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Panorama político incierto a seis meses de los comicios

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Legalmente Lula no podría ser candidato. Foto: Reuters

ELECCIONES DE OCTUBRE

Con el favorito en prisión, el escenario electoral se vuelve imprevisible.

A seis meses de las elecciones generales, la vida pública de la mayor economía de América Latina arranca una nueva etapa llena de interrogantes.

Nueva vida.

Figura clave de la historia reciente de Brasil y del continente, Lula se definió en 2007 como una "metamorfosis ambulante". Por entonces era el gobernante obrero que se entendía con el mercado, y antes había sido el niño pobre que había vencido al hambre para saltar de la fábrica al palacio presidencial (2003-2010).

A los 72 años, Lula comienza ahora la vida de presidiario y, aunque todavía es pronto para saber si algún recurso puede liberarlo a corto plazo, no pasará desapercibido.

"Él es un líder nato, una figura fundamental en la historia política y específicamente en la izquierda", valoró el analista André Cesar, de la consultora Hold. "Desde la cárcel va a continuar ejerciendo su influencia y podrá explotar también el simbolismo de la victimización, como ya señaló en su discurso", añadió.

Para la historia quedan ya los últimos días, donde Lula fue más Lula que nunca. Atrincherado en la sede del sindicato que lo convirtió en un icono hace tres décadas, desafió las órdenes, negoció con las autoridades, dio un emocionante discurso y acabó entregándose escoltado por simpatizantes.

Encrucijada.

Durante su último pronunciamiento en libertad, el ex líder sindical dejó numerosos mensajes. Comunicador brillante, Lula estuvo flanqueado gran parte del tiempo por los jóvenes precandidatos de izquierda Manuela dÁvila, quien a duras penas contenía el llanto, y Guilherme Boulos, líderes del Partido Comunista do Brasil (PCdoB) y del alternativo PSOL, respectivamente.

Para ambos tuvo palabras sobre sus futuros prometedores, que contrastaron con las menciones mucho más protocolares de quienes podrían sustituirle como candidato de su Partido de los Trabajadores (PT) en las próximas elecciones.

"Ahora no hay nombres fuertes dentro de la formación. (Los exministros) Jaques Wagner, Fernando Haddad son personas cualificadas pero no tienen llegada, entonces Lula podría apostar por alguien de izquierda, pero no necesariamente del PT", afirmó Cesar.

Todavía es muy prematuro, sin embargo, hablar de la eventual unión de un progresismo tan fracturado como el brasileño. "Quizás Lula haya lanzado ese anzuelo para ver cuál es la reacción, teniendo en cuenta que el país entero estaba mirando, con Globo transmitiendo su discurso en vivo", analizó.

Adversarios.

Con Lula en prisión y su participación en las elecciones prácticamente inviable, se abre la carrera por hacerse con el capital electoral de quien era el líder destacado en las encuestas.

Y, pese a que la mayoría de sus rivales se han mostrado cautos en las primeras horas, los movimientos tras la detención del patriarca de la izquierda pueden decidir el nombre del próximo presidente.

"El escenario quedó ahora menos previsible y más pulverizado porque ya no hay una persona que polarice tanto como Lula", comentó Oliver Stuenkel, profesor de la Fundación Getúlio Vargas.

Un nuevo panorama que, según varios analistas, podría neutralizar el ascenso de la extrema derecha, cuyo candidato Jair Bolsonaro aparecía segundo en las encuestas. "Quien más va a sufrir con el hecho de que Lula quede fuera va a ser Bolsonaro, porque él ha crecido como uno de los posibles anti-Lula y ahora la campaña va a tender a ser menos polarizada", añadió.

El desafío de la izquierda brasileña

Si bien el destino penal y electoral de Luiz Inácio Lula da Silva aún no está sellado, su ausencia en los comicios hundiría en el desprestigio a la izquierda brasileña, que, dividida, tendría problemas para encontrar un candidato.

La derecha, apoyada en lazos con grupos evangélicos, tiene la oportunidad de crecer, pero muchos de sus exponentes también son señalados por corrupción. Días atrás y mientras la Corte Suprema debatía su caso, el general Eduardo Villas Boas emitió un polémico tuit con el que despertó el fantasma de la dictadura. Los militares comparten "junto con todos los buenos ciudadanos, el repudio a la impunidad y el respeto a la Constitución, la paz social y la democracia".

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