El rescate de los niños en Tailandia

Un médico militar está con ellos y evalúa su salud; todavía no hay fecha para evacuarlos.

El rescate llevará su tiempo, pero no meses como se especuló. Los 12 niños y su entrenador de fútbol atrapados en una cueva de Tailandia gozan de buena salud y están recibiendo asistencia médica y alimentos. Los socorristas tratan de reducir el nivel del agua antes de las lluvias previstas para el viernes, y preparan a los niños para evacuarlos buceando.

El gobernador de la provincia de Chiang Rai, Narongsak Osottanakorn, que dirige el rescate, dijo que una evacuación inmediata sería "difícil", ya que el nivel del agua es elevado, pese al importante sistema de bombeo instalado. Gracias a ese sistema "el agua baja un centímetro por hora, lo que no está mal dado el tamaño de la gruta", explicó. A última hora del martes, unos 120 millones de litros de agua habían sido bombeados fuera de la cueva.

Los reportes que indicaron que los chicos podrían quedar atrapados hasta cuatro meses fueron rechazados como especulaciones por funcionarios tailandeses. Sin embargo, se han preparado suministros para ese período de tiempo.

La operación de evacuación será complicada y los socorristas ya advirtieron que no se precipitarían a la hora de realizarla, pues el camino de vuelta recorre varios kilómetros por zonas angostas y etapas difíciles bajo el agua.

"Debemos estar seguros al 100%" en el momento de decidir la evacuación, que podría hacerse en varios grupos de niños, dijo ayer el gobernador.

La Marina tailandesa publicó ayer miércoles un nuevo video de los niños. "Tras haber comido, todos fueron examinados por un médico militar", precisó la Marina, sin detallar, de momento, qué día podrían ser evacuados.

En este video, grabado el martes, aparecen 11 niños saludando, diciendo su nombre y luego "estoy bien de salud". La Marina no explicó por qué el duodécimo niño no grabó el mensaje ni tampoco el entrenador, de 25 años.

El video fue proyectado por los socorristas en una pantalla bajo una tienda, no muy lejos de la entrada de la cueva, donde las familias esperan que sus hijos sean evacuados. Dos rescatistas en trajes de neopreno aparecen sentados en una parte elevada de la cueva junto a los niños envueltos en mantas de aluminio de emergencia. Un foco apunta a cada niño, que saludan uno por uno y se presentan con la cabeza inclinada y las manos juntas en un tradicional saludo tailandés "wai".

A la caída de la noche, un monje célebre en todo el país fue autorizado a franquear la entrada de la gruta. Rodeado por miembros de las familias de los niños, rezó por el fin de su sufrimiento.

"¡Mucha fuerza!" fue el emotivo mensaje de aliento por Mario Sepúlveda, uno de los 33 mineros chilenos que estuvieron 69 días bajo tierra, a los 12 niños y su entrenador de fútbol en Tailandia. Sepúlveda está dispuesto a viajar a Tailandia para aportar su experiencia. "No me cabe duda de que si el gobierno de ese país pone todo, este rescate tendrá éxito", dijo.

Los niños, de entre 11 y 16 años, fueron encontrados el lunes por la noche junto a su entrenador por buzos británicos que participaban en esta gran operación internacional, "sanos y salvos", a más de cuatro kilómetros en el interior de la galería. El grupo estaba concentrado en un saliente en los meandros de la cueva, situada en la frontera con Birmania y Laos, donde se quedaron atrapados por la subida de las aguas.

Los doce escolares y el entrenador iniciaron ayer miércoles las lecciones aceleradas de aprendizaje de natación y buceo, la única manera de abandonar la gruta por ahora.

Un grupo de diez soldados, liderados por un médico militar, se encuentran con los niños para evaluar sus condiciones físicas.

La familia de Pheeraphat guarda en la heladera una torta de cumpleaños mientras espera la vuelta a casa de este niño atrapado desde hace más de diez días en una cueva de Tailandia. Una evacuación que se anuncia larga. "La tarta está en la heladera. La guardo aquí para darle una sorpresa" cuando regrese, explica Phunphatsa Sompiengjai, hermana del niño, al que llaman por su apodo, "Night", y que cumplió 16 años el 23 de junio.

Su madre, Supaluk, que temía no volver a oír la voz de su hijo, se ha emocionado al ver un video grabado en la cueva. "Lo vi. Es el chico de la camiseta roja y blanca. Dice Hola, soy Night. Estoy bien", cuenta su madre. Pheeraphat entró en el equipo de fútbol "Jabalíes Salvajes" hace aproximadamente un año como golero. Otros tres niños del equipo proceden de la misma aldea. El 23 de junio, Pheeraphat se fue a entrenar. Después debía volver a casa para celebrar su cumpleaños.

"Preparamos la cena de cumpleaños y vinieron amigos", explica la hermana en su casa del pueblo de Ban Vienghom, en la provincia de Mae Sai, en la frontera con Birmania. Pero el chico nunca llegó.