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Más presión de Trump para romper el círculo de Maduro

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Maduro se ha mostrado en los últimos días en actos oficiales. Foto: AFP

La apuesta a los militares

El Tesoro aprobó nuevas sanciones a jerarcas de inteligencia y seguridad.

Estados Unidos sumó presión ayer viernes contra el régimen de Nicolás Maduro, al anunciar sanciones a cinco funcionarios de inteligencia y seguridad de Venezuela.

“El Tesoro sigue tomando medidas contra funcionarios que han ayudado a que el régimen ilegítimo de Maduro reprimiera al pueblo venezolano”, apuntó en un comunicado el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin.

La administración de Donald Trump viene imponiendo una serie de sanciones contra el régimen de Maduro para forzar su salida del poder.

“Estamos sancionando a los funcionarios a cargo del aparato de seguridad e inteligencia de Maduro, que han violado sistemáticamente los derechos humanos y suprimido la democracia, incluso mediante tortura y otros usos brutales de la fuerza”, dijo Mnuchin.

Entre los sancionados ayer figuran el jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), Manuel Ricardo Figuera, a quien Washington acusa de “torturas masivas” y el presidente de la petrolera estatal Pdvsa, Manuel Salvador Quevedo Fernández.

El Tesoro apuntó que sancionó a “cinco funcionarios alineados con el ilegítimo expresidente Nicolás Maduro, quien sigue reprimiendo la democracia y a los actores democráticos en Venezuela, y que incurre en hechos significativos de corrupción y fraude contra el pueblo de Venezuela”.

En la lista está también el comandante de la Guardia Presidencial, Iván Hernández Dala, “responsable de graves violaciones de derechos humanos y de la represión de la sociedad civil y la oposición democrática”. Además figura Hildemaro Rodríguez Mucura, primer comisario del SEBIN, que según Washington ordenó la detención de Guaidó.

El quinto es Rafael Enrique Bastardo Mendoza, comandante de una unidad de la Policía conocida como Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), y que según el Tesoro funge como el “grupo de exterminio” de Maduro, “conocido por sus métodos cruentos e irrupciones con el rostro cubierto, y por llevar a cabo redadas nocturnas en toda Caracas”.

El propio Maduro y el número dos del régimen, Diosdado Cabello, presidente de la oficialista Asamblea Constituyente, ya fueron sancionados por el Estados Unidos, junto a otros altos funcionarios.

Las nuevas sanciones bloquean los bienes que estas personas puedan tener en Estados Unidos y prohíben toda transacción de los afectados en el país o con estadounidenses.

El Tesoro aclaró a su vez que las sanciones “no serán necesariamente permanentes, sino que tienen como propósito motivar un cambio positivo de conductas”.

Trump ha admitido que evalúa “todas las opciones” ante la crisis en Venezuela, pero aseguró que aún no decidió si enviar tropas a la región.

Estados Unidos congeló a su vez cuentas y activos venezolanos -cuyo control entregó al líder opositor Juan Guaidó-, y desde el 28 de abril embargará la vital exportación de crudo venezolano a su mercado.

El régimen de Maduro cifra en 30.000 millones de dólares el daño a la economía por el “bloqueo estadounidense”.

La petrolera Pdvsa, que financia 96% del presupuesto de Venezuela, exporta a Estados Unidos cerca de la mitad de su producción, lo que representa 75% de su flujo de caja.

Guaidó desafió esta semana al gobierno y anunció que la ayuda humanitaira ingresará el 23 de febrero, cuando cumplirá un mes de haberse juramentado como presidente interino luego de que el Congreso declarara “usurpador” a Maduro por considerar que fue reelegido en forma fraudulenta.

Reuniones.

En tanto, Maduro reveló que su canciller Jorge Arreaza se reunió recientemente dos veces en Nueva York con el representante especial estadounidense para Venezuela, Elliott Abrams.

“Con el señor Elliott Abrams hemos hecho ya dos reuniones en Nueva York”, dijo Maduro en una entrevista con la agencia de noticias AP.

