Publicidad

Previendo caos por el Brexit, movilizan a 3.500 soldados

Compartir esta noticia
Cada vez hay más presión sobre el gobierno de May para un segundo referéndum. Foto: Reuters

El divorcio del Reino Unido de la UE

Comenzarán a alertar a empresas y ciudadanos sobre los efectos de dejar la UE sin acuerdo el 29 de marzo.

Cada vez hay más presión sobre el gobierno de May para un segundo referéndum. Foto: Reuters
Cada vez hay más presión sobre el gobierno de May para un segundo referéndum. Foto: Reuters

El Reino Unido comenzó a prepararse para lo que llaman un "Brexit duro", es decir, la salida de la Unión Europea (UE) a partir del 29 de marzo sin un acuerdo que abra un período de transición. Este extremo se daría en caso de que el Parlamento británico rechazara en enero el pacto negociado por la primera ministra Theresa May con los 27 miembros restantes de la UE.

Unos 3.500 militares, incluidos reservistas, se mantendrán "en alerta" para apoyar a los servicios gubernamentales que lo requieran, anunció ayer martes el ministro de Defensa, Gavin Williamson. El anuncio lo hizo en el parlamento tras una reunión del ejecutivo que decidió acelerar los preparativos por si el país no logra ratificar el acuerdo por el Brexit.

Williamson reveló sus "planes de contingencia" al ser preguntado por un diputado conservador Will Quince, si algún otro ministerio había solicitado la ayuda de "las fuerzas armadas de primera clase" del Reino Unido para el caso de un "Brexit duro". El ministro de Defensa contestó que, aunque no ha recibido "de momento" ninguna "petición formal", ha dispuesto que ese contingente de soldados esté disponible para colaborar en cualquier escenario de crisis, como podrían ser largas filas en las fronteras.

Escenario de caos.

El Banco de Inglaterra advirtió que un Brexit sin acuerdo provocaría una grave crisis económica, dispararía el desempleo y la inflación, causaría el desplome de la libra y del precio de la vivienda y reduciría el PIB en casi un 10%. Además, de la noche a la mañana podría ocasionar escasez de medicamentos, provocar atascos monstruosos en los puertos e impedir volar a las aerolíneas británicas.

El Tesoro ya había anunciado un presupuesto de 2.000 millones de libras (2.500 millones de dólares, 2.200 millones de euros) para esa eventualidad y se llamó a las empresas a poner en marcha planes de contingencia.

"Acordamos que la preparación para un Brexit sin acuerdo será una prioridad operativa en el seno del gobierno", explicó ayer el ministro del Brexit, Stephen Barclay. "Pero nuestra prioridad sigue siendo asegurar un acuerdo", insistió al término del último consejo de ministros del año.

Las cámaras de Comercio británicas pronosticaron el martes que el crecimiento económico este año y el próximo serían los más débiles desde que Reino Unido salió de la recesión en 2009, debido a una congelación de la inversión empresarial y la floja demanda a raíz del Brexit.

Juego de póker.

Sin embargo, los detractores de May calificaron este movimiento de treta en un proceso convertido ya en una partida de póker.

"Los esfuerzos de Downing Street para asustar a los parlamentarios con historias vacuas sobre sus preparativos para un Brexit sin acuerdo serán vistos como lo que son: una amenaza vacía por parte de un gobierno que ya no tiene una estrategia real sobre Brexit", afirmó el diputado laborista Owen Smith.

May había anunciado el lunes que someterá el texto negociado con la UE a la votación del parlamento la semana del 14 de enero.

Frente a su rechazo a convocar la sesión de ratificación antes del receso de Navidad, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, presentó el mismo lunes una "moción de censura" contra May. Sin embargo, se trata de un gesto simbólico, porque para ser vinculante la moción debería dirigirse contra todo el gobierno.

El acuerdo de Brexit choca con un amplio rechazo en la oposición, pero también entre un centenar de diputados del Partido Conservador de May, dividido entre euroescépticos, proeuropeos y defensores del actual acuerdo.

Consciente de que la cámara rechazaría el texto, la jefa de gobierno anuló la votación prevista el 11 de diciembre y volvió a Bruselas, sede de la UE, a pedir "garantías" para tranquilizar al parlamento. Pero ni obtuvo gran cosa de sus 27 socios europeos ni tiene previstos, según un portavoz de la Comisión Europea, nuevos contactos con los líderes de la UE.

Sus detractores la acusaron así de perder el tiempo buscando poner a los parlamentarios entre la espada y la pared, obligándolos a elegir entre aprobar su acuerdo o a precipitar al país al caos. El portavoz del Partido Liberal Demócrata, Vince Cable, acusó al gobierno de May de querer asustar con "una guerra psicológica".

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad