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Mundial y JJOO con la marca del Lava Jato

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Estadio Maracaná. Foto: Pixabay

Odebrecht dice que ellos hicieron posible ambos eventos.

El mega escándalo de corrupción en Brasil también afecta al mundo del deporte, salpicado por las acusaciones en serie sobre las construcciones de sus estadios para el Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Las últimas confesiones de exdirigentes de Odebrecht, que han logrado acuerdos con la justicia a cambio de rebajas en sus penas, han puesto en jaque a toda la élite política brasileña.

Acusado de haber formado una organización ilícita con otros grandes grupos para amañar el sector público, la empresa Odebrecht está omnipresente en la construcción de las instalaciones deportivas de los grandes acontecimientos que ha acogido el país en los últimos años.

"Sin nosotros no habría habido ni Mundial ni Juegos Olímpicos. No habría habido nada", afirmó en una de sus declaraciones Marcelo Odebrecht, ex director general de la compañía y condenado a 19 años de cárcel.

"Desgraciadamente, no me sorprende nada que esta corrupción sistemática haya alcanzado al mundo del deporte", asegura Ricardo Ferreira Freitas, profesor de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro y especializado en grandes acontecimientos deportivos.

Sobornos.

Según el diario Estado de Sao Paulo, las confesiones que hizo públicas el martes por la noche la corte suprema de Brasil permiten identificar irregularidades en la construcción de al menos 12 estadios usados para el Mundial.

Odebrecht construyó —entre otras cosas— el Parque Olímpico, actualmente ocupado por elefantes blancos, y la Villa Olímpica, que acogió a los deportistas. Menos del 10% de los 3.600 apartamentos han sido ocupados, según la prensa local.

Para lograr los mejores contratos, la dirección del grupo no escatimó en recursos. La compañía tenía un departamento de contabilidad dedicado especialmente a comprar a los políticos: el "servicio de operaciones estructuradas", conocido como "el departamento de los sobornos". Cada pago quedó registrado en una contabilidad informática en la que los políticos tenían apodos irónicos.

Entre ellos está Eduardo Paes, el exalcalde de Río conocido por el sobrenombre de "pequeño nervioso". Fue "recompensado" por "su interés para facilitar contratos vinculados a los Juegos Olímpicos", de acuerdo con un exdirigente de Odebrecht. La empresa asegura haberle pagado en 2012 "al menos 15 millones de reales", unos 7,5 millones de dólares al cambio de la época, durante la que hizo campaña para su reelección. Paes, que llevó con orgullo la bandera olímpica durante la ceremonia de clausura de los Juegos en el estadio del Maracaná, niega rotundamente estas acusaciones "absurdas".

El templo del fútbol brasileño centra una serie de acusaciones sobre presuntas sobrefacturaciones para su total renovación, que costó la faraónica cifra de 1.200 millones de reales, unos 350 millones de euros, más del doble que lo pactado inicialmente.

Según un informe del Tribunal de Cuentas de Río, incluso el cemento costó tres veces más de lo que vale en el mercado, provocando un sobrecosto de 23 millones de reales.

Cena con Ronaldo.

Otro caso emblemático es el del Arena Corinthians de Sao Paulo, el estadio de fútbol que inauguró el Mundial. En su confesión Marcelo Odebrecht explicó que el modo de financiación de las obras fue concretado de manera "informal" durante una cena en su casa en 2011. Entre los comensales estaban el gobernador y el alcalde de Sao Paulo de entonces, así como Ronaldo, que terminó su carrera en el Corinthians. "Trajeron a Ronaldo para dar importancia a la velada", señaló.

Odebrecht se implicó en el proyecto presuntamente a petición del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva. Lula ha sido inculpado en la investigación, que busca las posibles malversaciones de fondos que le habrían costado a la estatal Petrobras más de 2.000 millones de dólares.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Estadio Maracaná. Foto: Pixabay

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