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Una semana decisiva para la crisis que sacude a Brasil

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La histórica manifestación sintetiza una opinión cada vez más extendida. Foto: Reuters
Demonstrators display inflatable dolls of Brazilian President Dilma Rousseff and former President Luiz Inacio Lula da Silva during a protest against Rousseff in front of the National Congress in Brasilia, Brazil, March 21, 2016. The twin congressional office towers show a laser message that reads "Impeachment". REUTERS/Adriano Machado
ADRIANO MACHADO/REUTERS

Aliados de Dilma deciden si se van del Gobierno, Justicia decide sobre Lula.

Mañana se inicia una semana clave para la aguda crisis brasileña. En el terreno netamente político, el principal aliado del Partido de los Trabajadores decidirá el martes en una reunión de su dirección nacional si permanece o no el gobierno. Su alejamiento podría resultar una estocada mortal para el ejecutivo de Dilma Rousseff y daría un impulso decisivo al juicio político con fines de destitución, ya en trámite en la comisión legislativa.

En términos judiciales, donde se decide la suerte del expresidente Luíz Inácio Lula da Silva, involucrado en el mayor escándalo de corrupción de la historia del país. Esta semana el Supremo Tribunal de Justicia tomó cartas en la investigación, con el objeto de examinar directamente las imputaciones contra Lula y quitándole al juez federal de Curitiba, Sergio Moro, su competencia en el caso Petrobras, una investigación que lleva tres años ya.

Una primera medida fue la de revocar la prisión preventiva a nueve integrantes de la empresa Odebrecht, la principal implicada en la trama de coimas de Petrobras.

El oficialismo ha impulsado movilizaciones callejeras, como para poner en claro su intención de resistir de ese modo los futuros embates.

Guerra y paz.

El presidente del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, Rui Falcao, afirmó ayer que la formación quiere "la paz" en medio de la grave crisis política que vive el país, pero advirtió que "no teme la guerra".

"Las manifestaciones mostraron lo siguiente: queremos la paz, pero no tememos la guerra", afirmó Falcao en un mensaje publicado en las redes sociales. En las últimas semanas Brasil ha sido epicentro de manifestaciones a favor y en contra del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, unas protestas que han reflejado la escalada de polarización política que se vive en las calles del país.

Falcao aseguró que el partido defenderá el "Estado Democrático de Derecho" y recalcó que "derribar" a Rousseff no garantizará la "estabilidad" en el país.

"Si creen que la estabilidad vendrá derribando a Dilma, están muy engañados. La estabilidad llegará con el fin del impeachment y la posibilidad de volver a crecer", añadió.

La mandataria está amenazada por un proceso de destitución parlamentaria que ha comenzado a ser tramitado por la Cámara de los Diputados, que en las próximas semanas deberá decidir si Rousseff es sometida o no al juicio político.

Para intentar esquivar este proceso Rousseff necesita el apoyo del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), hasta ahora el principal pilar de la coalición que sostiene a Rousseff, pero que cuenta con sectores disidentes que exigen el desembarque en el Gobierno.

El PMDB, que lidera el vicepresidente Michel Temer, tomará la decisión de permanecer en el Gobierno o no el próximo martes, cuando será realizada la reunión de directorio nacional.

En las redes sociales, Falcao también volvió a defender la designación de Lula como ministro, un nombramiento que fue suspendido por un magistrado del Supremo Tribunal de Brasil que consideró que el Gobierno estaba intentando obstruir la Justicia.

Rousseff alegó que necesitaba de la experiencia de Lula para enfrentar el intento de abrirle un juicio político con fines de destitución por unas supuestas irregularidades en los balances del Gobierno en los últimos años, pero la oposición insiste en que fue nombrado ministro para conseguir el fuero privilegiado. Tanto la mandataria como la primera línea del oficialismo ha insistido en la idea de que el juicio político tiene visos de un golpe de Estado. Estas aseveraciones han irritado al Poder Judicial, desde los magistrados del Supremo Tribunal para abajo quienes estos días declararon que el mecanismo de juicio político está previsto en la Constitución.

