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Pedro Sánchez surge como excepción socialista europea

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Pedro Sánchez, presidente del gobierno español. Foto: AFP

LÍDER EN ESPAÑA

Afianza su liderazgo con el reciente triunfo electoral y busca más peso en UE.

A lo largo de la mayor parte de Europa, los partidos socialistas y social demócratas han sufrido el destino de muchos partidos tradicionales. Su posición, que fue sólida, ha resultado erosionada por las fuerzas populistas y los partidos nuevos. Los resultados registrados hace dos semanas en las elecciones para el Parlamento Europeo confirman esa tendencia.

Pero, hay una excepción prominente: España.

Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, completó un notable retorno al liderar a los socialistas a la victoria en las elecciones nacionales del 28 de abril. El 26 de mayo, los socialistas consolidaron su ventaja en las elecciones municipales que coincidieron con las del Parlamento Europeo, y terminaron en primera posición.

Los resultados ahora dejan a Sánchez como el sorprendente portaestandarte del movimiento socialista que se ha desmoronado en países como Francia, Italia y en fecha más reciente, en Alemania. A medida que Sánchez busca formar un nuevo gobierno español en las próximas semanas, su éxito o fracaso puede convertirse en la prueba de si el socialismo en Europa tiene futuro.

Ya tiene más estatura en el escenario europeo y se mueve para que España tenga un papel más decisivo aún en los asuntos de la Unión Europea (UE), especialmente a medida que los populistas en Italia y otros lugares le dan la espalda al bloque.

Integración.

Al día siguiente a las elecciones, viajó a París para una cena con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien impulsa una UE más fuerte.

Mientras Macrón restañaba sus heridas después de perder en las elecciones europeas ante al partido nacionalista de Marine Le Pen, Sánchez buscó convencer a Macron que España puede -y debe- ayudar a impulsar el temario en el ámbito de la UE.

En efecto, Sánchez fue uno de los líderes claramente partidarios de la integración europea que brilló en las elecciones. En Italia, el tradicional Partido Democrático de centro izquierda, logró frenar la erosión, y se situó en segundo lugar. Pero, no hay duda que el verdadero ganador fue Matteo Salvini, el líder populista euroescéptico.

En Alemania, el partido conservador pro europeo de la canciller Angela Merkel resultó primero, pero perdió muchos votos, en tanto los socialdemócratas tuvieron un desempeño devastador, situándose por primera vez detrás del Partido Verde.

“Cuando se mira lo que ha pasado en Alemania, España es el único país grande donde el socialismo todavía tiene una presencia fuerte, y eso puede darle a Sánchez buenos argumentos para reclamar más peso en las instituciones de la UE”, señala Aleksandra Sojka, experta en sociología política, en la Universidad Carlos III de Madrid.

Pero, Sánchez todavía tiene debilidad en su país, debido a que no pudo conquistar la mayoría en el Parlamento. Eso suscita la probabilidad de que su próximo gobierno no pueda comenzar ambiciosas reformas ni resolver el conflicto en Cataluña, la región noroeste que está dividida por el reclamo secesionista. La tarea de formar gobierno es ardua en un tiempo de fragmentación de partidos.

El primer ministro español, Pedro Sánchez, se reúne con el rey Felipe VI. Foto: Reuters
El primer ministro español, Pedro Sánchez, se reúne con el rey Felipe VI. Foto: Reuters

Economista de profesión, Sánchez, de 47 años, era casi desconocido cuando fue elegido líder del partido en 2014. Antes, había ingresado al Parlamento por la puerta de atrás, como suplente de un diputado socialista que se retiró.

Los socialistas decidieron apostar a un líder más joven y fotogénico para superar la debacle de 2011, cuando Mariano Rajoy y su Partido Popular arrasaron en las elecciones. Sin embargo, al realizarse las siguientes elecciones en España, en 2015, Sánchez ya no era la única novedad política. Otros dos partidos habían surgido -el izquierdista Podemos y el liberal Ciudadanos- con líderes más jóvenes que Sánchez. La elección quebró el sistema de dos partidos, pero dejó al país en una situación política trabada.

Sorpresa.

Después de unas segundas elecciones seis meses después que no resolvieron la situación, Sánchez fue removido por su propio partido, en medio de duros ataques.

Rechazado en Madrid, Sánchez abandonó su banca en el Parlamento y partió en un viaje en su Peugeot para “escuchar a los ciudadanos” y reconectar con la base partidaria.

