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Segunda ola del coronavirus avanza en Europa; España evalúa toque de queda

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La figura del toque de queda no está especificada en la legislación española. Foto: Reuters

LA LUCHA CONTRA LA PANDEMIA

El conjunto de la Unión Europea (UE) y sus principales países asociados superaron ya los 5 millones de casos de COVID-19.

España puede seguir los pasos de Francia y decretar un toque de queda para frenar el avance de la segunda ola del COVID-19 en Europa. El toque de queda, que se ya se aplica en París y otras ocho grandes ciudades francesas, también está vigente en Bélgica y desde mañana jueves en la castigada región italiana de Lombardía.

El Gobierno español anunció ayer martes que estudia la posibilidad de imponer el toque de queda en todo el país.

España informó ayer martes 218 nuevas muertes y 13.873 contagios de COVID-19, con lo que el número de infecciones desde el inicio de la pandemia se acerca al millón (988.322) y la de fallecidos a los 34.210.

Madrid es la comunidad autónoma española que registra el mayor número de contagios nuevos (1.358), por delante de Aragón (713), País Vasco (613) y Navarra (578).

Esta última región supera ampliamente la incidencia acumulada en España en las últimas dos semanas (casos por cada 100.000 habitantes), que es de 322,94, mientras que la de Navarra se sitúa en 1.002,73 casos por 100.000 habitantes. Por esos números y por otros indicadores sanitarios, esta región autonomía del norte de España quedará a partir de mañana jueves bajo medidas de confinamiento, cerrará la hostelería y no se permitirá la salida o entrada de personas durante 14 días, excepto en los casos excepcionales establecidos por obligaciones laborales, servicios esenciales o de urgencia.

Hoy miércoles quedarán confinados perimetralmente los 175.000 habitantes de la ciudad de Burgos, en Castilla y León, región a la que pertenecen también Salamanca, León y Palencia, todas con limitaciones de movilidad desde la semana pasada.

Esta medida afecta ya a 6,3 millones de personas, 13,55% de la población española.

La figura del toque de queda no está especificada en la legislación española y reabre el debate jurídico sobre cómo aplicarlo y sobre la limitación de derechos fundamentales.

En cualquier caso, el ministro español de Sanidad, Salvador Illa, confirmó en rueda de prensa que esa posibilidad está sobra la mesa del Ejecutivo del socialista Pedro Sánchez.

Imponer un toque de queda en Madrid y posiblemente en otras ciudades requeriría decretar el estado de alarma.

El ministro recordó que cualquier estado de alarma que dure más de dos semanas requerirá el apoyo de algunos partidos de la oposición y actualmente hay uno en vigor para Madrid y alrededores que vence este viernes.

De momento, sólo se conoce que el gobierno regional de Madrid, encabezado por Isabel Díaz Ayuso (Partido Popular) evalúa solicitar al Gobierno central un toque de queda entre las 00.00 y las 06.00 horas, pero sin estado de alarma.

El Gobierno de España declaró el 9 de octubre un estado de alarma de dos semanas para imponer un confinamiento parcial en Madrid y sus alrededores, lo que significa que los residentes pueden salir de sus casas pero permanecer dentro de los límites de la ciudad.

El toque de queda se va convirtiendo poco a poco en el último bastión ante el confinamiento domiciliario, del que huyen todos los países para no paralizar la actividad económica, aunque Gales y en parte Irlanda ya han roto ese principio.

Los defensores del toque de queda le atribuyen el papel de dique para controlar fiestas privadas ilegales en domicilios o lugares frecuentados por los jóvenes.

Muchos expertos advierten, en cambio, de que el toque de queda no es ninguna panacea sin otras medidas restrictivas -algunas más drásticas que las actuales- que reduzcan los contactos sociales, sobre todo en etapas de expansión descontrolada.

Italia impondrá un toque de queda nocturno en dos de sus regiones más pobladas, Lombardía en el norte y Campania en el sur.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y el resto de autoridades del país no quieren ni oír hablar de un confinamiento general para aplacar una curva que no para de subir desde las últimas semanas y que crece sin freno con más de 10.000 infecciones diarias.

El conjunto de la Unión Europea (UE) y sus principales países asociados superaron ya los 5 millones de casos de COVID-19, según datos del Centro Europeo para Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).

