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Papa cerró en Chile una visita empañada por las polémicas

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Francisco entronizó la imagen de María como "reina y madre" de Chile. Foto: Reuters
Pope Francis prays in front of the Virgin Mary de la Tirana statue as he celebrates a Mass at Lobito beach in Iquique, Chile, January 18, 2018. REUTERS/Alessandro Bianchi POPE-CHILE/
ALESSANDRO BIANCHI/REUTERS

SABOR AMARGO

Defensa de Francisco a un obispo acusado de encubrir abusos indignó a las víctimas.

Francisco entronizó la imagen de María como "reina y madre" de Chile. Foto: Reuters
Video. Foto: Reuters

Indígenas expoliados, migración ilegal, escándalos de pederastia en la Iglesia. El papa concluyó ayer jueves una visita a Chile marcada por polémicas.

En su última misa, ante 50.000 personas en Playa Lobito, a 20 km de Iquique (1.800 kilómetros al norte de Santiago) el papa salió en defensa de los migrantes, un día después de condenar en Temuco, en plena tensión por el conflicto mapuche, la violencia en el marco de las reivindicaciones indígenas.

Pero su visita a Chile estuvo destinada en buena medida a restañar las heridas de una Iglesia chilena desacreditada por su silencio ante los escándalos de abusos sexuales del clero. El papa pidió perdón, pero también abonó la polémica al salir en defensa de un obispo acusado de encubrirlos.

"No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia ¿Está claro?", contestó a periodistas chilenos que le preguntaron a su llegada a Iquique por qué no apartaba al obispo Juan Barros.

Nombrado por el papa en enero del 2015 obispo de Osorno, Barros, de 61 años, está acusado de encubrimiento por las víctimas del sacerdote Fernando Karadima, uno de los casos más emblemáticos de los abusos del clero en Chile. Karadima fue condenado por el Vaticano en 2011 por pederastia.

"El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar", aseguró.

Barros acompañó al papa durante su visita a Chile. En Santiago y en Temuco concelebró las multitudinarias misas y también estuvo presente en Iquique, donde un abrazo del papa inflamó las redes sociales.

Un exsacerdote mexicano rechazó ayer mismo en Perú la afirmación del papa de que no hay pruebas de que Barros encubrió abusos sexuales de sacerdotes. "No es la primera vez que el papa pide pruebas sobre las denuncias de encubridores de sacerdotes denunciados por violación de menores", dijo el exsacerdote Alberto Athié, miembro de la Red por los Derechos de las Víctimas de Abuso Sexual. "En México también lo hizo cuando había investigaciones y personas que denunciaban y pedían entrevistarse con él", añadió.

Por su parte, la organización Laicos de Osorno, que agrupa a fieles católicos que exigen la renuncia del obispo Barros, lamentaron el respaldo del papa a este prelado. "Por un lado, el papa demuestra una indolencia y una falta de tino. Pero no nos sorprende. Mantiene el statu quo. Queda demostrado que la presencia de Barros en las misas no era una obstinación, sino una mera voluntad del papa", aseguró Juan Carlos Claret, vocero de esta organización, al diario La Tercera.

Mario Vargas, representante también de Laicos de Osorno, declaró a radio Biobío que no le sorprende el "apoyo incondicional" del sumo pontífice a Barros, al recordar que ya en 2015 el papa dijo que estas acusaciones eran obras de "zurdos y tontos", una "macana" inventada para desacreditar al obispo chileno.

Tras confesar que a Laicos de Osorno les dolió ver a Barros participando de las misas realizadas por el papa, Vargas recordó que esta organización lleva tres años protestando por la situación y agregó que se sienten abandonados por la jerarquía de la Iglesia católica.

Las víctimas.

"¡Como si uno hubiese podido sacarse una selfie o foto mientras Karadima me abusaba a mí o a otros con Juan Barros parado al lado viéndolo todo!", replicó tras las declaraciones del papa en su cuenta de Twitter, Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del sacerdote.

