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El Papa denuncia violencia y sicariato

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Francisco realiza la misa en la ciudad costera de Huanchaco. Foto: AFP
TOPSHOT - Pope Francis officiates an open-air mass at the beach resort town of Huanchaco, northwest of the Peruvian city of Trujillo, on January 20, 2018. The mass takes place on a wide swathe of beach able to accommodate 500,000 people, in the historic town of Huanchaco popular with surfers and known for its distinctive reed watercraft known as "caballitos de totora." - RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO / OSSERVATORE ROMANO" - NO MARKETING NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS / AFP / OSSERVATORE ROMANO / HO / RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO / OSSERVATORE ROMANO" - NO MARKETING NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS TOPSHOTS-TOPSHOT-PERU-POPE-VISIT
HO/AFP

CALOR POPULAR Y UNA MISA PARA UN MILLÓN

Francisco también señaló falta de oportunidades laborales y efectos dolorosos de El Niño.

El papa Francisco celebró una misa multitudinaria frente al mar en Huanchaco, en la turística localidad de Trujillo, en Perú, en la que denunció la violencia organizada, el sicariato y sus consecuencias para la sociedad, así como recordó los efectos dolorosos de fenómenos como El Niño Costero, atribuidos al cambio climático, una de las grandes preocupaciones del pontífice.

Frente a esta playa que es meta de surfistas, Francisco ofició, ayer sábado, una misa ante unos 200.000 fieles, que recibieron con cantos entusiastas al Papa, en esta primera misa de su visita a Perú que finaliza hoy, en la ciudad de Lima.

"¡Viva Francisco! ¡Viva el Papa! ¡Viva el Cristo!", gritaban al son la música que salía del sistema de audio. El entusiasmo popular llegó a su nivel máximo cuando el pontífice enumeró todos los santos locales venerados en esta parte del norte del país donde la devoción es particularmente intensa.

Recordó como el año pasado en esta zona tuvieron que "enfrentarse el duro golpe de "El Niño Costero" y cuyas consecuencias dolorosas todavía están presentes en tantas familias, especialmente aquellas que todavía no pudieron reconstruir sus hogares".

"También por esto quise estar y rezar aquí con ustedes", dijo Francisco que buscó así llevar su solidaridad después de las graves inundaciones que destrozaron Trujillo entre diciembre de 2016 y abril de 2017 y causaron 162 muertos, más de 300.000 damnificados y 66.000 viviendas destruidas.

Francisco ha advertido siempre de los efectos del cambio climático y continúa sus llamamientos para que se tome consciencia de ello.

Reconoció que en estos momentos tan difíciles "se cuestiona y pone muchas veces en duda nuestra fe", quien aseguró que, sin embargo, "en el momento de oscuridad, cuando sintieron el golpe del Niño, estas tierras supieron ponerse en movimiento y ayudarse "como verdaderos hermanos".

Destacó la "solidaridad, de la generosidad" con la que se ayudaron y "en medio de la oscuridad junto a tantos otros fueron cirios vivos que iluminaron el camino con manos abiertas y disponibles para paliar el dolor y compartir lo que tenían desde su pobreza.

Advirtió de que hay otras tormentas que amenazan la sociedad en esta zona y que tienen efectos "devastadores" y citó la "violencia organizada, como el sicariato, y la inseguridad que esto genera".

Las otras "tormentas" de las que habló el papa fueron "la falta de oportunidades educativas y laborales, especialmente en los más jóvenes, que les impide construir un futuro con dignidad; la falta de techo seguro para tantas familias forzadas a vivir en zonas de alta inestabilidad y sin accesos seguros".

Para Francisco, la solución para salir de estas "tormentas", de sacar a los hijos adelante ante estas situaciones "se llama Jesucristo". Agregó que "con Jesús, el alma de este pueblo de Trujillo podrá seguir llamándose la ciudad de la eterna primavera, porque con Él, todo es una oportunidad para la esperanza".

"Los peruanos en este momento de la Historia no tienen derecho a dejarse robar la esperanza", agregó Francisco y arrancó los aplausos de toda la explanada.

Concluyó su homilía con un canto a la Virgen: "Virgencita de la puerta, échame tu bendición. Virgencita de la puerta, danos paz y mucho amor".

¿Se animan a cantarla?, les dijo Francisco, pero como no conseguían arrancar, el pontífice les pidió repetir estas frases como conclusión de su homilía.

Gesto.

En uno de los trayectos por las calles de Trujillo, en Perú, Francisco bajó del Papamóvil para saludar a Trinidad, una mujer que llevaba un cártel que decía que cumplía 99 años y que estaba ciega y quería tocar su mano.

"Me llamo Trinidad, cumplo 99 años. No veo. Quiero tocar tu manito", se leía en el cártel que una persona levantaba con el deseo de la anciana en espera de que lo viese el Papa a su paso por las calles de Trujillo.

El vocero del Vaticano, Greg Burke, explicó que Francisco vio a la anciana mandó parar el vehículo para bendecirla en el día de su cumpleaños.

En varias ocasiones durantesus viajes, el pontífice ha hecho que se detuviese el Papamóvil después de ver a personas que le pedían una bendición o un saludo.

Después de la misa que ofició en la playa de Huanchaco, Francisco quiso llevar su solidaridad y cercanía directa a los afectados por el fenómeno conocido como El Niño Costero, que causó fuertes lluvias, inundaciones y derrumbes en Trujillo sobre todo en uno de los barrios más pobres, el de Buenos Aires.

Bendición.

