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Resurgió el temor, pero Grecia no se irá del euro

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Alexis Tsipras, del partido de la izquierda de Syriza, es el favorito en las elecciones griegas. Foto: Reuters.
Alexis Tsipras, opposition leader and head of radical leftist Syriza party, leaves the parliament building after the last round of a presidential vote in Athens December 29, 2014. Greek Prime Minister Antonis Samaras said he would propose holding an early national election on Jan. 25 after parliament rejected his nominee for president. REUTERS/Alkis konstantinidis (GREECE - Tags: POLITICS ELECTIONS TPX IMAGES OF THE DAY)
ALKIS KONSTANTINIDIS/REUTERS

Amedida que una campaña electoral cáustica en Grecia reaviva los temores de que ese país pueda abandonar el euro, las autoridades europeas siguen una línea de creciente dureza hacia Atenas, indicando que quieren mantener a Grecia en la moneda única, aunque no a cualquier costo.

Los líderes europeos han dedicado su tiempo, desde la última crisis política aguda en Grecia, en 2012, a construir muros de contención contra el tipo de contagio financiero que sacudió al continente anteriormente, en tanto sus severas advertencias, en gran medida, reflejan su confianza en que la eurozona sobreviviría a una eventual salida de Grecia.

Pero, la agitación en Grecia demuestra su potencial para estremecer los mercados financieros, agregando una intempestiva rociadura de angustia a un montón de factotres externos que ayudan a empujar al euro hacia el punto más bahjo en nueve años en relación con el dólar.

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Ante la consternación evidente de las autoridades europeas y de los mercados internacionales, el líder por estrecho margen para las elecciones presidenciales del domingo 25 de enero en Grecia, parece ser Alexis Tsipras, quien encabeza el partido izquierdista Syriza.

Si bien Tsipras ha dejado en claro que le gustaría mantener a Grecia en la eurozona, también ha prometido repudiar parte de la deuda del país, derogar las medidas de austeridad reuqeridas por los acreedores internacionales de Grecia, y renegocar los acuerdos con estos, que han permtido a Grecia el acceso a miles de millones de dólares de asistencia.

Carga.

Cumplir esas promesas podría costarle a los acreedores de Grecia y a los contribuyentes europeos, decenas de miles de millones de dólares, especialmente si los mercados financieros sufrieran la tensión de la incertidumbre.

Las posibilidades, otra vez, suscitan un interrogante existencial a los líderes europeos: ¿Qué costo están dispuestos a sobrellevar para mantener a Grecia en la eurozona? Por ahora, la respuesta se ha traducido en una línea dura, particularmente de parte de los alemanes de mentalidad austera.

Hace dos semanas, el ministro de Economía de Alemania, Sigmar Gabriel, dijo que Europa no aceptaría socavar la estabilidad que ha retornado a la eurozona en los últimos dos años. "No somos vulnerables al chantaje", dijo en una entrevista con el diario alemán Hannoversche Allgemeine. "Esperamos que el gobierno griego —sin perjuicio de quién lo forme— respete los acuerdos hechos con la Unión Europea".

El ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schäuble, advirtió a Grecia que no se aparte de las reformas económicas, al indicar que "si sigue otro camino, tendrá dificultades. Un gobierno nuevo deberá ajustarse a los acuerdos que hizo su antecesor".

En un reconocimiento de la delicada situación, las autoridades alemanas se desligaron rápidamente, hace dos semanas, de un informe de la revista Der Spiegel que sugirió que la canciller Angela Merkel y Schäuble creen que la eurozona puede arreglárselas si Grecia abandona el euro y retorna al dracma, su moneda original.

Un vocero del gobierno negó que hubiera planes de contingencia para esa eventualidad e insistió que Alemania quiere que Grecia permanezca en la eurozona.

Asimismo, las autoridades en Bruselas enfatizaron que la calidad de miembro del bloque del euro es irrevocable, aunque dejaron abierto el margen que tendría Grecia para renegociar los términos de su rescate, después de las elecciones.

Enfoque.

"El euro está aquí para quedarse", indicó la vocera de la Comisión Europea, Annika Breidthardt.

A su vez, el líder del grupo Liberal en el Parlamento Europeo, Guy Verhofstadt calificó la idea de una salida de Grecia de la eurozona de tontería, no solo porque la mayoría de los griegos no quiere abandonar el euro, sino también porque los contribuyentes europeos terminarían perdiendo miles de millones de euros que Grecia les adeuda. "En lugar de hablar de la salida de Grecia, deberíamos enfocarnos en resolver el problema de inversiones que enfrentan Grecia y otros países", señaló Verhofstadt.

Mientras, Tsipras ha suavizado el lenguaje incendiario que utilizó durante las elecciones nacionales de 2012, cuando amenazó hacer trizas el acuerdo de rescate de Grecia y declarar la cesasión de pagos. Insiste que no quiere que Grecia abandone la eurozona.

Pero, en actos de su campaña electoral, señaló que "las medidas de austeridad son irracionales y destructoras". Asimismo, indicó que "para pagar la deuda, se necesita una reestructura audaz".

El lunes, pasado, el primer ministro Antonis Samaras, a quien muchios griegos culpan por aplicar un duro plan de austeridad que ha profundizado la recesión, lanzó su movilización electoral con una clara advertencia de que un triunfo de Tsipras llevaría a Grecia cesar los pagos y a salir del euro.

Tsipras desdeñó esos argumentos y respondió que es una estrategia para asustar a los ciudadanos.

Syriza, el partido de Tsipras, sigue liderando en intención de voto. La encuesta de Rass otoroga a Syriza el 30,2% de los votos, mientras Nueva Democracia obtiene 27,2%. El tercer lugar es para el partido de centro izquierda To Potami con 5,8%, en tanto los neonazis de Amanecer Dorado logran 4,8%.

La elección podría dar un gobierno frágil

Sin duda, la mayoría de los gobiernos de la Unión Europea (UE) prefiere tener que tratar con el primer ministro conservador, Antonis Samaras, de 63 años, que con el líder de la izquierda, Alexis Tsipras, de 40 años, debido a que el actual gobernante ha impulsado el lento aunque sostenido cumplimiento de las reformas que quieren los acreedores de Grecia, con el costo político de provocar la ira de muchos griegos que estiman que la austeridad devastó sus vidas.

Samaras también mejoró las cifras financieras globales de Grecia lo suficiente para retornar a los mercados internacionales de crédito el año pasado.

Los empresarios griegos han informado que las inversiones extranjeras casi se han frenado debido a la incertidumbre generada por las elecciones, en tanto la Bolsa de Valores de Atenas ha perdido miles de millones de euros.

Tsipras continúa liderando la preferencia de voto por tres puntos porcentuales sobre Samaras, en las encuestas nacionales, pero no existe la certeza de que el partido Syriza pueda conquistar suficientes bancas en el Parlamento para tener una mayoría sólida. Si eso ocurriera, Tsipras se vería obligado a formar un gobierno de coalición frágil, suscitando interrogantes respecto de su capacidad para cumplir sus promesas de campaña electoral.

La encuesta del instituto Rass sitúa el número de votantes indecisos en 13,2%, lo que señala una disminución, debido a que en el sondeo anterior llegó a 15,2%.

La mayoría de los observadores espera que Grecia, gobernada por Tsipras, permanezca en la eurozona y que el nuevo gobierno llegue a un acuerdo con los acreedores europeos.

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Alexis Tsipras, del partido de la izquierda de Syriza, es el favorito en las elecciones griegas. Foto: Reuters.

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