Coronavirus en Francia. Foto: Reuters.
Coronavirus en Francia. Foto: Reuters.

De acuerdo con el cómputo actualizado ayer martes, entre los 27 miembros de la UE, más el Reino Unido, Noruega, Islandia y Liechtenstein suman ya 5.039.783 casos. A España le corresponde el primer lugar, con 988.322, seguida de Francia con 910.277, Reino Unido con 741.212, Italia con 423.578 y Alemania con 373.167.

El número de muertos en la región se sitúa en los 202.062, con el Reino Unido en el primer lugar (43.726 fallecidos), seguido de Italia (36.616), España (34.210), Francia (33.623) y Bélgica (10.443).

En términos de incidencia de contagios, calculada sobre 100.000 habitantes y en los últimos 14 días, el primer lugar lo ocupa la República Checa (905,1 casos), seguido de Bélgica (828), Holanda (553), Francia (426) y España (323).

Brasil con Sinovac y Oxford

Brasil incluirá la vacuna china Sinovac contra el COVID-19 en su programa nacional de inmunización, además de la de AstraZeneca y la Universidad de Oxford. Esto significa que la vacuna china llamada CoronaVac, que el estado de San Pablo esperaba proporcionar a sus residentes, también puede ser usada en todo el país. El gobierno federal ya tiene planes para comprar la vacuna que desarrollan AstraZeneca y la Universidad de Oxford y producirla en su centro de investigación biomédica FioCruz en Río de Janeiro, mientras que la vacuna china está siendo probada por el centro de investigación del San Pablo, el Instituto Butantan. El gobernador paulista, Joao Doria, dijo después de una reunión en el Ministerio de Salud que el gobierno federal acordó comprar 46 millones de dosis de la vacuna Sinovac. El programa nacional de vacunación podría comenzar en enero de 2021.

Inglés, el idioma en etiquetas.

Las etiquetas y los paquetes de las vacunas de COVID-19 deberán contener información sólo en inglés, según han acordado las autoridades reguladoras de la UE, lo que evitará unos requisitos multilingües que podrían retrasar la distribución de las vacunas por los países del bloque. Los fabricantes de vacunas han instado a la UE a suavizar las normas que les obligan a tener etiquetas en los 24 idiomas oficiales del bloque mientras dure la pandemia. El documento fue acordado a finales de septiembre y publicado la semana pasada en una página web poco visitada de la Comisión Europea. El documento dice que se podría omitir información si los países optan por etiquetas multilingües. Sin embargo, los fabricantes de vacunas siguen obligados a proporcionar prospectos en papel para cada dosis en los idiomas del país en el que se distribuirá la vacuna, dice el documento. Pero los prospectos podrían ofrecerse de forma separada.

Vacunas: Moderna y Pfizer, aprobación para diciembre
Voluntarios reciben la eficacia del coronavirus Moderna mRNA-1273 (COVE). Foto: AFP.

La farmacéutica Moderna espera saber si su vacuna contra el COVID-19 es efectiva en noviembre y pedir la aprobación de emergencia en Estados Unidos en diciembre.

En un foro organizado por el diario Wall Street Journal, el consejero delegado de Moderna, Stéphane Bancel, dijo que en noviembre tendrán datos preliminares de eficacia de su vacuna.

Una vez determinada la eficacia inicial de la vacuna contra el COVID-19, Moderna espera solicitar en diciembre la autorización de emergencia por parte de la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, con lo que podrá iniciar la distribución de las dosis.

Bancel reiteró que esperan poder producir 20 millones de dosis a finales de este año y 500 millones durante 2021, para lo que contarán con la empresa suiza Lonza y la española Rovi, en el proceso final de manufactura.

Los plazos dados por Moderna son similares a los de Pfizer, que espera conocer la eficacia de su vacuna en noviembre y tener datos suficientes para solicitar la autorización de la FDA a finales de ese mismo mes.

Tanto Pfizer, que desarrolla su vacuna junto con la alemana BioNTech, como Moderna han asegurado que sus ritmos vienen marcados por los resultados científicos y estándares de control de calidad y seguridad y no por presiones políticas.

Ambas farmacéuticas son parte de un programa del gobierno de Estados Unidos, dotado con miles de millones de dólares, para conseguir una vacuna contra el COVID-19 en tiempo récord.

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