Más de 270.000 franceses firmaron una petición contra un eventual estatuto de primera dama para Brigitte Macron. En un país en el que los cónyuges de los presidentes han vivido diversos destinos, Emmanuel Macron había anunciado durante la campaña presidencial que deseaba crear un "verdadero estatuto" de primera dama para acabar con la "hipocresía francesa".
"Tendrá un papel y no se la esconderá, porque comparte mi vida y porque su opinión es importante (...) Creo que es importante clarificar" este papel, había señalado Macron antes de llegar a la Presidencia.
Pero la voluntad de hacer oficial el papel de la esposa del jefe de Estado irrita a una parte de la opinión pública. "En un momento en que el gobierno quiere ahorrar (...) no podemos respaldar la iniciativa de un estatuto específico para la esposa" del presidente, afirma la petición, presentada en change.org por Thierry Paul Valette, quien se presenta como "pintor y autor" y "ciudadano comprometido".
"Con ese estatuto, la primera dama ejercerá su papel como mejor le parezca, y se le reconocerá una existencia jurídica que le permitirá gozar de un presupuesto", denuncia el texto.
En respuesta, el entorno de la esposa del jefe de Estado hizo saber el lunes que el Elíseo precisará en los próximos días cuál será su "función pública".
Brigitte Macron no recibirá una remuneración y no se prevé una modificación de la Constitución. Sobre el papel no está definido el marco de acción del cónyuge del jefe de Estado ni los medios de los que dispone. En la práctica, hace tiempo que cuentan con despacho, colaboradores y de un servicio de protección dependientes del presupuesto del Elíseo.
Por ejemplo, el gabinete de Valérie Trierweiler, exmujer de François Hollande, antecesor de Macron, era de 400.000 euros en 2013.
Brigitte Macron ya hace tres meses que asume esa función: recibió junto a su marido a la pareja Trump, se entrevistó con las estrellas Rihanna y Bono y recibe unas 200 cartas al día.
Además de las funciones de representación, Brigitte Macron desearía dedicarse en el futuro a cuestiones relacionadas con la discapacidad y las enfermedades, según Le Figaro.
En otros países europeos no existe debate sobre las funciones de los cónyuges de los mandatarios. En Alemania, el marido de la canciller Angela Merkel, el físico Joachim Sauer, no tiene estatuto oficial y mantiene una total discreción, al igual que Philip May, esposo de la primera ministra británica.
PAPEL DE PRIMERA DAMA