Lula, uno de los líderes más carismáticos de Brasil, es investigado en dos procesos por supuesta corrupción y la Fiscalía de Sao Paulo llegó a solicitar su prisión preventiva.

El presidente del PT aseguró que Lula tiene "la ficha (criminal) limpia", "por lo que no hay ninguna razón para no ser ministro". La Corte Suprema aún tendrá que pronunciarse sobre si mantiene la sentencia que suspendió el nombramiento de Lula como titular de la cartera de Presidencia.

"Lava jato".

La justicia revocó ayer la prisión temporal de nueve personas detenidas esta semana en una nueva fase de la Lava Jato, nombre de la mayor operación contra la corrupción en la historia de Brasil, y que investiga en esta etapa al grupo Odebrecht.

El juez Sergio Moro, que concentra las investigaciones del caso Petrobras, dejó en libertad a las nueves personas, ya que la prisión temporal decretada finalizaba ayer, aunque les impidió dejar el país.

De acuerdo con la decisión del juez, los investigados deberán entregar el pasaporte a la Justicia en un plazo de tres días.

Moro también informó de que mañana decidirá si remite al Supremo Tribunal de Brasil una lista encontrada en casa de un funcionario de la constructora en la que figuraban más de 200 políticos que habrían recibido donaciones para sus campañas políticas de parte de Odebrecht, aunque no se sabe si legales o ilegales.

La Fiscalía brasileña señaló esta semana que la compañía contaba con un departamento "profesional" exclusivo para el pago de sobornos, que usaba empleados de confianza y tenía un sistema electrónico propio.

Magistrado del STF sobre el "golpe de estado"

El decano del Supremo Tribunal de Justicia de Brasil, Celso de Mello, cuestionó el uso del término "golpe de Estado" en relación con el juicio político a la presidenta Rousseff. "He dicho que el juicio político no puede reducirse a un mero golpe de Estado porque el juicio político es una herramienta instalada en la Constitución se establecen normas básicas. Si se respetan estas normas , obviamente, el juicio político no puede ser considerado como un acto político de la voluntad política y la violencia", argumentó el veterano magistrado.

Lula dice que Lava Jato perjudica a la economía

El expresidente Luiz Inacio Lula da Silva levantó ampollas cuando el miércoles pasado advirtió que la gigantesca operación "Lava Jato" contra la corrupción paraliza a empresas esenciales para la economía brasileña, como Petrobras y las grandes cementeras. Pero más allá del aparente cinismo de las declaraciones de alguien que está en la mira del juez Sergio Moro, que hace dos años lanzó "Lava Jato", se trata de un asunto cada vez más discutido por analistas y economistas.

El propio Lula tuvo la precaución de citar como prueba un informe del FMI. En una reunión con sindicalistas en San Pablo, el extornero mecánico destacó que "esa operación de combate a la corrupción es una necesidad para el país", antes de preguntarse "si no es posible combatir la corrupción sin cerrar empresas (...) y sin causar desempleo, porque según el FMI, 2,5 % de la caída del PIB se deben al pánico creado en la sociedad brasileña". "Cuando todo esto termine, podrá haber mucha gente presa, pero también podrá haber millones de desempleados", remachó Lula, ante una audiencia quizás algo sorprendida de aplaudir las supuestas conclusiones de un informe del FMI. En enero pasado, el FMI agravó en 2,5 puntos porcentuales su previsión de la recesión de este año en Brasil, llevándola a -3,5%. El PIB brasileño ya se hundió un 3,8% en 2015. Y el desempleo, entre tanto, no cesa de aumentar: en febrero, se situó en 8,2% de la población activa, frente a un 5,8% un año antes.

El economista-jefe del organismo financiero multilateral, Maurice Obstfeld, atribuyó buena parte del empeoramiento de las perspectivas a la "configuración política" de Brasil, con "el inicio de los procedimientos de impeachment y el creciente alcance de las acusaciones de corrupción". Esos factores, prosiguió Obstfeld, "han socavado la confianza, como lo ha hecho el deterioro continuo de las perspectivas presupuestarias". AFP

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La histórica manifestación sintetiza una opinión cada vez más extendida. Foto: Reuters

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