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El régimen de Daniel Ortega recrudece la represión contra la Iglesia católica

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El obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez. Foto: AFP.
Ponzetto, Fernando

NICARAGUA

Arrestó al de obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, que estaba sitiado en su curia desde hace dos semanas.

En su afán por controlarlo todo en Nicaragua, el régimen deDaniel Ortega no se detiene ni ante la Iglesia católica. En la madruga de este viernes, la policía detuvo al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, por estos días el principal azote de Ortega. El obispo fue trasladado a su residencia familiar en Managua donde permanece privado de libertad.

Una vez en la capital nicaragüense, a Álvarez le dejaron ver a su familia y al cardenal y arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes. El cardenal observó que la condición física de Álvarez “está desmejorada” pero que su “ánimo y espíritu están fuertes”, según un comunicado de la Arquidiócesis de Managua.

Contradiciendo la versión de la policía, Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), dijo que la intervención de los uniformados en la curia se produjo “con violencia”.

La propia diócesis de Matagalpa alertó en la madrugada del ingreso de la policía a la residencia del obispo. “SOS. Urgente. En estos momentos la Policía Nacional ha ingresado a la Curia Episcopal de nuestra Diócesis de Matagalpa”, publicó en su cuenta de Facebook.

La Policía dijo que tomó la decisión de arrestar a Álvarez debido a que persistía en sus actividades “desestabilizadoras y provocadoras”.

Los cinco sacerdotes, dos seminaristas y un laico que permanecían con Álvarez en la curia también fueron llevados a Managua. Todos están bajo investigación en la Dirección de Auxilio Judicial, un centro de detención conocido como El Chipote.

El arresto de Álvarez desató una ola de repudios. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se mostró “muy preocupado por el grave cierre del espacio civil y democrático en Nicaragua, y por recientes acciones contra organizaciones de la sociedad civil, incluidas las de la Iglesia católica”, dijo su portavoz Farhan Haq en la sede de ONU en Nueva York.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro también condenó la detención de Álvarez y demandó su liberación y la de todos los presos políticos

El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), dijo en Twitter que la policía “irrumpió en la casa cural llevándose con rumbo desconocido a monseñor Rolando Álvarez, junto con otras ocho personas, entre ellas sacerdotes”.

El obispo nicaragüense Silvio Báez condenó desde Miami a través de Twitter lo que llamó “el secuestro nocturno” de Álvarez.

Y la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) invitó a orar por el obispo.

El Vaticano no se había pronunciado hasta anoche.

Álvarez, 55 años, estaba sitiado en la curia de Matagalpa por la policía desde el 4 de agosto, acusado de “organizar grupos violentos” e incitar al “odio” para “desestabilizar al Estado de Nicaragua”, después de que el obispo denunciara el cierre por parte del régimen de cinco emisoras católicas y reclamara a Ortega respeto a la libertad religiosa.

La situación con el obispo ocurre en medio de roces de la Iglesia con Ortega desde las manifestaciones de 2018. La Iglesia intentó mediar entre el régimen y la oposición. Ortega reprochó a los obispos haber acogido una propuesta opositora que buscaba resolver la crisis adelantando los comicios del 2021 para recortar su período presidencial.

Desde entonces, las relaciones han ido en deterioro. Este año hubo cierre de medios católicos, entre ellos el canal de la Conferencia Episcopal, y la reciente detención del sacerdote Oscar Benavídez, sin que se conozcan las razones.

También se ilegalizó a la Asociación Misioneras de la Caridad, de la orden de la madre Teresa de Calcuta, que abandonó el país en julio. En marzo ya había sido expulsado al nuncio apostólico, Waldemar Sommertag, quien participó en 2019 en las negociaciones entre gobierno y oposición. (AFP, EFE)

Álvarez, el obispo que desafía a Ortega

Rolando Álvarez (55) se convirtió ayer viernes en el primer obispo nicaragüense en ser arrestado por el régimen de Daniel Ortega. Álvarez acostumbraba impartir misa montado a caballo o en una embarcación improvisada con troncos en las montañas del norte de Nicaragua. También se lanzaba con su sotana en patineta, bailaba cumbia o jugaba al fútbol. Pero cuando tenía que ponerse serio, Álvarez, bachiller en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense en Roma, licenciado en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana y máster en Doctrina Social en la Iglesia por la Universidad Pontificia de Salamanca, fruncía el ceño. En 2015, ante el malestar de los pobladores del municipio de Rancho Grande, el obispo encabezó una de las manifestaciones más grande en contra de un proyecto minero, cuya cancelación fue considerada como una derrota de Ortega. El obispo tuvo reconocimiento nacional con el estallido popular en abril de 2018. Álvarez abrió las puertas de las parroquias para que los manifestantes se refugiaran de la denominada “Operación Limpieza”.

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