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El mundo ya siente falta del liderazgo de Estados Unidos

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Emmanuel Macron y Donald Trump. Foto: AFP

INTERNACIONAL

El golpe de la pandemia del nuevo coronavirus llamado Covid-19 sumado a la política de Trump, lo aleja de ser el referente en tiempos de crisis.

A medida que la crisis del coronavirussigue avanzando, Estados Unidos continúa retirándose de la escena internacional, abandonando su papel habitual de líder global generoso capaz de coordinar una respuesta ambiciosa y multinacional a una emergencia mundial.

Durante la crisis financiera de 2008 y la crisis del ébola en 2014, Estados Unidos asumió el papel de coordinador global de las respuestas —a veces de manera imperfecta, pero con la aceptación y agradecimiento de sus aliados y hasta de sus enemigos.

Sin embargo, Estados Unidos hoy no da esos pasos.

“Existe de parte del Estados Unidos del presidente Donald Trump un egoísmo que es nuevo”, indicó Jan Techau, miembro del Marshall Fund, en Berlín. Mientras todas las naciones actúan para protegerse -sostuvo- Estados Unidos tradicionalmente vio esa responsabilidad como de mayor alcance”.

El nacionalismo sin belleza del presidente Trump y el eslógan de “Estados Unidos Primero”, sus esfuerzos por culpar a China y también a Europa por el coronavirus y sus menciones inexactas de datos, “todo eso significa que Estados Unidos ya no sirve al planeta”, dijo Techau. “Estados Unidos siempre cuidó sus intereses, pero también fue muy generoso”, agregó. “La generosidad parece haber desaparecido y esa es una mala noticia para el mundo”.

A su vez, Claudia Major, analista del Instituto de Asuntos Internacionales y de Seguridad, en Berlín, consideró que “esta crisis es la confirmación de un cambio estructural en la política de liderazgo de Estados Unidos”.

“No hay liderazgo global ni modelo de Estados Unidos”, añadió Major. “El éxito es que maneje la pandemia, reúna a los aliados, lidere la alianza, realice el suministro global de bienes de distribución pública y organice una respuesta global, como ante el ébola”.

En cambio, “las instituciones de Estados Unidos no parecen poder abordar el problema en su propio país”, agregó. “Hay una respuesta de Trump de acutuar a solas”.

Estados Unidos proveyó inicialmente alguna ayuda a China. Pero, en general, el gobierno ha dejado hasta a los aliados más cercanos para que se las arreglen por su cuenta”. Trump defiende su veda a los viajes con la Unión Europea, pero no se preocupó de consultar a los líderes europeos ni de avisarles la medida que aplicaría.

Desaliento.

En la visión de los aliados europeos, la respuesta de Estados Unidos es desalentadora.

Estados Unidos “aparece al menos tan fragmentado como la Unión Europea, si no más”, dijo Marietje Schaake, quien se desempeña en el Centro de Ciberpolíticas de la Universidad de Stanford. “Estados Unidos parece más frágil, en parte, debido a que carece de la estructura de asistencia social que tiene Europa”, consideró. “Existe el hecho reconfortante de que existe una red que dará asistencia”.

Schaake está preocupada “porque se produzca un quiebre de lo que mantiene unida a una sociedad. Ese riesgo es mayor en Esrtados Unidos que en Europa. Me gustaría que hubiera más coordinación constructiva en lugar de discusiones a gritos y tanta retórica como la de Trump, negando los problemas, mientras un país como Alemania dice que si su avance con la vacuna logra éxito, estará a disposición de todos”.

En retrospectiva, la crisis puede marcar un momento fundamental de cambio global.

Major planteó los siguientes interrogantes: “¿Qué significará esto en la competencia entre las potencias? ¿En diez años diremos: ‘este es el momento del ascenso de China y la declinación de Estados Unidos’ o éste resurgirá?”.

Siempre fue arsenal de la democracia

En el pasado, Estados Unidos logró resugir, después de empezar con lentitud. Así ocurrió en las dos guerras mundiales, cuando los esfuerzos por permanecer alejado del resto del mundo por un océano fueron reemplazados por un compromiso fuerte del gobierno y la sociedad de ganar las guerras y convertirse, como dijo el presidente Franklin D. Roosevelt, en “el arsenal de la democracia”.

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