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Pedido de paz para Jerusalén

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El papa Francisco saluda a los miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro, en el Vaticano. Foto: Reuters
Pope Francis waves as he leads the "Urbi et Orbi" (to the city and the world) message from the balcony overlooking St. Peter's Square at the Vatican December 25, 2017. Osservatore Romano/Handout via Reuters ATTENTION EDITORS - THIS IMAGE WAS PROVIDED BY A THIRD PARTY. CHRISTMAS-SEASON/POPE URBI ET ORBI
OSSERVATORE ROMANO/REUTERS

TODOS MIRAN A JERUSALÉN

En el mensaje de Navidad, el Papa denunció el sufrimiento de niños obligados a trabajar y servir como soldados mercenarios.

El papa Francisco recordó ayer lunes el sufrimiento de los niños en "un mundo azotado por vientos de guerra" y pidió convertirlo en uno más digno para ellos, en su mensaje de Navidad pronunciado desde la logia central de la basílica de San Pedro.

Antes de impartir la tradicional bendición "Urbi et Orbi" de Navidad, Francisco habló de un mundo "azotado por vientos de guerra y un modelo de desarrollo ya superado que sigue provocando degradación humana, social y ambiental".

E hizo una llamamiento "para hacer que nuestro mundo sea más humano, más digno de los niños de hoy y de mañana".

Asomado en la logia central de San Pedro, donde el 13 de marzo de 2013 se dio a conocer al mundo como el papa Francisco, invitó en este día de Navidad a reconocer en el Niño Dios, "los rostros de los niños, especialmente de aquellos para los que, como Jesús, no hay sitio en la posada".

Entonces repasó cada rincón de la tierra donde sufren los niños, como en Medio Oriente, donde "siguen sufriendo por el aumento de las tensiones entre israelíes y palestinos".

"En este día de fiesta, invoquemos al Señor pidiendo la paz para Jerusalén y para toda la Tierra Santa; recemos para que entre las partes implicadas prevalezca la voluntad de reanudar el diálogo y se pueda finalmente alcanzar una solución negociada, que permita la coexistencia pacífica de dos Estados dentro de unas fronteras acordadas entre ellos y reconocidas a nivel internacional", abogó el papa argentino.

"Que el Señor sostenga también el esfuerzo de todos aquellos miembros de la Comunidad Internacional que, movidos por buena voluntad, desean ayudar a esa tierra martirizada a encontrar, a pesar de los graves obstáculos, la armonía, la justicia y la seguridad que anhelan desde hace tanto tiempo", manifestó.

También recordó "los rostros de los niños sirios, marcados aún por la guerra que ha ensangrentado ese país en estos años" y rogó para que en "Siria pueda finalmente volver a encontrar el respeto por la dignidad de cada persona, mediante el compromiso unánime de reconstruir el tejido social con independencia de la etnia o religión a la que se pertenezca".

Sufrimiento.

Desde que comenzó su pontificado, Francisco ha dedicado su mensaje de Navidad a azotar las conciencias con los males que afligen al mundo en un día especialmente feliz para los católicos.

Continuó así hablando de los niños de Irak, "que todavía sigue herido y dividido por las hostilidades que lo han golpeado en los últimos quince años", y de los niños del Yemen, "donde existe un conflicto en gran parte olvidado, con graves consecuencias humanitarias para la población que padece el hambre y la propagación de enfermedades".

"Vemos a Jesús en los niños de África, especialmente en los que sufren en Sudán del Sur, en Somalia, en Burundi, en la República Democrática del Congo, en la República Centroafricana y en Nigeria", añadió.

También explicó que hay "zonas del mundo donde la paz y la seguridad se ven amenazadas por el peligro de las tensiones y de los nuevos conflictos" y entonces pidió que "se superen los antagonismos y aumente la confianza mutua por el bien de todo el mundo" en la península coreana.

Así como pidió diálogo sereno entre las diversas componentes sociales en Venezuela e instó a que se resuelva lo antes posible el conflicto en Ucrania y sus graves repercusiones humanitarias.

Abogó para que "la comunidad internacional no deje de trabajar para que se tutele adecuadamente la dignidad de las minorías" que viven en Birmania, donde viajó hace algunas semanas y denunció la persecución de los rohinyas.

Francisco citó además a "los niños cuyos padres no tienen trabajo y con gran esfuerzo intentan ofrecer a sus hijos un futuro seguro y pacífico" o aquellos "cuya infancia fue robada, obligados a trabajar desde una edad temprana o alistados como soldados mercenarios sin escrúpulos".

No olvidó a los "niños obligados a abandonar sus países, a viajar solos en condiciones inhumanas, siendo fácil presa para los traficantes de personas".

"Jesús conoce bien el dolor de no ser acogido y la dificultad de no tener un lugar donde reclinar la cabeza. Que nuestros corazones no estén cerrados como las casas de Belén", instó.

Y pidió esfuerzos "para hacer que nuestro mundo sea más humano, más digno de los niños de hoy y de mañana".

Después Francisco impartió la bendición "Urbi et Orbi"(a la ciudad y al mundo) y pidió una Navidad "que renueve lo corazones y, suscite el deseo de construir un futuro más fraterno y solidario, y traiga a todos alegría y esperanza".

Diálogo.

Asimismo, en el Mensaje de Navidad, también enfocó la situación en Venezuela e instó a que se retome "un diálogo sereno" entre todas las partes. "Confiamos Venezuela al Niño Jesús para que se pueda retomar un diálogo sereno entre los diversos componentes sociales por el bien de todo el querido pueblo venezolano", deseó.

En la Nochebuena, en la quinta Misa de Gallo de su pontificado, el Papa puso el ejemplo de que también José y María huyeron, al recordar a los millones de personas obligadas a dejar su tierra y a sobrevivir a los "Herodes de turno" que "no tienen problemas en cobrar sangre inocente".

Comparó la situación que vivieron José y María obligados a abandonar su tierra, pero "llenos de esperanza y de futuro por el niño que vendría" con los millones de personas que huyen en la actualidad.

Explicó que "José y María luego tuvieron que enfrentar quizás a lo más difícil: llegar a Belén y experimentar que era una tierra que no los esperaba, una tierra en la que para ellos no había lugar". Agregó qye "vemos las huellas de familias enteras que hoy se ven obligadas a marchar".

Ofició misa ante 10.000 personas en El Vaticano.

En la Misa de Gallo, ante 10.000 personas que llenaron la basílica, que se transmitió por TV a todo el mundo, Francisco exhortó "a dar espacio a una nueva imaginación social, a no tener miedo a ensayar nuevas formas de relación donde nadie tenga que sentir que en esta tierra no tiene lugar". Dijo que la Navidad "es tiempo para transformar la fuerza del miedo en fuerza de la caridad".

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