Cerca de 80 religiosos están acusados de haber perpetrado abusos sexuales a menores desde el año 2000 en Chile.

El martes, el papa recibió a un pequeño grupo de víctimas de abusos sexuales, con las que lloró, según el Vaticano, después de confesar su "dolor" y su "vergüenza" por los abusos y pedir perdón en nombre de la Iglesia católica.

Y en una reunión con religiosos, les dijo que tuvieran "la valentía de pedir perdón", consciente de la imagen devastadora que han tenido estos escándalos para la Iglesia chilena.

Cerca de una docena de templos han sido blanco de ataques incendiarios en los últimos días por grupos de desconocidos en protesta por la visita del papa.

Migración y mapuches.

En Iquique, en una región donde uno de cada diez ciudadanos es extranjero, el papa alertó sobre la explotación y la discriminación que sufren los inmigrantes. "Estemos atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación (...) Estemos atentos a los que se aprovechan de la irregularidad de muchos inmigrantes porque no conocen el idioma o no tienen los papeles en regla", dijo el papa.

Iquique, que en lengua de la etnia aymara significa "sueño", se ha convertido en los últimos años en uno de los mayores polos migratorios del norte de Chile para personas que hu- yen de las crisis políticas y económicas en sus naciones de origen.

"Esta tierra (Iquique) es tierra de sueños, pero busquemos que siga siendo también tierra de hospitalidad", abogó el papa.

Más de medio millón de extranjeros viven hoy en situación legal en Chile, según datos oficiales, un 3% de la población de 17,5 millones. Pero según datos recientes de la prensa, solo el año pasado llegaron cerca de 105.000 haitianos y más de 100.000 venezolanos.

Antes de emprender viaje a Perú, donde llegó anoche para una visita de tres días, el pontífice se reunió con un representante de las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

En el aeropuerto fue despedido por la presidenta de Chile, la socialista Michelle Bachelet, una agnóstica reconocida, que lo acompañó en varias etapas de su visita.

Segunda escala complicada.

El papa Francisco llegó ayer al caer la tarde a Perú, uno de los países más católicos de Latinoamérica, pero hoy dividido por casos de abusos a los derechos humanos.

Francisco fue recibido en una base de la Fuerza Aérea de Lima por el presidente Pedro Pablo Kuczynski. Poco después de su llegada desde el puerto chileno de Iquique, el papa partió en un pequeño Fiat negro hacia el monumento de la Virgen del Inmaculado Corazón de María, ubicado en un distrito limeño frente al Pacífico, donde se detuvo para orar.

Después abordará el papamóvil para recorrer una de las principales avenidas de Lima, hasta la Nunciatura Apostólica.

El papa visita un Perú dividido, luego de que Kuczynski otorgara en vísperas de la Navidad un indulto al exmandatario Alberto Fujimori (79), que cumplía prisión por su responsabilidad en la matanza de 25 personas, entre ellas un niño, durante su mandato entre 1990 y el 2000. El indulto a Fujimori desató protestas de los familiares de las víctimas.

En Perú queman Una iglesia.

Desconocidos atacaron ayer jueves con un artefacto incendiario una iglesia católica en Arequipa, en el sur de Perú, horas antes de la llegada a Lima del papa Francisco desde Chile.

El ataque a la iglesia de Nuestra Señora del Carmen provocó llamaradas que dañaron una de las puertas de madera del templo hasta que la policía apagó el fuego, según las imágenes difundidas por la televisora peruana RPP. "A las personas que no comparten la fe que tengan calma, porque el santo padre viene a traernos la paz y unidad para todos los ciudadanos sin discriminar credos, ni ideologías", declaró a RPP el párroco Fernando Chávez.

El atentado no fue reivindicado por nadie.

Hace dos días se había reforzado la vigilancia en las iglesias con rondas de agentes, en previsión de atentados, lo que permitió sofocar rápido las llamas gracias al extintor de una patrulla. En el marco de la visita del papa a Chile hubo ataques incendiarios contra una decena de templos en ese país.

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