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Putin, exaltación patriótica como cierre de la campaña electoral

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El presidente ruso encabezó los actos en la Plaza Roja, que incluyó un gran desfile militar. Foto: AFP

RUSIA

El acto en la Plaza Roja le sirvió a Putin como cierre de campaña para el referéndum de reforma constitucional que habilitaría su reelección hasta el año 2036.

Todo estaba fríamente programado como en las grandes paradas militares en los años de esplendor de la desaparecida Unión Soviética. Ayer miércoles la Plaza Roja de Moscú volvió a vestir de fiesta, esta vez para que el presidente Vladimir Putin pase revista a un impresionante desfile militar para celebrar el 75 aniversario de la victoria ante los nazis en la Segunda Guerra Mundial.

Pero el acto en la Plaza Roja también le sirvió a Putin como cierre de campaña para el referéndum de reforma constitucional que habilitaría su reelección hasta el año 2036.

Será una semana de votación: las mesas abrirán hoy jueves 25 y hasta el 1 de julio, fecha oficial del referéndum. Se hizo así para evitar las colas por el COVID-19.

Putin observó cómo pasaban lanzadores de misiles balísticos intercontinentales, bombarderos con capacidad nuclear volaban por encima de la ciudad y columnas de tanques y más de 14.000 tropas, incluyendo algunas de aliados como China, que desfilaron bajo un sol ardiente. Algunos de los aviones que volaron ayer sobre la Plaza Roja participan en la guerra en Siria.

Este desfile estaba previsto para el 9 de mayo, pero se pospuso para ahora debido al brote de coronavirus. Grupos de voluntarios entregaron máscaras y guantes a quienes llegaron a la Plaza Roja y les ordenaron sentarse a dos asientos de distancia. Putin no llevaba máscara, pero la gente a su alrededor se había sometido a pruebas de detección del coronavirus, incluyendo veteranos que estuvieron en cuarentena en un centro turístico en las afueras de Moscú.

Putin adoptó un tono conciliador hacia Occidente, a pesar de que se quejó de antemano de lo que llamó intentos de algunos países europeos de reescribir la historia.

“Cuesta incluso imaginar cómo habría sido el mundo si el Ejército Rojo no hubiera salido a defenderlo”, proclamó Putin, dando comienzo al desfile.

Los soldados soviéticos “liberaron los países de Europa de los invasores, pusieron fin a la tragedia del Holocausto, y salvaron del nazismo, esa ideología mortal, al pueblo de Alemania”, agregó ante sus tropas en uniformes ceremoniales.

Vladimir Putin con un traje protector. Foto: AFP
Vladimir Putin con un traje protector. Foto: AFP

En su discurso, Putin evitó sus acusaciones contra los países occidentales, pese a que la semana pasada se quejó del “revisionismo” histórico antirruso. También pidió unidad a la comunidad internacional para enfrentar los desafíos actuales, insistiendo en la importancia de “la amistad, la confianza entre los pueblos” y de un “diálogo y una cooperación sobre las cuestiones actuales”.

Ningún presidente o primer ministro occidental estuvo presente junto a Putin. Incluso algunos dirigentes de los países de la ex Unión Soviética tampoco se desplazaron hasta Moscú. En cambio, sí lo hicieron sus aliados los presidentes kazajo, moldavo, bielorruso o el serbio Aleksandar Vucic.

La ceremonia de ayer tuvo lugar justo antes del referéndum constitucional que busca darle a Putin la posibilidad de permanecer en el poder hasta 2036, cuando cumplirá 84 años.

Debido al nuevo coronavirus y para evitar colas, los colegios electorales abrirán hoy jueves 25, una semana antes de la fecha oficial del plebiscito, el 1 de julio. Además se podrá votar por internet.

Los detractores de Putin critican que haya organizado el desfile y el referéndum en un momento en el que el país sigue sumando casos de COVID-19 y que Moscú, pese al desconfinamiento, aún prohíbe las manifestaciones públicas.

El presidente ruso señaló en un discurso televisado el martes que “el combate contra la epidemia continúa” y tanto el Kremlin como la alcaldía de Moscú pidieron a los rusos seguir el desfile por televisión, en lugar de salir a la calle.

Pero gracias al cambio de los días de votación y a la provisión de mascarillas y gel desinfectante, el Kremlin estima que votar en el referéndum no era “más peligroso que ir al supermercado”.

Además habilitar la reelección de Putin -ya lleva 20 años al frente del gobierno ruso-, la reforma constitucional a plebiscitarse le da al presidente potestades adicionales, como el nombramiento de jueces.

La reforma también establece algunas de los principios fundamentales de Putin. El matrimonio queda definido como la unión de un hombre y una mujer, cerrando la puerta a los homosexuales.

La fe en Dios también tiene cabida, una pequeña revolución en un país marcado aún por 70 años de ateísmo soviético, y en un momento en el que la Iglesia ortodoxa se ha convertido en uno de los grandes aliados del presidente ruso.

Para la oposición, esta reforma solo tiene como objetivo dar a Putin todas las herramientas para mantenerse en el poder de por vida.

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