llegó después de pasar ocho meses en Grecia.

"Hay que ayudar a los refugiados que tienen miedo y que buscan la paz en Alemania", afirmó ante un público que le respondió con aplausos.

En un nivel más bajo de la estación, donde desde hace semanas acampan centenares de personas, el ambiente era este fin de semana muy diferente al de días anteriores.

En un rincón, un fotógrafo profesional tomaba imágenes de los refugiados y más allá una peluquera les cortaba el cabello. "No sé qué es esto, qué pasa", dijo un joven afgano, Saif, pero, pese a no comprender a qué viene esta fiesta, aseguró sentirse bien, aunque añadió que quiere salir cuanto antes hacia la frontera con Austria y seguir a Alemania, tal como lo hacen los miles de refugiados que llegan a diario a la estación.

El evento de Budapest fue convocado por el grupo de voluntarios húngaro Migszol y fue uno de los 80 actos que se celebraron el sábado pasado en ciudades de Europa, Estados Unidos y Australia, bajo el lema "Refugees welcome - Solidaridad con los refugiados". Judit, una estudiante de arte, explicó con vehemencia que está aquí hoy y estuvo en días anteriores ayudando a los voluntarios porque no puede soportar las imágenes que ve todos los días por la televisión.

"Todos somos iguales y nos da el mismo sol. Eso no se cambiará con estúpidas vallas", afirmó, en alusión a la alambrada con concertinas (cuchillas) que el Gobierno conservador húngaro ha erigido en la frontera sur para detener la ola migratoria. György, abogado, explicó que trajo a sus hijos para que los pequeños, de 6 y 11 años, entiendan lo que está pasando en el país.

"Allí están, dibujando con niños refugiados", señaló hacia un punto donde un grupo de menores se concentraba en las obras que estaban creando, bajo las instrucciones de una voluntaria de Migration Aid, un grupo de ayuda formado en Internet y que ha asumido el mayor peso de la asistencia a los inmigrantes.

Aquí también llamaba la atención que los refugiados representaban una minoría.

Una hora antes de la salida de los trenes, muchos de ellos se agrupaban al pie de las escaleras que llevan a los andenes, en espera de poder subir a uno de los convoyes que van llevando cada vez entre 100 y 300 refugiados hasta la frontera austríaca. Se estima que sólo durante el sábado partieron de la estación más de 3.000 exiliados.

Amir, un sirio de 28 años, confesó, mientras preparaba su pequeña mochila, que está muy cansado y que lo único que quiere es "llegar a Alemania". "Me trataron mal en todos los países. La Policía. Pero ahora ya estoy cerca", explicó Amir, quien partió solo de Siria hace cinco semanas. Una historia que se repite cada día.

Ciudadanos de Hungria marcha junto a los refugiados. Foto : EFE
Ciudadanos de Hungria marcha junto a los refugiados. Foto : EFE

Marcha contra los refugiados

Varios miles de polacos participaron en Varsovia en la manifestación convocada por organizaciones nacionalistas y de ultraderecha para mostrar su rechazo a la acogida de refugiados. Miles salieron a la calle con banderas polacas y durante la marcha, en la que se registraron incidentes aislados, se corearon eslóganes en contra de la "islamización" de Europa.

Hungría es comparada a los nazis

El canciller austríaco criticó a Hungría por su gestión de la crisis de refugiados, comparando sus políticas con las deportaciones nazis durante el Holocausto, entre quejas de refugiados por el trato recibido en ese país del este de Europa.

Todos los días, miles de refugiados cruzan la frontera hacia Hungría, en el extremo oriental de la zona Schengen europea, y muchos siguen viajando hacia las áreas más prósperas del oeste y norte del continente, en la peor crisis de refugiados en Europa desde las guerras yugoslavas de la década de 1990.

Los refugiados seguían el fin de semana entrando en Alemania, preferida por su generoso sistema de bienestar y leyes relativamente liberales de asilo, con 3.600 arribando a la estación central de Múnich por la mañana mientras las autoridades advertían de que podrían no ser capaces de hacer frente a otros 6.800 que podrían llegar por la noche.

En una entrevista con la revista alemana Der Spiegel, el canciller austríaco, Werner Faymann, comparó el trato del primer ministro húngaro, Viktor Orban, a los refugiados con las deportaciones de los nazis de judíos a campos de concentración. [REUTERS]

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