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Netanyahu, el estratega que resiste en el poder

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Festejo: Netanyahu no logró formar gobierno luego de las elecciones de abril y septiembre de 2019; ahora parece encaminarse a hacerlo. Foto: AFP
Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu approaches to kiss his wife Sara as confetti falls upon them while addressing supporters at the Likud party campaign headquarters in the coastal city of Tel Aviv early on March 3, 2020, after polls officially closed. - Netanyahu claimed "a giant victory" in elections on March 3, boasting that his right-wing Likud party had defied "all expectations" in the country's third vote in less than a year. After exit polls by three networks forecast that Likud and its allies were on track to win 59 parliamentary seats -- two short of majority -- the premier mocked those who "predicted the end of Netanyahu". (Photo by GIL COHEN-MAGEN / AFP)
GIL COHEN-MAGEN/AFP

ELECCIONES EN ISRAEL

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que tiene un proceso por corrupción, confirmó este martes su victoria electoral.

A pesar de ser acusado de corrupción, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, logró una victoria convincente en las elecciones legislativas del lunes, quedando en posición para formar el próximo gobierno y encarar su proceso judicial.

Con el 90% de los votos escrutados hasta ayer martes, el Likud, partido de derecha que lidera Netanyahu, obtiene el 29,3% contra el 26,3% que recibió el centrista Azul y Blanco de su principal rival, el exgeneral Benny Gantz.

En el sistema israelí, ese resultado se traduce en alrededor de 36 escaños para el Likud y 32 para Azúl y Blanco.

Con sus aliados de la derecha radical y los partidos judíos ultraortodoxos, el Likud podría sumar 59 escaños, o sea que quedaría a dos de los 61 de la mayoría parlamentaria.

“Pronto encontraremos en el otro bloque los votos faltantes”, afirmó el portavoz del Likud, Jonathan Urich. “Estamos ya en contacto con varios diputados del otro bando”, aseguró.

Sin embargo, Azul y Blanco reiteró su posición de no formar un gobierno de unidad con Netanyahu mientras pesen sobre él acusaciones por tres casos distintos de corrupción.

Una vez haya recibido los resultados definitivos, el 10 de marzo, el presidente israelí Reuven Rivlin iniciará sus consultas con los partidos representados en el parlamento para designar a la persona encargada de formar gobierno.

Netanyahu (70), el jefe de gobierno más longevo de la historia de Israel, con 14 años en el poder, celebró en la noche del lunes “la victoria más importante de su vida”, ante una multitud en Tel Aviv que lo recibió al grito de “Bibi rey de Israel”.

“Es una victoria... contra todo pronóstico”, y pese a quienes predijeron “el final de la era de Netanyahu”, agregó el primer ministro, acusado de corrupción y cuyo proceso comenzará el 17 de marzo.

Ironía del calendario, es precisamente esa fecha el límite del que dispone el presidente israelí para anunciar su candidato para formar gobierno.

“Una vez más, la mayoría del electorado expresó su inmensa desconfianza frente a la justicia”, consideró el editorialista Amnon Lord, en el diario de derecha Israel Hayom.

“Netanyahu hace mucho tiempo que se habría marchado” si los israelíes dieran importancia a los cargos que se le imputan, corrupción, malversación y abuso de confianza, según Lord.

Elecciones en Israel. Foto: AFP

La tercera, la vencida

Las del lunes fueron las terceras legislativas en menos de un año. Tras las elecciones de abril y septiembre, Netanyahu había fracasado en formar un gobierno de unidad nacional.

Es por tanto “la única solución lógica” para salir del estancamiento en que se halla Israel desde hace casi un año, según el influyente comentarista político Ben Caspit, crítico del primer ministro.

El primer ministro clama su inocencia y se dice víctima de una “cacería de brujas” de los servicios del Ministerio Público y de la prensa.

Con su triunfo, Netanyahu tendrá el camino libre para cumplir su promesa electoral de anexar los asentamientos judíos en Cisjordania y el valle del Jordán, en virtud de un plan de paz presentado en enero por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Los palestinos han rechazado la propuesta, diciendo que aniquilaría su sueño de establecer un Estado viable en Cisjordania y la Franja de Gaza, territorio que está bajo control de Israel desde la Guerra de los Seis Días de 1967.