El arzobispo de Trujillo, Miguel Cabrejos, explicó antes de la visita que el Papa había elegido Buenos Aires "como centro y signo de este encuentro con los afectados".

Francisco se subió al Papamóvil tras saludar a unas niñas del barrio que le entregaron flores blancas y recorrió por cerca de 20 minutos la única carretera asfaltada de la zona, que estaba totalmente acordonada y repleta de gente para concluir en el arzobispado de Trujillo, donde participó de un almuerzo.

Lo que Francisco pudo ver fue uno de los barrios más pobres de Trujillo, pero engalanado con carteles de bienvenida y globos con los colores blanco y amarillo de la bandera vaticana.

Francisco no pudo ver los verdaderos efectos de las terribles inundaciones y los huaicos (aludes) que causaron en este barrio de 30.000 habitantes unos 3.000 damnificados y colapsaron 500 casas.

En sus calles estrechas Francisco circuló entre las vallas siempre de pie y sin dejar de saludar y bendecir a la población afectada.

Mientras, se interpretaron cáncticos en una de las plazas y a lo largo del recorrido se pudieron ver 60 caballos de raza "paso peruana".

Multitud.

Después de la intensa actividad en Trujillo, el Papa retornó anoche a la ciudad de Lima, donde hoy domingo realizará los actos finales de su gira por Sudamérica, que comenzó el pasado lunes en Chile, donde permaneció cuatro jornadas.

Al igual que en la visita a la Amazonia, Francisco estuvo acompañado ayer del presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, quien también estará hoy junto al pontífice.

En Lima, Francisco tiene previsto un encuentro con Obispos y sacerdotes, en el que abordarán varios temas de la actualidad de la Iglesia, así como los desafíos que esta enfrenta.

El centro de su último día en Perú, será una misa multitudinaria que oficiará en la Base de la Fuerza Aérea de Las Palmas, en Lima. De acuerdo con las estimaciones de la Iglesia, se espera que acuda un millón de personas.

Las autoridades peruanas han realizado una gran coordinación tanto en materia de seguridad como de transporte, para asegurar que la misa se desarrolle sin dificultades ante la enorme concurrencia que se espera.

En Perú, el 89,1% de la población es de fe católica, de acuerdo con lo que indican las cifras del Vaticano.

La calidez con la que ha sido recibido Francisco lo confirma y contrasta con el menor entusiasmo en Chile. Por ejemplo, Lima está empapelada con grandes carteles de bienvenida al Papa, que pudo sentir el cariño y la devoción de los peruanos en todos los lugares por los que pasó.

Viajes gratis en el metro de Lima para ir a la misa.

Lima vivirá un domingo de antología en el marco de la visita del papa Francisco: la población podrá viajar gratis en el metro capitalino para asistir a la misa que cierra la gira por Perú.

El gobierno peruano decidió la gratuidad del pasaje en el metro de Lima c on la finalidad de facilitar la movilización hacia la base de la Fuerza Aérea donde se realizará la eucaristía.

"El Ministerio de Transportes y Comunicaciones prevé que más de 380.000 personas usen la Línea 1 del Metro de Lima para asistir a la misa del Papa en Las Palmas", anunció en su cuenta Twitter la autoridad gubernamental.

La decisión le costará al Estado peruano una inversión de 759.742 soles (equivalentes a unos 233.000 dólares), señaló el gobierno. FUENTE: AFP

Una voz defiende a pueblos indígenas.

En tierras latinoamericanas, como en Puerto Maldonado (Perú), Francisco no ha sido solo un pontífice, sino también un jesuita como los que se comprometieron a defender a los pueblos originarios en plena colonización.

Se ha hecho eco de la defensa de los pueblos indígenas y de sus reivindicaciones, así como de las amenazas que afligen a los pueblos originarios y denunció con fuerza la explotación de sus tierras y la contaminación de la naturaleza.

La mayoría de los jesuitas, a los que pertenece Francisco, ya desde su llegada en 1549 a las costas de Brasil y sus "misiones" posteriores a Uruguay, Paraguay, Argentina, México y Centroamérica, siempre ratificaron su compromiso con los oprimidos, y en el Nuevo Mundo eran los indígenas.

En su primer viaje a Latinoamérica, en 2015 a Bolivia, Ecuador y Paraguay, Francisco dejó claro uno de los puntos de su pontificado: la defensa de los pueblos originarios.

Ante los movimientos populares en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, el Papa pidió "humildemente perdón", "no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América".

Aunque también recordó a quien "a su paso por esta vida dejaron conmovedoras obras de promoción humana y de amor muchas veces junto a los pueblos indígenas o acompañando a los propios movimientos populares, incluso hasta el martirio".

Y en sus viajes no ha dejado de visitar y rendir homenaje a los sacerdotes, jesuitas o no, que protegieron incluso con su vida a los pueblos indígenas, como Fray Bartolomé de las Casas.

En "Paraguay, donde realizó un viaje que en muchas ocasiones fue un auténtico homenaje a la cultura guaraní, Francisco elogió las Reducciones, Las misiones jesuíticas guaraníes, que consideró las "experiencias de evangelización y organización social más interesantes de la historia",

El viernes, entregó a los indígenas de la Amazonía su encíclica "Laudato si", sobre la protección de la Creación.

Ha instado a los Gobiernos a fomentar la plena participación, a nivel local y nacional, de estas comunidades y que protejan sus culturas.

Ahora Francisco organiza un Sínodo de la Amazonía, donde habitan 2.779.478 aborígenes pertenecientes a 390 pueblos autóctonos y aún 137 pueblos "no contactados". FUENTE: EFE

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