Kerry exigió el cese de los vuelos en la zona de guerra para “terminar con la matanza”.

Estados Unidos y Rusia siguieron ayer miércoles con su guerra dialéctica lanzándose acusaciones, no tan mortales como las bombas que caen en Alepo, la región Siria más afectadas por el conflicto armado que desangra a ese país y que la diplomacia ha sido incapaz de ponerle fin.

El cruce se dio en el Consejo de Seguridad de la ONU, en Nueva York, reunido de urgencia para analizar la crisis.

El secretario de Estado, John Kerry, flanqueado por el ministro británico Boris Johnson por la derecha y el canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa por su izquierda, sembró dudas sobre la actitud de Rusia durante la tregua que terminó el lunes 19.

Kerry pidió a Rusia y Siria que detengan inmediatamente los vuelos sobre las zonas de guerra del país de Asia occidental, en lo que calificó como la última posibilidad de salvar el cese al fuego y encontrar una manera de "terminar con la matanza".

En una aparición inusualmente intensa emitida por televisión, Kerry dijo que el bombardeo de un convoy de ayuda en Siria generó "profundas dudas" sobre si Rusia y el régimen del presidente sirio Bashar al Assad "podían cumplir" las obligaciones de la tregua.

Kerry dijo que escuchar al canciller ruso Sergei Lavrov le hacía sentir que estaba viviendo en un "universo paralelo".

Mientras en Nueva York los políticos discutían, en el campo de batalla los rebeldes combatían a las fuerzas de Assad en los principales frentes cerca de Alepo y Hama. Los ataques aéreos provocaron la muerte de decenas de personas, incluyendo a cuatro médicos.

"Enfatizo esto a Rusia. Estados Unidos sigue creyendo que hay una salida que, aunque sea inestable, difícil e incierta, puede ser el camino más viable para terminar con la matanza", dijo Kerry.

El secretario de Estado destacó ante la ONU que si se permite a otros elegir el camino por nosotros, "la próxima vez que nos reunamos aquí vamos a estar enfrentando un Oriente Medio con aún más refugiados, con más muertos, con más desplazados, con más extremistas y más sufrimiento", agregó.

Kerry se burló de lo que describió como explicaciones rusas absurdas sobre un ataque a un convoy de ayuda ocurrido el lunes, un hecho que según Washington fue realizado por aviones de guerra rusos. A través de un comunicado, Moscú señaló que los camiones se habían "incendiado" y Lavrov pidió una investigación independiente sobre lo sucedido.

El secretario de Estado propuso ayer crear zonas de exclusión aérea en algunas "áreas claves" de Siria para permitir la distribución de ayudas humanitarias.

En tanto, Moscú adelantó la llegada en el Mediterráneo oriental de un portaviones para aumentar la capacidad al grupo naval ruso, mientras la ONU anunció que repartirá la ayuda humanitaria suspendida después de los ataques del lunes.

El Pentágono negó enérgicamente ayer miércoles la acusación rusa de que un dron Predator de la coalición encabezada por Estados Unidos estuviera volando sobre el convoy con ayuda humanitaria cuando éste fue destruido en Siria.

"Ninguna de nuestras aeronaves —identificadas o no identificadas, de Estados Unidos o de la coalición— estaban en las cercanías de Alepo cuando ocurrió el ataque contra el convoy humanitario", dijo el portavoz del Pentágono, capitán Jeff Davis.

Un funcionario estadounidense había dicho a la AFP que dos aviones de combate rusos SU-24 estaban operando en el área donde fue atacado el convoy, y uno de ellos estaba directamente encima del convoy cuando ocurrió el ataque.

En tanto, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Jean Marc Ayrault, pidió al Consejo de Seguridad de la ONU la adopción de sanciones contra autores de ataques con armas químicas en Siria, y propuso un mecanismo de vigilancia del cese del fuego.

"No se debe permitir que ningún crimen pase en silencio, aún a costo de una tregua. No hay paz si hay impunidad, y el Consejo de Seguridad debe actuar para condenar estos ataques y sancionar a sus autores", dijo el jefe de la diplomacia francesa.

En su discurso, Ayrault recordó que un informe de la ONU había establecido la responsabilidad del gobierno de Damasco en ataques con armas químicas en el norte de Siria en 2014 y 2015.

Y sin embargo, dijo Ayrault, ninguna propuesta de resolución sobre el tema llegó al Consejo de Seguridad para sancionar a Siria, debido al bloqueo ejercido por Rusia.

Al menos 42 personas fallecieron ayer al naufragar un barco con cientos de emigrantes a bordo frente a las costas de Egipto. Entre los fallecidos hay diez mujeres y dos menores. Las víctimas son de origen egipcio, sirio y de varios países africanos. En lo que va de año, unas 2.800 personas han muerto intentando llegar a Europa a través de la denominado ruta del Mediterráneo central, principalmente desde Libia.

El último pronunciamiento de Uruguay sobre Siria fue en enero, cuando presidió el Consejo de Seguridad de la ONU. "Realizamos un enérgico llamado a las partes a cumplir con sus obligaciones en materia de derechos humanos y derecho internacional humanitario", sostuvo el canciller Rodolfo Nin Novoa, y condenó el "uso del hambre como arma de combate, lo cual constituye a todas luces como crimen de guerra".

El acuerdo de alto el fuego en Siria entró en vigor el 12 de septiembre tras largas negociaciones en Ginebra entre Estados Unidos y Rusia. Una semana después, el ejército sirio declaró, el lunes 19, el fin de la tregua acusando a los rebeldes de violarla.

El ejército sirio se comprometió a respetar el alto el fuego, pero los grupos rebeldes jamás lo aceptaron formalmente. El texto del acuerdo nunca se hizo público, y ni el Consejo de Seguridad de la ONU obtuvieron el texto íntegro.

El acuerdo fue desestabilizado el fin de semana por los bombardeos contra Alepo y por los ataques de la coalición liderada por Estados Unidos contra el ejército sirio, que causaron la muerte a decenas de soldados. Además, se frenó la ayuda humanitaria.

Durante la semana sólo se produjeron tres entregas de ayuda humanitaria. La ayuda que debía llegar de Turquía para acudir en socorro de 250.000 personas en Alepo, no llegó a cruzar la frontera debido a la negativa de los beligerantes.

En los primeros días del alto el fuego, hubo una relativa calma.Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, hubo 27 civiles muertos en las zonas donde se aplicó la tregua, una cifra infinitamente menor que en tiempos de guerra.

Una tregua que entró en vigor en febrero, también auspiciada por Moscú y Washington, se desvaneció tras algunas semanas de relativa calma. "Los fracasos de las treguas (...) tienen un coste político", explicó a la AFP Emile Hokayem, analista internacional.

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