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Presidente filipino llamó a matar a obispos católicos por criticar su política de seguridad

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Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas. Foto: Reuters.
LEAN DAVAL JR

RODRIGO DUTERTE

La guerra contra las drogas de su gobierno lleva 5.000 muertes según las cifras oficiales, aunque organizaciones de derechos humanos hablan de cifras próximas a los 20.000.

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, arremetió contra los obispos católicos al afirmar que "son inútiles" y animó a sus seguidores a matarlos, en un país donde el 85 % de la población profesa el catolicismo.

"Sus obispos, mátenlos. Esos bastardos no sirven para nada. Lo único que hacen es criticar", aseveró anoche en un discurso en Manila, cuya transcripción fue difundida hoy por la oficina presidencial.

En un acto posterior, el presidente señaló que la Iglesia Católica es la institución "más hipócrita del mundo" y aseguró que el 90 % de sus sacerdotes son homosexuales.

La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas ha rehusado responder a los comentarios de Duterte: "No queremos añadir más leña al fuego. Cualquier comentario solo exageraría el asunto", indicó hoy en un comunicado un portavoz de la conferencia episcopal, Jerome Seciliano.

El portavoz presidencial, Salvador Panelo, defendió que las palabras de Duterte no hay que entenderlas como algo literal, sino que empleó la "hipérbole" para lograr un "efecto más dramático" en sus comentarios.

Hace sólo dos semanas, el presidente insultó de nuevo a obispos y sacerdotes católicos, con los que mantiene una cruzada verbal desde hace más de un año, al declarar a los filipinos que no deberían ir a la iglesia para "pagar a idiotas".

Días antes, Duterte acusó al obispo de Caloocan, Pablo Virgilio David -uno de sus principales críticos- de robar para su uso particular las contribuciones que los fieles donaban al arzobispado, a lo que el prelado respondió que el mandatario no sabe lo que dice porque está "enfermo".

Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas. Foto: Reuters.
Foto Reuters

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En junio Duterte enfadó a muchos fieles filipinos al llamar "estúpido" a Dios y mofarse de algunos dogmas del catolicismo como el pecado original. Semanas después, inició un diálogo con la jerarquía católica del país y acordaron una "moratoria" en el cruce de acusaciones, una tregua que el presidente ha roto de nuevo.

El enfrentamiento de Duterte con la Iglesia Católica se remonta a febrero de 2017, cuando la Conferencia de Obispos criticó la sangrienta guerra contra las drogas y la tildó de "reino del terror", a lo que el presidente respondió llamando a los obispos "hijos de puta". La campaña de Duterte, que implica libertad de acción para la policía e incentivar a la población para asesinar a consumidores de drogas, se ha cobrado la vida de unos 5.000 sospechosos en redadas policiales, aunque grupos de derechos humanos elevan la cifra hasta 15.000 o 20.000 asesinatos amparados en el clima de impunidad.

Persecución de comunistas

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El pasado 28 de noviembre, partidos de diversas tendencias y grupos de derechos humanos rechazaron la amenaza de Duterte, de crear su propio "escuadrón de la muerte" para liquidar comunistas.

Miembros del proscrito Partido Comunista, legisladores, grupos de izquierda y defensores de derechos humanos, alertaron que la intención de Duterte de formar su propio equipo de sicarios para combatir a la guerrilla maoísta del Nuevo Ejército del Pueblo (NEP) agravaría la violencia y el clima de impunidad.

"Podría verme obligado a crear mi propia unidad 'Sparrow' (Gorrión), el escuadrón de la muerte de Duterte, para acabar con esos asesinos maoístas", manifestó el mandatario en un discurso ante miembros de las Fuerzas Armadas.

Protestas contra el gobierno de Duterte. Foto: Efe.
Protestas contra el gobierno de Duterte. Foto: Efe.

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Duterte hizo mención a unas milicias conocidas como "Sparrow", supuestamente creadas por el NEP en los tiempos de la dictadura de Ferdinand Marcos (1965-1986) para matar a agentes de las fuerzas del orden.

"Buscaré gente con su mismo talento para asesinar gente", señaló el mandatario, quien alegó que ha intentado un diálogo de paz con el NEP, pero éstos respondieron matando policías y militares.

El fundador del Partido Comunista, Jose Maria Sison, exiliado en Holanda desde hace décadas, negó la existencia de esos asesinos "Sparrow" y señaló que Duterte lo está usando como pretexto para matar presuntos guerrilleros.

En una entrevista telefónica con el canal ACN, Sison comparó el plan de Duterte con su polémica guerra antidrogas, bajo la que sobrevuela un manto de sospecha de que está sirviendo para tapar ejecuciones extrajudiciales.

El senador Antonio Trillanes, uno de los más feroces críticos de Duterte, apuntó que el mandatario está buscando "infundir miedo en los filipinos" porque es su "única manera de mantener el control" del país.

Organizaciones como Human Rights Watch también mostraron su rechazo a las "tristemente no sorprendentes" palabras de Duterte, vistas como una "declaración de guerra contra rebeldes, izquierdistas, civiles y críticos del gobierno".

"Una vez más, Duterte convierte las ejecuciones extrajudiciales en la política oficial de su gobierno. Dado lo fácil que es para las autoridades acusar a cualquiera de rebelde o simpatizante comunista y declararlo enemigo del Estado, el anuncio de Duterte es abominable", lamentó la organización.

El grupo izquierdista filipino Bayan también acusó al presidente de "incitar una ola de asesinatos contra críticos, defensores de derechos humanos y cualquiera catalogado por el gobierno como rojo".

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