UN PAÍS EN CRISIS

Alzando retratos de Hugo Chávez y de Simón Bolívar, el chavismo se hizo ayer martes del control de la Asamblea Nacional de Venezuela, aunque sin el reconocimiento de la comunidad internacional.

Con 256 de 277 escaños adjudicados el pasado 6 de diciembre en unas elecciones boicoteadas por la oposición, que las tildó de fraude, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus socios políticos pasaron a dominar la unicameral Asamblea Nacional.

Hasta ahora era el único poder que no controlaba el régimen de Nicolás Maduro.

“Estamos obligados al exorcismo” tras los cinco años del Parlamento opositor, lanzó el exministro de Comunicación Jorge Rodríguez, electo por aclamación para presidir la nueva Asamblea Nacional. “Muy temprano rociamos con agua bendita cada rincón”, añadió con ironía.

Su discurso estuvo lejos de ser conciliador con la oposición. “Estuvieron aquí por cinco años quienes vinieron a traicionar la voz de quiénes los eligieron. No podemos olvidar. Reconciliación sí, pero sin amnesia. Perdón sí, pero sin olvido. Concordia sí, pero hay crímenes que no pueden ser perdonados”, dijo Rodríguez, en clara referencia al líder opositor Juan Guaidó, al que Maduro ya dijo que quiere ver preso.

“La reconciliación pasa por un gran diálogo nacional. Y de esta Asamblea Nacional saldrá una comisión para ello”, agregó Rodríguez. En 2019 hubo una mesa de diálogo, bajo la mediación de Noruega, pero a mediados de ese año los representantes del régimen venezolano se retiraron del proceso.

Guaidó, hasta ahora presidente de la Asamblea Nacional que pasó a controlar el régimen, sigue contando con el apoyo de Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA), que desconocen al nuevo parlamento pro Maduro.

Guaidó impulsó una avalancha de sanciones para forzar la salida del poder de Maduro. “Métanse sus sanciones por donde les quepan (...), son inútiles”, lanzó ayer Rodríguez.

La asunción de la nueva Asamblea Nacional controlada por el régimen chavista se hizo sin festejos populares.

Las calles cercanas al Palacio Legislativo, en el centro de Caracas, fueron bloqueadas por policías y militares.

Solo un pequeño grupo de seguidores de Maduro tuvo paso, en medio de un confinamiento decretado para esta semana por la pandemia de COVID-19.

Usando tapabocas, los parlamentarios chavistas se congregaron en la Plaza Bolívar, donde hicieron una ofrenda floral para luego marchar hacia el hemiciclo, con música folclórica de fondo, cargando retratos del fallecido expresidente Chávez en uniforme militar, así como de Bolívar.

Una entrada similar hicieron cuando instalaron la Asamblea Constituyente, en 2017, para neutralizar las labores del Parlamento controlado por la oposición. Esta Constituyente dejó de existe en diciembre sin cumplir su cometido: la redacción de una nueva Constitución.

La mayoría opositora del viejo Parlamento, que en 2015 rompió 15 años de hegemonía chavista, aprobó en tanto el 26 de diciembre la continuidad de su período hasta que se realicen elecciones presidenciales y legislativas libres, justas y verificables.

“A pesar del show que están haciendo en el Palacio Legislativo secuestrado por una dictadura que nadie reconoce (...), estamos aquí, de pie”, dijo Guaidó durante una sesión virtual, en la que fue ratificado como presidente por un año más.

Guaidó se proclamó presidente interino después de que los congresistas opositores declararan usurpador a Maduro, acusándole de haber sido reelegido fraudulentamente en 2018.

Los países vecinos de Venezuela, Brasil y Colombia, además de Uruguay, ratificaron ayer martes que desconocen al Legislativo chavista.