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Primeras expresiones de malestar con Bolsonaro

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Miles salieron a las calles a protestar por los recortes para la educación. Foto: AFP

BRASIL

Para el presidente se trata de “idiotas útiles” manipulados.

Jair Bolsonaro enfrentó ayer miércoles la primera manifestación de descontento popular en las calles de Brasil. Decenas de miles de estudiantes y profesores protestaron contra los recortes de recursos para la educación. Bolsonaro dijo que los manifestantes eran unos “idiotas útiles” manipulados por activistas de izquierda.

Las consignas apuntaron igualmente contra la reforma del sistema de jubilaciones -considerada esencial por el gobierno para enderezar las cuentas públicas- y contra el decreto que flexibilizó el porte de armas. Algunos sindicalistas tomaron las manifestaciones de ayer como un ensayo de la huelga general convocada para el 14 de junio contra la reforma de las jubilaciones.

En San Pablo, las autoridades cerraron la Avenida Paulista, una de las principales arterias de la ciudad, copada por manifestantes en su mayoría jóvenes, animados por una banda musical y coreando consignas como “Saquen las manos de la educación” y “Libros sí, armas no”. “O paran esos recortes o paramos Brasil”, gritaban los manifestantes alrededor de un camión de sonido.

En Río de Janeiro, varias universidades montaron tiendas en la Praça XV, con la consigna “la clase hoy es en la calle”.

Según fuentes policiales, había 15.000 manifestantes en Brasilia y 20.000 en Belem. Los organizadores señalaban al menos 70.000 en Salvador, la capital del estado de Bahía, que en las elecciones de octubre se mantuvo fiel al encarcelado Luiz Inácio Lula da Silva, votando por su delfín Fernando Haddad. En varias ciudades se vieron pancartas y camisetas con la inscripción “Lula libre”.

En Porto Alegre, la policía dispersó con gases lacrimógenos a grupos de jóvenes frente a la Universidad Federal de Río Grande del Sur (UFRGS).

Las protestas son contra los planes del ministro de Educación, Abraham Weintraub, de bloquear recursos, incluyendo el 30% del presupuesto no obligatorio de las universidades federales. La medida compromete miles de becas para estudiantes, así como el pago de las cuentas de luz, agua, servicios de limpieza y seguridad.

Weintraub, convocado por la Cámara de Diputados, explicó que el nuevo gobierno “no es responsable del desastre de la educación básica brasileña” y advirtió que la “autonomía universitaria no es soberanía. Las universidades tienen que respetar las leyes”.

“La mayoría es militante (...) Son unos idiotas útiles usados de masa de maniobra por una minoría habilidosa que compone el núcleo de las universidades federales”, dijo Bolsonaro desde Dallas, donde hoy jueves será homenajeado por la Cámara de Comercio Brasil-Estados Unidos. Bolsonaro ya había provocado otro acalorado debate en abril, al anunciar que consideraba recortar los fondos públicos asignados a los campos de filosofía y sociología en las universidades.

En la red social Twitter, los tres principales tópicos de discusión eran por la tarde #TsunamiDaEducação, #LulaLivre y #NaRuaPelaEducação.

Temer salió de la cárcel en San Pablo

El expresidente brasileño Michel Temer fue puesto en libertad ayer miércoles tras pasar casi una semana en prisión y un día después de que el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) revocara la orden de prisión preventiva en su contra. Temer, de 78 años, había sido arrestado el pasado jueves. Sin embargo, el TSJ decidió de forma unánime su excarcelación. El exmandatario dejó el Comando Antidisturbios de la Policía Militarizada de San Pablo a las 13.30 hora y se dirigió directamente a su residencia, en la zona oeste de la capital paulista. “Yo dije que aguardaría con toda tranquilidad y serenidad la decisión del TSJ, que se dio ayer (por el martes), y eso hice”, afirmó Temer en unas rápidas declaraciones a los periodistas a las puertas de su casa. Temer ya había pasado cuatro días en una prisión de Río de Janeiro en marzo. La causa por la que Temer fue encarcelado se refiere a supuestos fraudes en licitaciones para la construcción de una planta nuclear hace más de siete años.

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