ARGENTINA
El primer juicio oral a un gobierno K continuará el lunes; prevén se extenderá todo el año.
Tres horas duró la audiencia inicial del primer juicio oral a Cristina Fernández de Kirchner por una de las causas por corrupción que tiene abiertas ante la Justicia argentina. Además de la expresidenta, hay otros 12 imputados, entre ellos el exministro de Planificación Julio de Vido, el exsecretario de Obras Públicas José López y el empresario Lázaro Báez, los tres ya presos.
López -detenido en 2016 cuando fue sorprendido in fraganti tratando de esconder casi 9 millones de dólares en un convento-, estuvo apartado de los otros acusados por ser “imputado arrepentido”.
Ayer escucharon los cargos y el lunes continuará la audiencia, aunque no necesariamente con la presencia de todos ellos.
El juicio oral que se abrió ayer es por las presuntas concesiones irregulares de 52 obras públicas viales en la provincia de Santa Cruz, por unos 1.000 millones de dólares, al grupo Austral, propiedad de Báez.
Unos 160 testigos serán llamados a declarar. El juicio cobra especial relevancia al comenzar apenas días después de que Cristina, actual senadora, anunciara su candidatura a la vicepresidencia acompañando a quien fuera su jefe de Gabinete, Alberto Fernández, para las elecciones de octubre próximo.
La Fiscalía apunta a que tanto Néstor como Cristina Kirchner fueron “jefes” de una “asociación delictiva” destinada a apoderarse “de millonarios fondos públicos”.
“Para lograr sustraer los fondos del Estado, los miembros de esta asociación, entre otros planes delictivos, escogieron a la obra pública vial como uno de los medios propicios para obtener el dinero del Tesoro nacional y convirtieron en empresario de la construcción a Lázaro Báez, a quien habrían de enriquecer a lo largo de 12 años a expensas del interés de la sociedad”, leyó el secretario del tribunal. “Esta asociación delictiva funcionó en forma estable y permanente dentro de la estructura administrativa estatal y a través de la instauración de una ingeniería societaria creada y ampliada para los fines buscados”, dice la acusación.
“La integración de esta organización criminal tuvo como jefes a los exprimeros mandatarios Néstor Carlos Kirchner y Cristina Elizabeth Fernández”, se leyó. Y como “organizadores” a De Vido, López y el exsubsecretario de Coordinación de Obra Pública Carlos Kirchner, primo de Néstor Kirchner. También al “amigo personal y socio comercial” de los expresidentes, Lázaro Báez, entre otros.
Si bien Cristina no habló públicamente, y solo se la vio sentada junto a su abogado Carlos Beraldi -a veces riendo y mirando su teléfono móvil-, horas antes de la sesión afirmó en Twitter que el juicio es un “nuevo acto de persecución” con el que se busca montar una “cortina de humo” para “distraer” de la crisis económica del país. En su opinión, el “único objetivo” era colocarla en el banquillo de los acusados “en plena campaña presidencial”, algo que fue negado por el ministro de Justicia, Germán Garavano.
“Lo que dice Cristina Fernández no es cierto, ella forma parte de un proceso que empezó y llega a una etapa que tiene la posibilidad de defensa, el fiscal deberá probar que las personas acusadas cometieron delitos, son todos jueces designados durante su gestión”, dijo Garavano.
Aunque el caso se inició en 2008 a raíz de una denuncia formulada por, entre otros, la actual diputada oficialista Elisa Carrió, tomó impulso en 2016 después de que la Dirección de Vialidad Nacional del Gobierno de Mauricio Macri denunciara que se encontró una “maquinaria” que establecía sobreprecios del 50% de media durante el kirchnerismo.
Este juicio oral encuentra a Cristina en plena campaña electoral: el 11 de agosto tendrán lugar las PASO, internas para definir las fórmulas para las presidenciales del 27 de octubre; de ser necesario, el 24 de noviembre habrá un balotaje.
Cristina encabezaba los sondeos sobre intención de voto hasta el sábado, cuando anunció que secundará a Alberto Fernández en la fórmula.
De ser hallada culpable de liderar una asociación ilícita que defraudó en millones al Estado, Cristina podría recibir una condena de hasta 10 años. Se espera que el juicio se prolongue al menos por un año.
Sin embargo, Cristina mantendría sus fueros como vicepresidenta en caso de que se imponga en los comicios generales, lo que obligaría a someterla a un intrincado juicio político para que fuera a prisión.
La expresidenta, de 66 años, tiene doce causas abiertas por presunta corrupción y cinco pedidos de prisión preventiva, de la que está exenta por sus fueros parlamentarios. También se han embargado sus cuentas.
La acusación más grave que pesa sobre ella es la mencionada en la causa conocida como “Los cuadernos de la corrupción”, que investiga supuestos sobornos de empresarios por más de 160 millones de dólares en maletines llenos de dinero en efectivo.
Cristina también aguarda a que se fije la fecha de otro juicio en el que está acusada de lavado de dinero junto a sus hijos Máximo, diputado, y Florencia, cineasta.
