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Pánico en Copacabana por un auto sin control

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Los heridos quedaron tendidos en la arena y sobre la acera. Foto: Reuters
BRA04. RIO DE JANEIRO (BRASIL), 18/1/2018.- Personas heridas permanecen en el suelo hoy, jueves 18 de enero de 2018, en el lugar en que un conductor produjo un atropello masivo en Río de Janeiro (Brasil). Al menos 15 personas resultaron heridas hoy cuando un conductor invadió el paseo de la playa de Copacabana y llegó hasta la arena en un momento en que cientos de personas caminaban por la zona más turística de Río de Janeiro. EFE/Andrea Usero / Mejor calidad disponible
Andrea Usero/EFE

ACCIDENTE EN RÍO DE JANEIRO

Murió una bebé; el conductor tuvo un ataque de epilepsia y tenía la libreta de tránsito suspendida.

El pánico se apoderó de la rambla de Copacabana de Río de Janeiro el jueves por la noche, cuando un vehículo negro protagonizó un atropello masivo, matando a una bebé e hiriendo a otras 17 personas.

Un australiano en estado grave y otras nueve personas seguían ayer viernes hospitalizados tras el atropello masivo. El australiano, de 68 años, respira de forma asistida; los otros heridos, entre ellos dos menores de 7 y 10 años, se encuentran estables pero con varias fracturas, informó la secretaría de Salud de Río de Janeiro en un comunicado.

Testigos relataron que el auto pasó velozmente por encima de una vía para bicicletas y cruzó la acera, golpeando a la gente y chocando contra mesas y sillas, antes de detenerse en la arena de la playa.

Los peatones lesionados quedaron tendidos en la acera, en un hecho que recordó inicialmente los recientes ataques terroristas con vehículos en ciudades europeas. Pero las autoridades descartaron rápidamente que se tratara de un atentado y confirmaron que el conductor arrolló a 17 personas, causando la muerte de una bebé de nueve meses y dejando 16 heridos, cinco de los cuales ya fueron dados de alta.

El accidente se produjo hacia las 20.30 del jueves, cuando la rambla de la emblemática playa de Copacabana estaba llena de bañistas, gente corriendo y turistas.

"Todo ocurrió muy, muy rápido. Lo lamentable es que la ambulancia y los equipos médicos tardaron más de 45 minutos en llegar. Había niños y gente sufriendo y los servicios llegaron muy tarde", lamentó Cristo Forfinol, empleado de uno de los bares que hay sobre la playa de Copacabana.

El conductor, Antonio Almeida Anaquim, de 41 años, dijo que tuvo un ataque epiléptico. Los agentes constataron que había medicamentos para esa enfermedad en el vehículo y las pruebas médicas descartaron que estuviera bajo los efectos del alcohol o las drogas.

Pero a Anaquim, que pasó la noche en una comisaría de policía, se le había retirado el permiso de conducir por haber cometido 14 infracciones de tráfico en 2014 y hasta ahora no había acudido al departamento correspondiente para la devolución del documento como establece la ley.

Las autoridades de tráfico igualmente dijeron desconocer que el conductor sufría de epilepsia, y adelantaron que suspenderán definitivamente el permiso de Anaquim por su responsabilidad en este suceso.

De todos modos, el conductor podrá responder en libertad a la acusación de homicidio culposo (no intencional). Según los comisarios responsables del caso, Anaquim se mantuvo calmado durante todo el interrogatorio, estaba plenamente consciente de lo ocurrido y ofreció respuestas bien articuladas y con claridad y raciocinio.

Una mujer que lo acompañaba en el vehículo, a quien había conocido el día anterior, confirmó la versión del ataque epiléptico.

"¿Cómo es eso de que él tomaba medicamentos para la epilepsia y tenía permiso de conducción? Es un asesino, no debería tener carnet", dijo Darlan Rocha, de 27 años, el padre de la bebé fallecida a Globo Televisión.

La playa de Copacabana es, junto a la vecina Ipanema, el lugar predilecto de los turistas en Río de Janeiro.

Aunque las imágenes de los heridos tendidos en el suelo podían evocar en un principio a las escenas de los atentados de Niza en 2016 o de Barcelona el año pasado, Brasil no está considerado un objetivo terrorista.

Los accesos tanto al paseo como a la playa de Copacabana están totalmente abiertos, sin los bloques de cemento que protegen otros lugares turísticos del planeta. Hace apenas dos semanas, los fuegos artificiales de Año Nuevo atrajeron a más de dos millones de personas a esta misma playa, mientras el Carnaval de Río debería reunir en tres semanas unos seis millones de juerguistas en la ciudad, entre ellos numerosos turistas extranjeros.

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