Publicidad

Primer año de Macri: mejor en política que en economía

Compartir esta noticia
Macri: espera recuperación de la economía el próximo año. Foto: AFP

En 2017, las elecciones legislativas serán una prueba para el presidente.

Hace un año, cuando Mauricio Macri asumió la presidencia de Argentina, las expectativas de buena parte de la dirigencia política y empresarial para el 2016 se resumían en dos tendencias opuestas: por un lado, favorables perspectivas económicas; por el otro, malos augurios políticos.

El consenso entre los economistas presagiaba que, tras un ajuste inicial, el PIB iba a comenzar su recuperación a partir del segundo semestre de 2016 impulsado por un salto de las inversiones. En cambio, la debilidad de la representación oficialista en el Congreso y la tradicional dureza de las organizaciones sindicales frente a gobiernos no peronistas anticipaban un clima político hostil.

La siempre contradictoria Argentina se encargó de dar vuelta todas esas predicciones en apenas doce meses. Lejos de recuperarse, la economía continúa sumida en una dura recesión a tal punto que el PIB caerá 2,3% este año, un descenso mayor al que habían estimado gobierno y economistas. No obstante, aún en ese contexto económico desfavorable, el gobierno logró aprobar en el Congreso gran parte de los proyectos de ley que envió y atravesar su primer año de gestión sin sufrir un paro general.

Contra todos los pronósticos, a Macri le fue mejor en política que en economía durante su primer año de mandato.

"Hace un año el debate era si Macri, un presidente no peronista, iba a poder gobernar con el Congreso en contra. Sin embargo, en este año no se ha discutido sobre gobernabilidad, y ese no es un dato menor. Eso, sumado a que las expectativas positivas sobre el futuro económico siguen siendo muy altas, juega a favor del gobierno. La duda es hasta cuándo esperará la sociedad, y esa respuesta dependerá en gran parte de cómo evolucione la economía", dijo el analista político Pablo Knopoff, director de Isonomía Consultores.

Hasta ahora, pese a que el poder adquisitivo del salario cayó en torno al 7% y se perdieron 121.000 empleos formales desde fines del año pasado, la comparación con el ciclo kirchnerista le sigue dando réditos al macrismo. Cerca del 50% de la población continúa teniendo una imagen positiva del gobierno, según la mayoría de los sondeos.

Pero en la Casa Rosada saben que la paciencia tiene un límite y apuestan a que la economía dé señales claras de reactivación a partir del primer trimestre de 2017, cuando ya esté en marcha la campaña para las parlamentarias de agosto y octubre próximos.

Con ese objetivo, el gobierno decidió postergar el ajuste de las cuentas públicas para evitar enfriar aún más la economía: según el Presupuesto del año próximo, el déficit fiscal continuará por arriba del 4% del PIB.

Para financiar ese agujero en las cuentas públicas, el gobierno y los provinciales necesitarán emitir deuda por US$ 35.000 millones en 2017. Ese monto se sumará a US$ 40.000 millones emitidos este año tras la baja de tasas provocada por el acuerdo con los fondos buitre y la salida del default.

La estrategia de endeudamiento en los mercados internacionales, que reemplazó a la emisión de pesos del Banco Central aplicada durante el kirchnerismo como fuente de financiamiento, le permitió al gobierno de Macri esquivar, al menos por ahora, el camino del ajuste.

"Este fue un año de transición en el que el gobierno ha logrado resultados positivos en aspectos clave como la salida del default y del cepo cambiario, aunque prácticamente no hubo mejoras en las cuentas públicas. El año próximo es electoral y no se espera un ajuste fiscal, pero en 2018 habrá que tomar medidas más drásticas", dice el economista Fausto Spotorno, director del Estudio Orlando Ferreres & Asociados.

En el corto plazo, el sacrificio fiscal que implica el incremento de las partidas para obras de infraestructura y la reducción de impuestos, como la eliminación de las retenciones a la mayoría de los cultivos y la rebaja del 35% al 30% en la soja, es el costo que el gobierno macrista está dispuesto a pagar para impulsar la economía. Algunos resultados de esa apuesta empiezan a asomar.

Las proyecciones señalan que en esta temporada se alcanzará un volumen de producción total de granos superior a las 127 millones de toneladas, un 20% por encima de las 105,4 toneladas de la campaña 2015/16. Ese mayor dinamismo del sector agropecuario ya comenzó a derramar a otros sectores. La producción total de maquinaria agrícola registró un alza del 25,3% entre enero y septiembre con respecto al mismo período del año pasado, y por primera vez una pick up utilizada en el campo, la Toyota Hilux, es el vehículo más vendido.

Sin embargo, esos registros positivos están lejos de compensar la drástica caída que sufre la construcción y buena parte de la industria, afectadas por el freno de la obra pública en el primer semestre del año y la menor demanda desde Brasil.

El otro indicador clave en caída es el consumo. La devaluación del peso de fines del año pasado y el incremento de las tarifas de servicios públicos empujaron a la inflación hasta niveles cercanos al 40%, lo que derivó en un descenso de las ventas en casi todos los rubros, desde alimentos a electrodomésticos.

La expectativa del gobierno es que en 2017, con una inflación que proyecta por debajo del 20%, los salarios recuperen parte del poder de compra perdido.

El combo conformado por una leve alza del consumo, mayor producción agrícola, incremento de los envíos al mercado brasileño y aceleración de las inversiones en obra pública promete impulsar un repunte moderado de la economía para el año próximo.

Las estimaciones de analistas recopiladas por el Banco Central anticipan un alza del PIB del 3%.

Con eso, las expectativas para el segundo año de gestión parecen volver a invertirse. Mientras la economía podría otorgarle un respiro al gobierno de Macri, las mayores amenazas provienen ahora desde la política.

Con las elecciones parlamentarias en el horizonte, el Peronismo empezó a cerrar filas y todo indica que endurecerá su rol opositor en 2017.

Gobernabilidad y economía, los dos ejes sobre los que se seguirá jugando el destino del gobierno de Macri en el segundo año de gestión.

Encuesta: 53,6% de imagen positiva.

Este primer año de gobierno no se refleja en una merma de la popularidad de Macri. Por el contrario, según un sondeo de la consultora Ricardo Rouvier, es el político con mejor imagen positiva del país: así lo piensa el 53,6% de los argentinos, frente a una negativa del 43,7%. Detrás aparece el peronista disidente Sergio Massa, con el 50,5% de imagen positiva y 43,1% negativa. La expresidenta Cristina Kirchner tiene una popularidad de 39%, frente un rechazo del 59,8%. Pero más allá de la buena imagen de Macri, el 43,1% de los argentinos juzga como "negativa o muy negativa" su gestión contra el 25,9% que la considera "positiva o muy positiva", según sondeo de Management & Fit.

Visita oficial de Bachelet.

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, visitará la semana próxima Buenos Aires, donde se reunirá con el mandatario argentino, Mauricio Macri.

El viaje oficial de Bachelet a Buenos Aires se concretará el 16 de diciembre y la mandataria chilena encabezará una comitiva integrada por los miembros de su gabinete. Como parte de la agenda de la visita, ese día se celebrará en el Palacio San Martín, sede de la Cancillería argentina, la octava Reunión Binacional de Ministros de Argentina y Chile y la sexta Reunión de Gobernadores argentinos e Intendentes chilenos de la frontera común.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Macri: espera recuperación de la economía el próximo año. Foto: AFP

EL NUEVO RUMBO ARGENTINOGUSTAVO STOK

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad