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Monarquías del Golfo reacias a recibir refugiados

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Refugiados huyen del conflicto.

Las petromonarquías de la península Arábiga están en el punto de mira. Se encuentran entre los países más ricos del mundo. Comparten lengua y religión con la mayoría de quienes escapan de la guerra en Siria.

Sin embargo, no han acogido a un solo refugiado. Sus generosas donaciones al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) o la actividad que despliegan sus organizaciones caritativas palidecen ante los cuatro millones largos de sirios recibidos en Líbano, Jordania, Turquía, e incluso Irak y Egipto. Consideraciones políticas y sus propias estructuras demográficas dificultan que abran sus fronteras.

"En Qatar sí que hemos recibido algunos refugiados y además yo mismo he participado en varias visitas a los campamentos de Jordania, Líbano y Turquía en las que hemos facilitado tiendas, material educativo y financiación", asegura Khalid al Mohannadi, un emprendedor social con vocación humanitaria. Al Mohannadi estima en "unos 8.000" los sirios aceptados en su país, aunque admite que "no les llaman refugiados" y de hecho remite al Ministerio de Trabajo para obtener la cifra exacta.

Ni Qatar (con una renta per cápita de 93.000 dólares, según el Banco Mundial), ni el resto de los estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Kuwait, Bahréin, Emiratos y Omán), son firmantes de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de la ONU de 1951, en la que se define quién es refugiado, sus derechos y las responsabilidades hacia ellos. Los permisos de residencia están vinculados al trabajo y éste a su vez al perverso sistema de kafala o patrocinio.

"Olvídense de las convenciones; todos los países tienen una obligación moral de ayudar a los refugiados sirios", repite el representante especial de la ONU para la migración internacional, Peter Sutherland.

Así parecen haberlo entendido muchos ciudadanos árabes que se han lanzado a las redes sociales para pedir a los gobiernos de las petromonarquías que acojan a quienes huyen de la guerra. El hashtag en árabe "dar la bienvenida a los refugiados de Siria es un deber del Golfo" es tendencia en Twitter. También algunos destacados comentaristas de la región, como el bloguero emiratí Sultan al Qassemi, defienden que esos estados debieran abrir sus puertas a los sirios. "Es el paso responsable, ético y moral que hay que dar", ha escrito Al Qassemi, quien argumenta que además mejoraría su mala imagen en derechos humanos y frenaría la pérdida de la cultura árabe de la que a menudo se quejan.

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Refugiados huyen del conflicto.

Están entre los países más ricos del mundo y hacen donaciones

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