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Ortega recrudece la represión

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Opositores se preparan para resistir los ataques de fuerzas paramilitares. Foto: AFP

Crisis política

Ocho muertos el fin de semana en Nicaragua; fuerzas del régimen atacaron la Universidad

La represión del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua contra las protestas opositoras recrudeció este fin semana, cuando se espera que hoy lunes se reanude el diálogo que busca poner fin a la violencia que ya ha dejado más de 200 muertos en poco más de dos meses.

El gobierno de Ortega y la Asociación Cívica por la Justicia y la Democracia fueron citados para hoy lunes a la hora 10 de Nicaragua (las 13 en Uruguay) por la Iglesia, mediadora del proceso, para discutir la propuesta de adelantar las elecciones de 2021 a marzo de 2019.

El Episcopado de Nicaragua pidió a Ortega que acepte "formalmente" la propuesta de adelantar para marzo de 2019 las elecciones generales.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) también le resaltó a Ortega que aceptar la propuesta de adelanto de los comicios es "imprescindible para agilizar nuestra labor en favor de los nicaragüenses, sin excepción alguna".

En la misa dominical en la catedral de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes manifestó en su homilía de ayer que el papa Francisco está "muy preocupado" y "pendiente" de la situación de Nicaragua.

"Él está muy interesado en que el diálogo siga adelante porque solamente a través del diálogo se pueden solucionar los problemas", subrayó Brenes, quien participa directamente en las conversaciones.

La reunión, cuya sede será el seminario interdiocesano en Managua, se realizará tras los ataques de fuerzas policiales y paramilitares contra barrios de la capital y de otras ciudades, que dejaron ocho muertos el sábado.

Entre las víctimas están un bebé de un año, un adolescente de 17 y dos jóvenes estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), donde decenas de estudiantes están atrincherados.

Como parte del proceso de diálogo, ayer domingo llegarán a Managua técnicos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el martes funcionarios del Alto Comisionado de las Nacionales Unidas para los Derechos Humanos, a fin de indagar sobre los hechos de violencia.

Las protestas comenzaron el 18 de abril contra una reforma a la seguridad social, pero se ampliaron para demandar justicia y la salida del poder de Ortega, a quien acusan de instaurar con su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, un gobierno autocrático.

Ortega, un exguerrillero de 72 años, gobierna por tercer periodo consecutivo desde 2007.

El sociólogo Óscar René Vargas consideró que la represión el sábado fue una reacción al informe que dio el viernes la CIDH al Consejo Permanente de la OEA, que consigna 212 muertos, 1.300 heridos y más de 500 detenidos en los dos meses de represión.

Unicef dijo el miércoles que al menos once niños y adolescentes han perdido la vida de forma violenta y que se reportan casos de menores heridos y desaparecidos.

El cardenal Brenes había pedido el sábado al gobierno y a los grupos armados "que no apunten el arma para quitarle la vida a un hermano". "Hago un llamado a que se bajen las armas, que puedan desaparecer, que en esas armas no exista ninguna bala" para "matar a un hermano", clamó en la homilía.

Varios gobiernos y organizaciones han condenado las acciones de las fuerzas combinadas del gobierno de Ortega, uno de los comandantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que lideró la insurrección popular para derrocar al dictador Anastasio Somoza en 1979. El secretario general de la OEA, Luis Almagro, condenó las muertes y pidió el "cese inmediato de toda forma de violencia y represión".

"Mataron a mi bebé; la justicia de Dios llegará"
Karina Navarrete, madre del bebé muerto en Managua. Foto: Reuters

En un pequeño ataúd blanco junto a una cruz de flores amarillas, reposa el cuerpo del bebé muerto de un disparo en la cabeza durante un ataque de fuerzas del gobierno en Managua. A su alrededor, familiares y vecinos gritan: "¡Justicia!".

El pequeño Leonardo, un morenito de 14 meses, falleció en brazos de su padre en una calle cuando en la mañana del sábado policías y paramilitares mataron a ocho personas, incluido un adolescente de 17 años.

"Espero justicia; sé que no se va a dar, pero la justicia de Dios llegará tarde o temprano", dijo con aplomo la madre Karina Navarrete, que también tiene una niña de cinco años.

La pareja y sus dos niños iban a casa de la abuela paterna a dejar al bebé para que se lo cuidaran, porque Karina trabaja como empleada doméstica.

"De pronto nos comenzaron a disparar y me le dieron en la cabeza a mi bebé", relató la mujer.

"Nadie me contó. Yo los vi. Eran policías que nos empezaron a disparar. Yo lo confirmo delante de cualquiera que fueron policías", aseguró la mujer ante las cámaras de la prensa en su casa en Villa San Jacinto, en Managua.

Karina aseguró que en esos momentos no había enfrentamientos con manifestantes, pero sí estaban los policías y paramilitares en el lugar. "Esperaron que pasara alguien para disparar y me le dieron en la cabeza al niño (...) salimos corriendo a pedir ayuda pero nadie nos quería abrir porque estaba la policía", agregó.

Ante la conmoción que provocó esta muerte en el país, la Policía emitió un comunicado en el que negó ser responsable y acusó de la muerte del niño a "delincuentes" que "asedian los barrios". (AFP)

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