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Reabrió el hotel Ritz, "prisión 5 estrellas" de príncipes saudí

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Hotel Ritz-Carlton: una prisión de lujo, pero sin Internet. Foto: AFP
A picture taken on February 11, 2018 shows the main entrance of the Ritz Carlton hotel in the Saudi capital Riyadh following its reopening for business, three months after it became a holding place for princes and ministers detained in the biggest anti-graft purge of the kingdom's elite in its modern history. The luxury hotel had been closed for business since the unprecedented probe was launched on November 4 by Crown Prince Mohammed bin Salman, who has tightened his grip on power since his shock appointment as heir to the throne last June. / AFP / FAYEZ NURELDINE SAUDI-POLITICS-ROYALS
FAYEZ NURELDINE/AFP

ARABIA SAUDITA

Desde noviembre alojó a 493 “presos” miembros de la elite.

Estatuas de bronce de caballos encabritados adornan el hall de entrada, en tanto los clientes occidentales se arremolinan ante un suntuoso bufete. Es el Ritz-Carlton de Riad, lujoso hotel que luce exactamente como fuera antes de servir de "prisión 5 estrellas" a la élite saudí. Este palacio de 493 habitaciones reabrió el domingo, tres meses después de su cierre al público. Sus primeros clientes estaban curiosos de hallar señales del encarcelamiento entre sus muros de decenas de príncipes, ministros y empresarios, en el marco de una purga anticorrupción.

"La única diferencia es que las puertas de entrada están abiertas" asegura a los clientes un empleado.

Muchos de los 381 sospechosos que pasaron por el hotel, entre ellos el multimillonario príncipe Al Walid ben Talal, fueron liberados tras llegar a "acuerdos" financieros con las autoridades. Entre los demás detenidos de alto rango figuraban el exjefe de la Guardia Nacional, el príncipe Miteb ben Abdalá, el magnate de la construcción Bakr bin Laden, o el de la prensa, Walid al Ibrahim,director del imperio televisivo saudí MBC.

Según socios comerciales de los sospechosos, cada detenido tenía una habitación con televisión pero sin acceso a internet o a teléfono. También fueron retirados objetos cortantes o los cordones de las cortinas para impedir intentos de suicidio.

Según el sitio internet del hotel, los detenidos más destacados residieron en suites reales, que incluyen una habitación, una cocina, un comedor y un salón.

El costo mínimo de una noche en este hotel cuesta 480 dólares.

El personal parece hacer recibido la instrucción de no hablar a los periodistas sobre el ambiente reinante durante la purga lanzada por el poderoso príncipe heredero Mohamed ben Salman.

Cuando se pregunta a un empleado cómo la represión afectó a la imagen de marca del hotel —llamado por muchos "prisión dorada"—, éste elude responder, pues el tema es "muy sensible".

Entre los escasos clientes figuran hombres de negocio extranjeros que se vieron obligados a buscar otros hoteles la noche del 4 de noviembre, cuando el Ritz-Carlton fue requisado.

El gobierno no reveló los nombres de todos los 381 sospechosos que estuvieron "presos" allí, ni los cargos que se les imputaba, ni la naturaleza de los "arreglos" financieros, lo que no ha dejado de alarmar a los inversores extranjeros. Pero los partidarios de la purga consideran que ha alcanzado su objetivo, a saber, provocar un "cambio de comportamiento" en la élite, considerada como la encarnación viva de la corrupción.

La "represión" también ha incitado a los saudíes a sumarse al programa de reformas del príncipe Mohamed, "Visión 2030", destinado a reducir la dependencia del país respecto al petróleo, estima un diplomático occidental, según el cual "el miedo es más fuerte que el resentimiento".

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