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El retorno a la arena política del soldado de Néstor Kirchner

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Alberto Fernández encabezará la fórmula presidencial del kirchnerismo en las PASO. Foto: La Nación (GDA)

LA CAMPAÑA ELECTORAL ARGENTINA

Alberto Fernández, abogado, de 60 años, supera divergencias con Cristina.

A los 60 años, Alberto Fernández puede jactarse de acumular más de 20 bajo los focos de la primera línea de la política argentina. Fue kirchnerista antes de que el kirchnerismo existiera, fue de los primeros soldados de Néstor Kirchner y fue jefe de Gabinete de Cristina Kirchner, aunque apenas un año, hasta que estalló la guerra con el agro que los separó durante más de una década.

Graduado como abogado en la Universidad de Buenos Aires, de la que es profesor de Derecho, en los años ‘90 se especializó en seguros y fue negociador de Argentina en foros internacionales.

Pero antes de kirchnerista de la primera hora, kirchnerista de paladar negro, kirchnerista indiscutible (hasta que dejó de serlo), Alberto Fernández fue legislador porteño al lado de Domingo Cavallo.

Empezaba el siglo XXI. Además de ser legislador, Alberto ya integraba el “Grupo Calafate”, aquella mesa de génesis, porteña pero con aire patagónico, en la que también se sentaban Eduardo Valdés, Julio Bárbaro, Esteban Righi, Carlos Tomada y Kirchner, claro, en la que empezó a delinearse el proyecto de poder que dominó la Argentina durante 12 años y que hasta hoy sigue marcándole el ritmo.

Fernández asumió como jefe de Gabinete de Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003 y allí se quedó hasta mediados de 2008. Fue la cara más visible, el vocero de los gobiernos kirchneristas en todas las instancias: desde la pulverización de la mayoría automática de la Corte Suprema cuando Néstor llevaba menos de 10 días en el poder, pasando por el divorcio del kirchnerismo de Eduardo Duhalde un año más tarde y el pago al FMI en 2006, hasta el escándalo de los dólares de Antonini Wilson semanas después de que Cristina asumiera, la pelea con el Grupo Clarín, la resolución 125 y el conflicto con el campo que selló la ruptura.

Alejado.

Ya alejado del mundo kirchnerista, Alberto fue hombre de confianza y armador de Sergio Massa desde 2013 primero, y de Florencio Randazzo después, hace apenas dos años, cuando Cristina le negó la interna a su exministro del Interior, y terminó perdiendo la elección legislativa con Esteban Bullrich.

A los dos, que como él habían formado parte del primer kirchnerismo, los acompañó en sus proyectos contra el kirchnerismo.

Durante años fue uno de los críticos más feroces de sus exjefes. En realidad, solo de Cristina. Para Néstor siempre tuvo palabras de admiración. De hecho, formó parte de lo que alguien alguna vez bautizó, no sin cierta malicia, como “las viudas de Néstor”. De Cristina llegó a decir que durante su segundo mandato tuvo una “enorme distorsión” de la realidad, una “negación por momentos absurda” y que se dejó rodear por un “séquito de obedientes” que la aplaudían para sostener ese mundo de fantasía.

Néstor y Cristina Kirchner. Foto:AFP.
Néstor y Cristina Kirchner. Alberto Fernández trabajó para ambos. Foto:AFP.

Armador.

“Con Cristina el peronismo solo fue patético”, dijo en 2015 en una entrevista con Alejandro Fantino. Alberto se ocupó de alimentar la figura del crítico equilibrado, el “que la vivió de adentro” hasta ayer mismo, cuando Cristina ya le había ofrecido que fuera su candidato a presidente. “Las críticas que tuve para con el gobierno de Cristina las mantengo”, aseguró horas antes del anuncio.

Con sus vaivenes políticos a cuestas, sus “borocoteadas” se hubiera dicho en los primeros años de Néstor, Alberto Fernández es sobre todo un “armador”, esa figura en la que la política argentina deposita aptitudes varias: la mirada del estratega, el constructor, el “tipo que habla con todos” y sabe conciliar, pero también el encargado de hacer parte del “trabajo sucio”, de tender puentes con el establishment, de conseguir confianza y financiamiento para encarar una campaña y llevar adelante un gobierno, de ser la cara del jefe cuando el jefe no puede poner la suya.

La pelea a muerte con Cristina parecía irremediable. Pero nada en política lo es y la reconciliación llegó en diciembre del año pasado, una década después de que Alberto Fernández saliera eyectado de la Casa Rosada para no volver.

