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Murió McCain, el republicano que enfrentó a Donald Trump

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John McCain fue congresista, senador y candidato presidencial. Foto: Reuters

Estados Unidos

El senador tenía 81 años y padecía cáncer cerebral; pidió que Obama y Bush hablaran en el funeral.

El senador republicano John McCain, un enemigo político declarado del presidente Donald Trump, falleció el sábado. McCain murió luego de 13 meses de lucha contra un cáncer cerebral, y un día después de haber abandonado su tratamiento médico. Tenía 81 años y siete hijos, de los cuales tres de un primer matrimonio.

Así como para John F. Kennedy, Ronald Reagan o Rosa Parks, su ataúd será expuesto en la rotonda del Capitolio en Washington, un honor reservado a aquellos que han marcado la historia de Estados Unidos. Su féretro también será presentado en el capitolio de Arizona, el Estado al que representó durante más de 35 años en el Congreso. Las exequias se llevarán a cabo en la Catedral nacional de Washington. Los expresidentes Barack Obama y George W. Bush, un demócrata y un republicano, hablarán en el funeral, a pedido del propio McCain.

Hace unos meses que el senador había solicitado expresamente que Trump no participara de su funeral. Está previsto que sea el vicepresidente Mike Pence quien tome su lugar.

Con su fallecimiento se reduce temporalmente la mayoría republicana en el Senado a 50 escaños frente 49 de la oposición demócrata. Corresponde al gobernador de Arizona nombrar a su sucesor hasta las elecciones de 2020.

McCain era un asiduo visitante de capitales extranjeras, adonde viajaba regularmente integrando delegaciones parlamentarias. Se lo vio varias veces en Bagdad, en Medio Oriente e inclusive en Kiev, la capital de Ucrania, donde expresó su apoyo a la denominada “Revolución naranja”.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, el primer ministro canadiense Justin Trudeau, así como el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y otros dirigentes extranjeros saludaron su memoria. La canciller alemana Angela Merkel le rindió tributo a “un defensor infatigable de una alianza atlántica fuerte”.

Pero McCain no siempre fue una figura que acaparara el consenso. En las primarias presidenciales de 2000, cultivó una imagen de republicano centrista, pero fracasó ante George W. Bush, más en línea con la ortodoxia de los conservadores.

En el Senado, fue un feroz partidario de la guerra de Irak y lamentó el retiro de las tropas estadounidenses bajo el mandato de Obama. Su defensa de un alza permanente de los gastos militares le valió críticas tanto de la derecha como de la izquierda por su irresponsabilidad presupuestaria.

También se lo acusó de haber dado apoyo a los precursores del movimiento conservador Tea Party al escoger para acompañarlo en la fórmula presidencial a Sarah Palin, cuando fue candidato a la Casa Blanca en 2008, una decisión que luego lamentó.

Pero su compromiso contra la tortura, por una reforma de la inmigración favorable a los indocumentados y por su defensa de una tradición política de civilidad hicieron que su figura trascendiera al partido Republicano.

“Ha sido un largo camino”, escribió en sus memorias The Restless Wave (La ola inquieta) publicadas este año. “He conocido grandes pasiones, he visto increíbles maravillas, peleado en una guerra y he ayudado a forjar la paz. Hice un pequeño lugar para mi mismo en la historia de Estados Unidos y de mi tiempo”, agregó.

Nacido el 29 de agosto de 1936 en una base militar en el Canal de Panamá, cuando aun se encontraba bajo el control estadounidense, McCain siguió los pasos de su padre y de su abuelo y se alistó en las fuerzas navales.

Una de las pruebas más duras y que marcaría para siempre su vida comenzó el 26 de octubre de 1967 cuando tenía 31 años de edad. Su avión fue derribado sobre Hanoi y fue prisionero de guerra cinco años y medio en Vietnam, donde fue sometido a fuertes torturas físicas y mentales.

Por su servicio militar recibió múltiples reconocimientos, incluyendo el corazón púrpura, y tras regresar a la vida civil en 1981 se mudó a Arizona, donde inició su carrera política. Un año más tarde fue elegido por primera vez como congresista y en 1986 se presentó como candidato al Senado federal, donde siempre trabajó en favor de los derechos de los veteranos de guerra y, gracias a sus esfuerzos, en 1995 Estados Unidos y Vietnam normalizaron sus relaciones diplomáticos.

Como senador se ganó rápidamente la reputación de rebelde.

En una entrevista con el programa The View, de la cadena ABC, cuando le preguntaron por cómo le gustaría que la gente lo recordara, McCain tenía claro que su prioridad era ser visto como un hombre “que sirvió a su patria”.

El último deseo: que Trump no estuviera en su funeral
Llevan flores en respeto al senador Jhon McCain. Foto: Reuters

Uno de los últimos deseos de John McCain no dejó lugar a dudas: no quería que Donald Trump estuviera en su funeral. Nunca fingieron aprecio. Sus diferencias fueron de fondo. Tenían que ver con valores, y lo expusieron públicamente.

Cuando Trump apareció en las primarias republicanas, en junio de 2015, McCain dijo que el empresario sólo excitaba a “los tarados” con su discurso antiinmigrante. La respuesta de Trump fue igualmente lapidaria: McCain es “un idiota”. Y lo atacó en el terreno que el senador consideraba más sagrado: el de su carrera militar. “No es un héroe de guerra, es un héroe de guerra solo porque fue capturado”, dijo Trump de McCain. “Me gustan las personas que no han sido capturadas”, agregó Trump, desencadenando la indignación general.

La respuesta de McCain dejó en claro las diferencias de carácter entre ambos: en vez de exigirle que le pidiera disculpas personales, le lanzó: “Debe disculparse con las familias de quienes combatieron”.

Rompiendo con la disciplina partidaria, en 2016 McCain proclama que sólo apoyará con su voto “a un buen republicano conservador que esté calificado para ser presidente”. Días antes se había difundido un video en el que Trump se mostraba particularmente grosero con las mujeres, a las que, decía, tenía “atrapadas por el coño”.

La negativa persistente de Trump a reconocer la interferencia rusa en la campaña presidencial termina escandalizando al senador y a medida que pasan los meses su indignación crece. Como presidente de la Comisión de las Fuerzas Armadas, McCain abre su propia investigación parlamentaria sobre Rusia y explota al escuchar las palabras complacientes del presidente respecto a Vladimir Putin. “Nada tiene que ver la consigna de ‘Estados Unidos primero’ con confiar en un coronel de la KGB en lugar que en los servicios de inteligencia de Estados Unidos”, dice.

En los últimos meses de su vida, no había tema en que McCain no desafiara a Trump. En julio de 2017, figura entre los tres senadores oficialistas que votan contra la abrogación de la reforma de la salud del demócrata Barack Obama, provocando la ira del presidente.

La enemistad entre ambos fue palpable hasta el final. Un par de semanas atrás, el presidente llegó hasta no pronunciar el nombre del senador durante la ceremonia de promulgación de una norma de defensa bautizada ley McCain.

Y cuando la familia McCain anunció, el viernes, que el senador había abandonado el tratamiento contra el cáncer, Trump no emitió comentario alguno, al contrario del conjunto de la dirigencia política estadounidense.

Sin embargo, tras la muerte del senador, Trump tuiteó: “Mis condolencias y mis respetos más sinceros a la familia del senador McCain. Nuestros corazones y nuestras plegarias están con ustedes”.

AFP

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