Las reuniones con Arreaza duraron “la primera dos horas y la segunda tres horas, unos días atrás”, precisó.

El mandatario reafirmó que está dispuesto a reunirse él mismo con Abrams. “Yo invité a Elliott Abrams a que venga a Venezuela. En privado, en público, en secreto. Que él diga dónde cuándo y cómo, y yo voy”, señaló Maduro.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo ayer viernes que el hecho de que Maduro “haya dicho públicamente que quiere hablar con Estados Unidos no es nuevo”. Sin embargo, agregó Pompeo, “demuestra que está comprendiendo cada vez más que el pueblo venezolano está rechazando su modelo y que el presidente interino Guaidó es a la vez el líder constitucional de ese país y que conducirá a Venezuela y a su pueblo hacia elecciones libres” y una recuperación económica.

Guaidó ya fue reconocido por medio centenar de países, entre ellos Estados Unidos.

La carta de los militares, clave para el fin del régimen chavista

La oposición pide que dejen entrar la ayuda humanitaria

El viernes 23 de febrero es la fecha fijada por el líder opositor Juan Guaidó para el ingreso de la ayuda humanitaria a Venezuela, que desde hace semanas se está acopiando en el lado colombiano de la frontera. Nicolás Maduro, sin embargo, sigue empecinado en impedir el ingreso del convoy, al punto que tiene bloqueado uno de los principales puentes que comunica con Colombia.

Guaidó insiste un día sí y otro también en pedirles a los militares que desconozcan a Maduro y que dejen entrar la ayuda humanitaria. Si logra esto, sería el golpe de gracia al régimen.

Por eso, la presión de estos días apunta al círculo más cercano a Maduro. Esta semana el senador republicano Marco Rubio, uno de los puntales del presidente estadounidense Donald Trump contra Maduro, dijo que el “futuro de la democracia en Venezuela está en gran medida en manos de seis hombres”.

Se trata de altos mandos militares a los que estarían dispuestos a amnistiar si colaboran. Esos hombres son, según Rubio, el ministro de Defensa, general Vladimir Padrino, el almirante Remigio Ceballos, el mayor general Jesús Rafael Suárez Chourio, el almirante Giuseppe Alessandrello Cimadevilla, el general de división Edgar Valentín Cruz Arteaga y el mayor general Antonio Benavides Torres.

El ejército chavista.

Estados Unidos no ha descartado la opción armada. Este extremo, resistido por la comunidad latinoamericana, incluso entre los que no reconocen a Maduro, ha sido manejado por el propio Trump, que ha dicho que “todas las opciones” están sobre la mesa, y que tiene un plan B, C, D, E y F para actuar en Venezuela.

La BBC divulgó ayer un amplio informe sobre el ejército de Maduro. De acuerdo con los datos del Ministerio de Defensa, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana cuenta con entre 95.00 y 150.000 integrantes, cifra a la que habría que sumar los miembros de la Milicia Nacional, un cuerpo paralelo que ha sido descrito como paramilitar, y formado por voluntarios que asumen diversas funciones al servicio del Estado.

Maduro ha anunciado que para abril dispondrá de unos dos millones de milicianos.

También forma parte de las fuerzas armadas la Guardia Nacional. No hay cifras oficiales sobre el total de efectivos que sumarían el Ejército, la Guardia Nacional y la Milicia Nacional.

En cuando al armamento, Venezuela ha comprado en los últimos años a Rusia y China. BBC informó que la gran aportación rusa fueron los cazas Su-30Mk2, un aparato capaz de competir con los más avanzados aviones de combate estadounidenses.

Sin embargo, la diferencia es grande. Global Firepower colocó en 2018 a Venezuela en el puesto 46 de su ranking de países con mayor fortaleza militar; Estados Unidos está en el número uno.

Un experto militar extranjero en Caracas le dijo a BBC que “hay muchas dudas sobre la capacidad operativa real de los equipos (de Maduro) por la falta de mantenimiento”, otra consecuencia de la severa crisis económica en el país.

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