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OTAN alerta por la creciente presencia rusa en Venezuela

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El secretario de Estado, Pompeo, ayer al cierre de la cumbre. Foto: AFP

LA CRISIS EN VENEZUELA

“Sombríos sueños imperialistas” de Putin.

En su 70 aniversario, dos temas dominaron las celebraciones de la OTAN esta semana en Washington: las diferencias con su socio mayor, es decir Estados Unidos, y la creciente presencia de Rusia en Venezuela y la zona del Mar Negro.

Los aliados ya observaban con preocupación que recayeran sobre el Kremlin sospechas de interferencia en las elecciones estadounidenses de 2016 y en algunos procesos electorales en Europa. Ahora se suma su cercanía al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.

El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Mike Pompeo, denunció ayer jueves “los sombríos sueños imperialistas” del presidente ruso, Vladimir Putin. “Es evidente en sus invasiones a Georgia y Ucrania, su injerencia en Siria y ahora en Venezuela”, dijo tras el término de la reunión con el resto de los ministros de Relaciones Exteriores de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

“Hablamos sobre Venezuela. La posición de Estados Unidos la ha dejado clara el presidente Trump: deben irse”, explicó Pompeo. “En el caso de Venezuela, Estados Unidos tiene sus respuestas preparadas”, avisó.

A finales de marzo, Rusia envió a Venezuela dos aviones con un centenar de militares comandados por el mayor general Vasili Tonkoshkurov, el jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra ruso.

Venezuela es el mayor comprador de armas de Rusia en América Latina y en el pasado ha recibido tanques, cazas multifuncionales Su-30MK2, helicópteros de combate Mi y sistemas de misiles y de defensa antiaérea.

En un discurso solemne el miércoles el secretario general de OTAN, Jens Stoltenberg, pidió “preservar la unidad” de los 29 estados miembros al tiempo que aseguró que no buscan una “nueva Guerra Fría”.

La OTAN considera que, en los últimos años, Rusia ha tratado de expandir su poder más allá de sus fronteras, por ejemplo con la anexión en 2014 de la península de Crimea, que Ucrania reclama como propia; así como la guerra de 2008 con Georgia, cuando reconoció la independencia autoproclamada de dos regiones separatistas, Abjasia y Osetia del Sur.

Pompeo llamó a que la Alianza Atlántica aborde también las “amenazas emergentes” como China e Irán.

En estos dos últimos temas, Estados Unidos cuenta con menos apoyo ya que todos los miembros de la OTAN se mantienen en el acuerdo nuclear con Irán del que Donald Trump se salió unilateralmente.

Pompeo tampoco ha logrado avances en sus intentos de convencer a los aliados que no elijan al gigante chino Huawei para las redes de quinta generación, pese a sus advertencias de que la empresa supone un riesgo para la seguridad y la privacidad.

El tema de la contribución de Alemania también se coló en la reunión tras las reiteradas quejas de Trump de que el gobierno de la canciller Angela Merkel no cumple con el objetivo de la OTAN de dedicar un 2% de su PIB a la defensa.

Otro punto de tensión que empañó la celebración fue la decisión de Turquía de comprar el sistema antimisil ruso S-400, que llevó a Estados Unidos a suspender la participación del país en el programa de su avión militar F-35, celoso de que la tecnología rusa pueda penetrar sus secretos tecnológicos.

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