El reencuentro terminó de cristalizar con el lanzamiento de la fórmula presidencial que lo tiene como protagonista, anunciada por Cristina Kirchner. Como otras veces en el pasado, pero esta vez a la cabeza de la boleta que puede llevarlo a la cúspide. Esa que conoce como pocos, pero en la que nunca estuvo del todo.

Es capaz de convencer a indecisos

Cristina Fernández sorprendió otra vez a todos al anunciar que será candidata a la vicepresidencia.

La analista Mariel Fornoni, directora de la consultora M&F, argumenta a Efe que la jugada política de la expresidenta tiende a “amplificar su base dura de votantes con un candidato que podría parecer como más moderado”.

“Es una jugada de anticipación que los obliga a todos a reformular sus estrategias”, indica Fornoni.

Considera que Alberto Fernández cuenta con el aval de “haber sido mano derecha de Néstor Kirchner al salir de la crisis de 2001” y puede convencer a los indecisos, que siempre inclinan la balanza en Argentina y que pueden no ser kirchnerista, pero al mismo tiempo es crítico con el gobierno del presidente Mauricio Macri, que atraviesa una crisis con alta inflación.

“Dame 24 horas para pensar”, la respuesta inicial a Cristina
Cristina Fernández de Kirchner: Foto: Reuters

“¿Tenés algo que hacer después de las tres de la tarde?”. Alberto Fernández estaba dando clases en la Facultad de Derecho de la UBA cuando recibió la llamada de Cristina Kirchner, el miércoles a la mañana. “Vení a verme, así charlamos”, le dijo ella sin anticiparle el motivo de la convocatoria. Le hizo la propuesta a la noche, en una charla a solas, en su departamento ubicado en Uruguay y Juncal.

“En este momento no se necesita a alguien como yo, que divide. Vos te llevás bien con todo el mundo, hablás con todo el mundo y todos te quieren”, argumentó Cristina. “Dame 24 horas para pensarlo”, respondió su exjefe de Gabinete, impactado por la novedad. En los entornos de él y de ella juran que no lo habían hablado antes, ni siquiera en calidad de hipótesis lejana. La decisión la tomó Cristina y, antes de que hiciera el anuncio, solo estaban al tanto un puñado de dirigentes: Máximo Kirchner , Oscar Parrilli , Eduardo “Wado” De Pedro , Andrés Larroque y Axel Kicillof .

La Cámpora apoyó la decisión de Cristina sin reparos. “Es el candidato ideal para un gobierno de transición. Él fue jefe de campaña de Randazzo [Florencio] y de Massa [Sergio]. Es una fórmula que reconstruye el espacio con el que gobernamos el país”, dijo un dirigente de la agrupación horas después del anuncio.

Por cuestiones operativas, también se enteraron el cineasta Tristán Bauer, responsable del video que difundió Cristina en las redes sociales, y un grupo de integrantes del equipo de comunicación del Instituto Patria. Todo se resolvió en menos de 48 horas. Pese a que estaba todo definido desde el jueves, Alberto Fernández no dio indicios hasta el viernes al mediodía, en la reunión que compartió con intendentes del conurbano, en Lomas de Zamora. Cristina tampoco lo habló con los precandidatos de su espacio, Agustín Rossi, Felipe Solá y Daniel Scioli. No se lo contó a los gobernadores ni al presidente del PJ, José Luis Gioja. La sorpresa fue absoluta. (Fuente: La Nación)

Busca tener una alianza ganadora

“El perfil de (Alberto) Fernández es negociador, pluralista, dialoguista”, consideró el analista político Ricardo Rouvier en diálogo con Reuters.

Si bien Cristina Fernández encabeza la mayor parte de los sondeos de cara a los comicios presidenciales, muchos analistas sostienen que el rechazo social a su estilo intransigente le dificultaría superar a Macri en una eventual segunda vuelta.

“Es una decisión estratégica de Cristina de hacer el último esfuerzo de tratar de armar una alianza electoral ganadora y mostrarse de una manera más moderada y ablandada”, agregó Rouvier, en alusión al rechazo que la figura de Crsitina Fernández genera en los mercados financieros.

“Alberto Fernández no es un político electoralista. Alberto es un operador (negociador) en las sombras”, lo caracterizó, por su parte, una fuente del peronismo que conoce al exfuncionario. (Fuente: Reuters)

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