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Posada Carriles, vivió obsesionado con matar a Fidel

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Luis Posada Carriles. Foto: AFP

ESTADOS UNIDOS

Tenía 90 años, vivía en Miami y fue agente a sueldo de la CIA.

El cubano Luis Posada Carriles, uno de los más acérrimos enemigos de Fidel Castro, murió ayer miércoles en Miami. Vivió obsesionado con matar al líder de la revolución cubana, y con ese objetivo sirvió como agente de la CIA. Ácida ironía del destino: el hombre al que Fidel llamó el "más famoso y cruel terrorista del hemisferio occidental", falleció a los 90 años, la misma edad que tenía su peor enemigo.

El último intento que se le atribuye para matar a Fidel fue en el año 2000, durante una Cumbre Iberoamericana en Panamá. Posada Carriles fue detenido en Panamá, aunque la entonces presidenta, Mireya Moscoso, le indultó antes de dejar el mando, tras lo cual viajó a El Salvador y de ahí entró a Estados Unidos en 2005 de manera ilegal, por lo que debió enfrentarse a la Justicia de este país.

Cuba lo acusa además de la explosión de una bomba en el hotel Copacabana de La Habana en 1997, que mató a un turista italiano; y en la voladura de un avión de Cubana de Aviación en 1976, en el que murieron 73 personas. Llegó a estar preso en Venezuela por este atentado, pero en 1985 se fugó de la prisión, disfrazado y con un documento falso.

Sobreviviente de un cáncer de garganta, atentados y un derrame cerebral, la salud de Posada Carriles se había deteriorado notablemente tras sufrir varias fracturas de huesos en un accidente de auto en 2015.

Según documentos desclasificados del Departamento de Estado, Posada Carriles fue un informante y agente pagado de la CIA. Por años sirvió de espía en Venezuela, Guatemala, El Salvador, Chile y Argentina, además de colaborar con los "contras" en Nicaragua. Perteneció además al Ejército de Estados Unidos entre 1962 y 1963 (alcanzó el grado de subteniente) y participó en el fallido desembarco de bahía de Cochinos, en Cuba.

Documentación desclasificada por la CIA indica que Posada Carriles ofreció sus servicios para dirigir a grupos de exiliados que llevarían a cabo acciones militares contra el gobierno cubano. Usaba el seudónimo "Pete", y en esos documentos detalla los armamentos y recursos obtenidos para las acciones militares en Cuba.

"Castro buscaba la oportunidad para matarme a mí y yo para matarlo a él", declaró Posada Carriles en noviembre de 2016 al diario Nuevo Herald cuando murió Fidel.

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