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Santos y Uribe, el cara a cara más esperado en Colombia

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Ambos líderes se reunirán hoy por un nuevo acuerdo de paz con las FARC.

Hoy será un día clave para el futuro del acuerdo de paz en Colombia. En esta jornada se reunirán por primera vez en casi cinco años el presidente Juan Manuel Santos, la cara visible de la derrota del "Sí", y su más feroz opositor y artífice del triunfo del "No" en el plebiscito del domingo, el expresidente Álvaro Uribe. Y el lugar elegido para el encuentro cumple con toda las formalidades: la Casa de Nariño, sede de la Presidencia. Una hora antes, Santos recibirá al también expresidente Andrés Pastrana, el otro gran promotor del rechazo al pacto de paz sellado con las FARC.

Ambas citas serán privadas, señaló la Presidencia en un mensaje a periodistas.

"He invitado a @AndresPastranaí y @AlvaroUribeVel a dialogar este miércoles con ánimo constructivo en pro de la paz JuntosPorColombia", escribió en su cuenta en Twitter el jefe de Estado poco después de conocerse la noticia.

En el plebiscito del domingo, la opción del "No" (50,21%) se impuso a la del "Sí" (49,78%), con lo que el acuerdo tal como está estipulado no podrá ser implementado.

Ayer martes, Uribe se había mostrado abierto a reunirse con Santos, quien fuera su ministro de Defensa durante la mayor ofensiva contra las FARC y a quien considera un "traidor" por haber promovido el diálogo con la guerrilla.

La última reunión conocida entre Santos y Uribe fue el 10 de enero de 2011, en un almuerzo en la finca del expresidente en Rionegro, su bastión en el noroeste del país.

Para entonces, ya se desarrollaban conversaciones secretas entre las FARC y Santos, elegido por primera vez en 2010, antes de los diálogos de paz iniciados formalmente en noviembre de 2012 en Cuba. En Casa de Nariño, ambos se reunieron por última vez en octubre de 2010.

Pastrana y Santos sí se han encontrado varias veces. "Mañana (miércoles) tomaremos tinto (café) con el presidente @JuanManSantos en Palacio", tuiteó Pastrana, que promovió los Diálogos del Caguán, tercer intento fallido de alcanzar la paz con la guerrilla nacida en 1964 de una sublevación campesina.

"Él pelea conmigo".

Santos ha dicho no comprender por qué Uribe y Pastrana se oponen tan enconadamente al acuerdo con las FARC. Incluso, Uribe hizo un llamado de "resistencia civil" contra las negociaciones.

"No entiendo. Buscaron la paz desesperadamente. ¿Qué hace que dos personas que han sido los peores enemigos ahora estén juntos? ¿Será odio, envidia? Es una fuerza muy poderosa. Ojalá reflexionen, la puerta está abierta, siempre serán bienvenidos", indicó el mandatario en entrevista con AFP a principios de septiembre.

Varias veces y por diversos medios Santos ha invitado a Uribe a conversar sobre sus objeciones a las negociaciones con el grupo rebelde.

Pero el actual senador y jefe del partido Centro Democrático siempre ha declinado, a pesar del cordial encuentro público entre la primera dama, María Clemencia Rodríguez, y la esposa del expresidente, Lina Moreno, en un evento en abril de 2015, en el que ambas se abrazaron. Muchos afirman que la verdadera paz en Colombia llegará cuando finalmente Santos y Uribe hagan las paces.

"Eso quisiera. Yo no soy el que pelea con él, es él quien pelea conmigo. Si usted me invita a tomar un café con él esta misma tarde, yo voy gustoso. Pero le aseguro que es él el que le dice que no", señaló Santos.

Para la analista Angelika Rettberg, el encuentro significa que el proceso de paz desembarca en Colombia, "de la manera más tradicional, por medio de los partidos políticos y los pactos", pero "la reunión no significa que se salve".

"Uribe ahora tiene la sartén por el mango y verá cómo convertir su inesperada victoria en ventaja en las próximas elecciones presidenciales" de 2018, explicó Rettberg, directora de la maestría en Construcción de Paz de la Universidad de los Andes.

Uribe fija posición.

Uribe aseguró ayer que ante la compleja situación en la que se encuentra su país es urgente evitar la violencia.

"La gran urgencia del país es la garantía de que no haya violencia, en eso coincidimos todos", aseguró el exmandatario, que habló de los puntos que quiere que se modifiquen o introduzcan en el acuerdo de paz firmado con el grupo guerrillero FARC.

Uribe dijo que desde antes del plebiscito su partido sugirió 68 puntos a "corregir" en los acuerdos de paz y habló de los más "sustanciales".

En ese orden pidió "alivio judicial" para los militares y policías juzgados por actos del servicio "sin impunidad", sin aclarar en qué consistiría dicho bálsamo.

El acuerdo de paz contempla una jurisdicción especial donde los autores de delitos en el marco de la guerra revelen a los jueces sus crímenes, reparen a sus víctimas y a cambio reciban penas alternativas sin ir a la cárcel.

Uribe propuso una "amnistía" para los "5.700" guerrilleros de las FARC que no tienen procesos por delitos de lesa humanidad, y reiteró que los autores de crímenes de guerra deben pagar con cárcel, un tema al que el grupo guerrillero se opone. Reiteró su oposición a que los jefes guerrilleros puedan acceder a cargos de elección popular, como lo contempla el acuerdo de paz.

En tanto, la canciller colombiana, María Ángela Holguín, aseguró que la "decisión" de que se abra el acuerdo de paz depende de las FARC.

"La decisión de si se abren o no los acuerdos es más una decisión de las FARC", dijo.

Ministra de Educación, la primera baja del "No"

La ministra de Educación de Colombia, Gina Parody, se convirtió en la primera baja del gobierno de Juan Manuel Santos, tras la derrota del "Sí" en el plebiscito del domingo. Para la prensa colombiana, la renuncia de la ministra es la primera consecuencia del resultado del plebiscito, pues ella había tomado una licencia para hacer campaña por el "Sí", que a la postre fue derrotado en las urnas. La ahora exministra dijo que cumplió un "ciclo" en el que demostró que "la igualdad en Colombia sí es posible: la educación de calidad ha dejado de ser un privilegio de ricos". Parody introdujo en el ministerio temas vedados en la sociedad colombiana como los de identidad de género, que motivó movilizaciones de las iglesias y de los sectores que se oponen a ese tipo de discusiones. Algunos analistas locales sostienen que precisamente la discusión de ese tema afectó al gobierno y fue aprovechado con habilidad por sectores que supieron conectar la molestia que despertaban esos asuntos con el rechazo a los acuerdos con las FARC. (ANSA)

LA HORA DEL DIÁLOGOAFP Y ANSA&

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