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Un país bajo agresión del terrorismo

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Las fuerzas israelíes enfrentan escenarios como este cuando deben realizar operaciones contra terroristas. Foto: Daniel Rodríguez Oteiza

ZONA EXPLOSIVA

Israel enfrenta los ataques de Hezbollah, que tiene 120.000 cohetes prontos, y de Hamas.

Extendemos nuestra mano a todos los estados en una oferta de paz y buena voluntad, y los exhortamos a establecer vínculos de cooperación y ayuda mutua con el pueblo judío soberano asentado en su tierra". Esa expresión de voluntad de forjar armoniosas relaciones con toda la región quedó expuesta solo como un deseo genuino en la Proclamación de la Independencia de Israel, el 14 de mayo de 1948, no porque los líderes del nuevo país no fueran sinceros ni ese pensamiento dejara de guiar su acción, sino porque la respuesta que recibieron al anunciar su nacimiento a la vida de los países libres —en función de la Resolución 181 aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas, el 29 de noviembre de 1947— fue la invasión lanzada menos de 24 horas después por los ejérctos regulares de Egipto, Jordania, Siria, Irak y Líbano. El ataque confirmó la postura asumida por los países árabes al votar en contra del Plan de Partición del que surgió Israel.

Las Fuerzas de Defensa del joven estado, pobremente equipadas, lograron frenar la invasión y salir victoriosas para salvar al novel país, en una lucha pautada por combates cruentos e intermitentes a lo largo de 15 meses en los que murieron 6.000 habitantes de Israel, casi el 1% del total de la población judía del país en aquel tiempo.

Setenta años después, la agresión y la amenaza a su existencia como estado independiente siguen definiendo el clima hostil y el entorno explosivo. El enemigo fue cambiando y asumiendo nuevas y más peligrosas formas. Pero, el objetivo de los agresores sigue siendo el mismo: destruir y hacer desaparecer a Israel.

El peligro es cotidiano y está en casi todas las fronteras, como pudo ver El País en estos días en el terreno de los hechos.

En el norte de su territorio, Israel enfrenta uno de los mayores riesgos. En las zonas situadas al sur del Líbano, se encuentran combatientes de Hezbollah, la organización alentada por Irán que tiene un brazo político y uno armado, con el que las Fuerzas de Defensa de Israel ya se han enfrentado. Los comandos de Hezbollah cometen frecuentes actos de agresión contra civiles y soldados y cuentan en su arsenal con 120.000 cohetes prontos para ser lanzados contra centros poblados israelíes.

En la frontera con Siria, la acechanza es de otras características, ya que la guerra en ese país ha generado una situación de inestabilidad en la que juegan su papel el régimen de Bashar Al Assad y su ejército, los grupos que combaten a su gobierno, la acción de Rusia, dispuesta por el presidente Vladimir Putin para sostener a Assad, y la intervención de Irán.

En ese clima adverso, quizás la parte más tranquila es la zona fronteriza con Jordania, en gran medida, por la cooperación entre los dos países, aunque al Rey Abdullah II, le resulta una tarea difícil mantener la estabilidad de su país.

Por el lado de Egipto, concretamente en el Sinaí, con el que Israel tiene una extensa frontera, la situación ha cambiado y no para bien, debido a que la inteligencia militar israelí ha detectado la presencia y actividad de Al Qaeda y del Estado Islámico.

En la Franja de Gaza, Hamas, que copia las tácticas y estrategia de Hezbollah, manda, lanza ataques y usa a parte de la población como escudos humanos, poniendo baterías de misiles y depositos de armas en casas, escuelas y hospitales, lo que crea enormes obstáculos a las Fuerzas de Defensa de Israel cuando deben actuar.

ESCENARIO DE ALTO RIESGO

Extremos: un cuchillo y un misil

Israel, con 21.000 kilómetros cuadrados y una población de 8.2 millones de habitantes, siempre está alerta. Las Fuerzas de Defensa adaptaron su estrategia y su manera de operar para hacer frente a las cambiantes necesidades y peligro que plantean cada día los grupos terroristas que actúan en varios de los territorios vecinos. En el Centro Nacional de Entrenamiento —una unidad donde los soldados reciben los conocimientos teóricos y prácticos de combate al terrorismo— queda en claro que la estructura militar está capacitada —en virtud del alto nivel intelectual y de formación de sus oficiales y también por la educación previa al servicio obligatorio que reciben los jóvenes soldados— para abordar toda suerte de desafíos, enemigos y tácticas. Allí se advierte, en las instalaciones que recrean los difíciles escenarios de combate —poblados de países árabes donde se ocultan y atacan los comandos terroristas y los túneles que construyen Hamas y Hezbollah para penetrar en Israel— que las Fuerzas de Defensa actúan con eficacia tanto ante un ataque con cuchillo como para defender al país de misiles de largo alcance.

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