El Juicio oral a Cristina Kirchner
Qué dice Cristina: Horas antes de la sesión de ayer, la ex presidenta afirmó en Twitter que el juicio es un “nuevo acto de persecución” con el que se busca montar una “cortina de humo” para “distraer” de la crisis económica del país. En su opinión, el “único objetivo” era colocarla en el banquillo de los acusados “en plena campaña presidencial”.
Quiénes son los acusados: Además de Cristina Kirchner, están acusados el exminsitro de Planificación Julio De Vido, el exsecretario de Obras Públicas José López, el exsubsecretario de Coordinación de Obra Publica Carlos Kirchner, primo del expresidente Nestor Kirchner, el extitular de Vialidad Nélson Periotti y el empresario Lázaro Báez, entre otros.
Qué dice la fiscalía: Néstor y Cristina Kirchner fueron “jefes” de una “asociación delictiva”, que escogió “a la obra pública vial como uno de los medios para obtener el dinero del Tesoro y convirtieron en empresario de la construcción a Lázaro Báez, a quien habrían de enriquecer a lo largo de 12 años a expensas del interés de la sociedad”.
Cómo sigue el juicio: Luego de la lectura de los cargos ayer, en una sesión que duró tres horas, el lunes retomarán las audiencia, aunque no necesariamente con la presencia de todos los acusados. Está prevista la comparecencia de unos 160 testigos. Se estima que el juicio se extenderá hasta noviembre, un mes después de las elecciones.
En tercera fila y con su propio vaso
Cristina Krichner fue la última en llegar y la primera en retirarse. Durante las tres horas que duró la audiencia, la expresidenta, ubicada en la cuarta fila -tercera de imputados- mantuvo la discreción y únicamente estuvo contacto con su abogado, Carlos Beraldi. Decenas de exfuncionarios de su gobierno y de dirigentes políticos del kirchnerismo fueron a darle apoyo.
Cristina procuró sentarse lo más lejos posible de los demás imputados y entonces quedó separada por dos filas de Lázaro Báez, Julio De Vido y Carlos Kirchner. Báez y De Vido estuvieron uno al lado del otro. En esa misma fila estuvo ubicado Carlos Kirchner, primo de Néstor Kirchner y exsubsecretario de Coordinación de Obra Pública. Ellos son los tres imputados que se encuentran detenidos, además de José López, hoy en el Régimen de Protección de Testigos. Precisamente, López, recordado por intentar esconder bolsos con casi 9 millones de dólares en un convento, fue el único de los imputados que estuvo apartado de los demás.
Apenas ingresó a la sala de audiencias, Cristina pidió que se encendiera el aire acondicionado, y varios abogados se sumaron al pedido. Primero se encendió -por error- la calefacción, lo cual motivó quejas de parte de varios de los presentes en la sala AMIA.
La expresidenta escuchó la lectura del requerimiento de elevación a juicio y lo siguió con su mirada desde el celular. Intercambió comentarios con su abogado, Carlos Beraldi, quien estuvo ubicado a su lado durante toda la audiencia, y cuando se mencionó, durante la lectura, a Elisa Carrió como una de las personas que aportó prueba para este expediente, Cristina se rió.
También emitió un gesto irónico cuando se la mencionó como jefa de la asociación ilícita investigada. Mientras los imputados y las defensas tomaron agua en vasos de telgopor, la expresidenta llevó su propio vaso de vidrio.Cuando finalizó la audiencia, Cristina se dejó rodear por la marea de dirigentes que asistió a apoyarla y que permaneció, durante las tres horas, en la sala para el público en el subsuelo de los tribunales de Comodoro Py.
Los incondicionales K y un cruce con el juez
Entre quienes fueron ayer a la audiencia en apoyo a Cristina Kirchner, estaban el exdirector de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Oscar Parrilli y el exministro de Trabajo Carlos Tomada. También los diputado Axel Kicillof y Jorge Taiana. De La Cámpora asistieron Eduardo “Wado” De Pedro, Andrés el “Cuervo” Larroque y Mayra Mendoza. Además de los políticos, concurrió el periodista Horacio Verbitsky, y la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.
La audiencia comenzó a las 12:15, y antes de la lectura de las acusaciones, el abogado de Julio De Vido, Maximiliano Rusconi, quiso hacer un planteo de nulidad. Esto motivó un cruce entre él y el presidente del tribunal, Jorge Gorini. Cuando finalizó la audiencia y el Tribunal dictó un cuarto intermedio hasta el lunes, Rusconi intentó nuevamente hacer su planteo, pero reaccionó furioso ante la negativa del juez. Cuando salió de la sala de audiencias habló con los medios y dijo: “El Estado de Derecho está destruido”.
En tanto Alberto Fernández, que encabezará la fórmula que llevará a Cristina de vice, aseguró que la ex presidenta logrará “probar su inocencia” durante el primer juicio oral por corrupción. “Cristina va a poder probar que la imputación es falsa. Es un disparate que esté involucrada en esta causa”, afirmó en TN. Fernández no quiso hablar sobre la situación de los otros imputados.