Ante el asombro de los pesos pesados socialistas que habían orquestado su derrocamiento, Sánchez retornó después de solo siete meses para obtener la reelección. Después de tres años de intensa lucha interna en su partido, Sánchez sostiene en un libro reciente que surgió como “un líder autónomo que puede defender su propio proyecto político”, en gran medida inmune a las presiones que lo sacaron del partido en 2016.

El año pasado, Sánchez maniobró para que Rajoy cayera en un inesperado voto de retiro de confianza en el Parlamento que coincidió con un fallo judicial sin antecrdentes en contra del partido de Rajoy por operar una financiación paralela.

La solidez del liderago partidario de Sánchez contrasta con la debilidad de algunos de sus principales rivales en España y aunque su partido es minoría en el Parlamento, negocia desde una posición de relativa fortaleza. “No creo que Pedro Sánchez se destaque como un líder con una personalidad increíble, sino más como un dirigente que ha mostrado gran resiliencia y estilo político en términos de saber aprovechar las oportunidades”, señala Pablo Simón, profesor de política en la Universidad Carlos III de Madrid.

Aprendió a aprovechar la fragmentación partidaria
Pedro Sánchez. Foto: EFE.

A lo largo de los 28 países miembros de la Unión Europea, pocos políticos socialistas pueden aspirar al firme liderazgo demostrado por Pedro Sánchez y ratificado en las elecciones españolas y europeas.

En el vecino Portugal, otro socialista, António Costa, busca la reelección en octubre. Desafió todos los pronósticos para convertirse en primer ministro en 2015 cuando reemplazó al gobierno de centro derecha en Lisboa al obtener de manera inesperada el apoyo de los comunistas y de otro partido de extrema izquierda.

En su libro, Sánchez sostiene que aprendió de Costa cómo usar la fragmentación de los partidos en su beneficio. “Hay gobiernos en Europa cuyo partido principal no necesariamente es la fuerza política principal, y funcionan”, apuntó Sánchez.

Manuel Valls, ex primer ministro socialista de Francia, manifestó en una entrevista reciente, que Sánchez ahora parece conducir un Partido Socialista “hecho a la medida de su liderazgo”.

“Creo que hemos cambiado de un Partido Socialista español que fue una organización colectiva a uno en el que hay protagonismo más individual, con una ideología más pragmática”, estimó Valls, quien conoce muy bien el peligro que enfrentan los socialistas. En 2017, declaró a su propio Partido Socialista en Francia “muerto y sepultado”, después que perdió la batalla por el liderazgo.

El partido todavía no ha revivido y Valls fracasó a fines de abril cuando intentó el retorno político en España, donde nació, al terminar en cuarta posición en las elecciones a alcalde de Barcelona, la capital de Cataluña.

Valls se expresa con cautela al enfocar las posibilidades que tiene Sánchez de resolver la crisis catalana en poco tiempo y también de liderar un resurgimientro socialista más amplio que pueda fortalecer el proyecto de unidad europeo.

(Fuente: The New York Times).

psoe tiene 123 bancas

Negocia apoyo para formar el gobierno

Pedro Sánchez inicia esta semana la ronda de contactos con los principales partidos políticos de España para llegar a acuerdos que permitan su investidura, después que asumió el encargo del rey Felipe VI, de formar gobierno.

Felipe VI realizó consultas con los miembros de todos los partidos que obtuvieron representación parlamentaria en las elecciones generales del 28 de abril, antes de proponer al Congreso de los Diputados al candidato para presidir el gobierno.

De estos contactos se desmarcaron ERC (independentistas republicanos catalanes) y EH Bildu (independentistas radicales vascos).

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es el que tiene más bancas, con 123, seguido del conservador Partido Popular (PP), con 66, Ciudadanos (liberales) con 57, Unidas Podemos (izquierda) con 42 y el partido de extrema derecha Vox, que se estrenó en la Cámara con 24 bancas.

Para ser elegido Presidente del Gobierno, el candidato debe contar con la mayoría absoluta del Congreso (176 votos) en una primera vuelta, y si no, puede ser elegido en segunda votación con mayoría simple (más síes que noes). De momento, los socialistas necesitan los votos de otros grupos ya que por sí solos no cuentan con los apoyos suficientes para garantizar la elección de su candidato, Pedro Sánchez. (Fuente: Efe)

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