EL PANORAMA POLÍTICO LUEGO DE LAS ELECCIONES
La canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron no se pusieron de acuerdo en quién debe ocupar el cargo.
Europa surgió dividida de las elecciones a la Eurocámara del pasado fin de semana. Y la primera cumbre luego de esas elecciones ayer martes en Bruselas esto se reflejó, aún entre los líderes que más defienden el proyecto de la Unión Europea (UE).
Por lo pronto la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron no se pusieron de acuerdo en quién debe ser el próximo jefe de la Comisión Europea, el cargo ejecutivo más importante de la UE. Merkel se mostró desencantada por el rápido rechazo de Macron a su candidato, el legislador alemán de centroderecha Manfred Weber.
Las elecciones del domingo dejaron como resultado un avance de los liberales y verdes entre los grupos proeuropeos, y un crecimiento de los nacionalistas euroescépticos y de la extrema derecha, lo que hace más difícil las negociaciones.
“No elegiremos al señor o la señora Europa hoy (martes), solo haremos un balance de las elecciones europeas”, dijo el primer ministro liberal de Luxemburgo, Xavier Bettel, antes de la reunión. El poderoso ejecutivo de la UE está presidido por el luxemburgués Jean-Claude Juncker que dejará el cargo el 31 de octubre.
“Yo, como miembro de la familia del Partido Popular Europeo, apoyaré por supuesto a Manfred Weber”, dijo Merkel a su llegada a la cumbre.
Pero Macron mencionó a la comisaria de competencia de la UE, la danesa Margrethe Vestager; al negociador del Brexit, el centroderechista francés Michel Barnier, y al socialdemócrata holandés Frans Timmermans como posibles candidatos. España y Suecia respaldaron a Timmermans, mientras que Irlanda y Croacia a Weber. Luxemburgo y Eslovenia apoyan a Vestager, una de las pocas mujeres en la carrera.
“Por primera vez desde que existe el Parlamento Europeo, no hay mayoría con dos partidos y, por tanto, se da la necesidad de construir otra cosa, un nuevo proyecto que represente lo que el pueblo europeo ha elegido”, advirtió Macron.
Con 177 eurodiputados de 751, el Partido Popular Europeo (PPE) se mantuvo como la mayor bancada, aunque perdió 39 escaños. Para lograr una mayoría proeuropea, el PPE debe entenderse con sus tradicionales aliados, los socialdemócratas (149 escaños), pero también con un tercer socio. Aquí pueden entrar en juego los 69 eurodiputados de los ecologistas o los 107 de los liberales.
Macron, cercano a los liberales, defendió que se deberán escoger al frente de la UE “mujeres y hombres que tienen la experiencia y la credibilidad que les permitan asumir estas misiones y que (...) las apoyen plenamente”. Y los liberales ya tienen su candidata, la danesa Vestager.
El nombramiento del sucesor de Juncker (PPE) al frente del ejecutivo comunitario corresponde a los mandatarios europeos, cuya designación debe ser validada a continuación por la Eurocámara.
La correlación de fuerzas en el Consejo Europeo es clave. Al menos 21 de los 28 mandatarios, cuyos países representen el 65% de la población, deben ponerse de acuerdo para designar a un candidato. La decisión formal se espera en la cumbre del 21 y 22 de junio.
Además de la presidencia de la Comisión, los líderes europeos deben negociar las del Consejo, la Eurocámara y Banco Central Europeo (BCE), entre otros cargos.
“Cartitas” a Italia por la elevada deuda
El vicepresidente italiano y líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, pidió a la Comisión Europea (CE) que no envíe cartas a Italia advirtiendo de su elevada deuda pública, que superó el 132% del PIB en 2018, y afirmó que el país intenta reducir el paro. “Espero que nadie en Europa envíe ‘cartitas’ a Italia. Veremos si llega esta ‘cartita’ y si nos multan por la deuda del pasado”, dijo Salvini en declaraciones a la radio Rtl 102.5. Los medios italianos apuntan estos días a que la CE podría enviar esta semana una carta al país pidiendo explicaciones sobre la deuda pública del pasado año, algo que podría conducir más adelante a la apertura de un procedimiento de infracción y a una sanción de alrededor de 3.500 millones de euros, equivalente al 0,2% del PIB italiano.
El secretario de Relaciones Exteriores de Reino Unido, Jeremy Hunt, dijo ayer martes que sería un “suicidio político” aspirar a un Brexit sin acuerdo. Hunt es uno de los más fuertes candidatos a suceder a la primera ministra Theresa May. El favorito es su predecesor en el cargo, Boris Johnson, quien defiende una salida británica de la Unión Europea con o sin acuerdo a fines de octubre.
May anunció su dimisión a partir del 7 de junio al fracasar en sus intentos de aprobar en el Parlamento su plan de Brexit, poniendo en marcha una competencia en el gobernante Partido Conservador para sucederla en las próximas semanas.
Esta pugna debería determinar cómo o, incluso, si Reino Unido dice adiós a la UE, o si celebra unas nuevas elecciones.
En un intento por diferenciarse de Johnson y el resto de los candidatos, que insisten en que la opción de salir de la UE sin acuerdo debe seguir sobre la mesa, Hunt afirmó que una decisión de ese calibre sería bloqueada por los legisladores y provocaría una nueva elección nacional.
“Intentar aprobar una falta de acuerdo a través de una elección general no es una solución; es un suicidio político”, escribió Hunt en la edición de ayer martes del Daily Telegraph. “Por tanto, la única solución es un acuerdo diferente, y es lo que buscaré si me convierto en el líder”.
Hunt, que votó en el referendo de 2016 a favor de seguir en la UE, indicó que buscará un nuevo acuerdo que saque a Reino Unido de la unión aduanera de la UE y “respete preocupaciones legítimas” sobre la frontera irlandesa.