Apodado el “rey Bibi”, Netanyahu es un estratega avezado y acostumbrado a nadar entre dos aguas, y el único primer ministro de Israel más joven que el Estado, fundado en mayo de 1948.

Nacido en Tel Aviv el 21 de octubre de 1949, ha heredado el fuerte bagaje ideológico de su padre, Benzion, que fue asistente personal de Zeev Jabotinsky, líder de la tendencia sionista llamada “revisionista”, favorable a un “Gran Israel” que abarque también a Jordania.

Hoy, Benjamin Netanyahu predica la idea de un “Estado judío” cuyas fronteras se extiendan al noreste hasta Jordania. De ahí su promesa de anexionar el valle del Jordán, situado en tierra palestina y ocupado por Israel desde hace más de 50 años.

En 1976, el hermano de Netanyahu, Yoni, comandante de una unidad militar encargada de liberar a los rehenes de un vuelo Tel Aviv-París secuestrado por organizaciones palestina y alemana en Uganda, murió durante la intervención. El deceso de su hermano le marcó profundamente y Netanyahu haría de la lucha contra el terrorismo uno de los hilos conductores de su vida política.

Orador nato y agudo, Netanyahu se convirtió en diplomático en Washington y después sería embajador en la ONU en la década de 1980. Cuando regresó a Israel fue elegido diputado en 1988 por el partido Likud, en la que pronto se convirtió en la nueva estrella.

Durante la guerra del Golfo de 1991, durante la que Israel fue blanco de misiles Scud iraquíes, el nuevo diputado defendió ardientemente los intereses israelíes en la televisión estadounidense CNN. Su ascensión fue imparable hasta 1996 cuando, a los 47 años, se convirtió en el primer ministro más joven de la historia de Israel.

Su primer reinado duró tres años. Después de permanecer alejado algún tiempo regresó a la política, volvió a dirigir el Likud y fue elegido de nuevo primer ministro en 2009.

Desde entonces, la vida política israelí ha estado marcada por “Bibi”, maestro en arte de formar coaliciones, absorber a pequeños partidos y acercarse a los ultraortodoxos para consolidar su poder.

Para Gideon Rahat, profesor de Ciencias Políticas en la universidad hebrea de Jerusalén, Netanyahu alterna entre el “extremismo” y la “moderación”.

Desde que Donald Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos su política hacia los palestinos ha sido su gran valedor. Washington trasladó su embajada a Jerusalén, ha reconocido la anexión del Golán y presentó en enero un plan de paz para la región que los palestinos rechazan por considerar que sólo favorece a Israel.

Los adversarios de Netanyahu lo consideran un autócrata, ávido de poder y amigo de la mentira, que nunca quiso la paz con los palestinos y cuyo discurso antiárabe socava los fundamentos de la democracia israelí.

Casado y padre de tres hijos, Benjamin Netanyahu está ahora en el punto de mira de la justicia por los costosos regalos recibidos de parte de millonarios, el intercambio de favores con directivos de empresas importantes o sus intentos de colusión con la prensa.

Victoria, pero incompleta: faltan dos diputados
Netanyahu prometió una respuesta “rotunda” si Irán ataca. Foto: AFP

Benjamín Netanyahu se legitimó como líder de la derecha israelí y le dio al Likud uno de sus mejores resultados electorales de la última década. Es la sorpresa que no predijeron las encuestas, pero las cuentas siguen sin cerrar para garantizar el desbloqueo político en Israel.

Tras dos elecciones (abril y septiembre) en las que el Likud de Netanyahu y Azul y Blanco de Beny Gantz terminaron con empates técnicos, el primer ministro marcó ahora una diferencia de entre cuatro y cinco escaños a su favor. Sin embargo, en el fragmentado Parlamento de Israel, la gobernabilidad depende de la posibilidad de crear coaliciones y, en este sentido, el dilema es similar a las elecciones de abril, cuando comenzó el bloqueo.

La victoria personal de Netanyahu es indudable pero incompleta, ya que para revalidar el cargo debe conseguir una mayoría que de momento no suma con sus aliados (se queda en 59 diputados de los 61 que necesita).

Con información de EFE

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