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Fue millonario, lleva años en una isla y cuenta sus secretos para sobrevivir al aislamiento

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David Glasheen, el ex corredor de bolsa millonario convertido en náufrago. Foto: Captura.
Nuñez, Irene

AUSTRALIA

Era un corredor de bolsa exitoso pero perdió todo en el denominado "Martes Negro". Sin su fortuna, su casa y divorciado decidió irse a una isla desierta.

La pandemia de coronavirus afectó a todo el mundo, pero para David Glasheen, un ex corredor de bolsa millonario convertido en náufrago que vive en una isla, la vida permanece sin cambios.

Glasheen, de 76 años, vive en la Isla de la Restauración frente a la costa del norte de Australia desde 1997 después de quedar en quiebra. A la isla se mudó con lo esencial, según contó a MailOnline Travel y recogió La Nación: una valija con "tres camisas, dos pares de pantalones cortos, bermudas, una linterna decente, un par de libros, un frasco de chile en polvo, un poco de pasta de dientes y cepillo de dientes".

El objetivo de Glasheen era cambiar su vida, salir del "Gran Hermano" y aliviarse del "peso de la vida moderna". Ahora, si embargo, tiene lo que él considera que son las cosas necesarias para disfrutar la vida aislado de las grandes ciudades como conexión a internet con energía solar y un arsenal de buenos libros.

También tiene dos maniquíes, a los que nombró Miranda y Phyllis que lo acompañan mientras encuentra a "una buena dama", según explicó.

Su dieta diaria consiste en cocos, almendras de playa, cerezas, alcaparras y ciruelas wongai que come en un sector de la isla que denominó Restoration Island o Resto como Glashee, como prefiere llamarlo. Además tiene una reserva de productos enlatados y secos que compra en un viaje que realiza una vez al años en un bote a la ciudad australiana Cairns y el alcohol, que también llega a la lista de compras.

En ese viaje también compra otros elementos esenciales como jabón, detergente, pasta de dientes y papel higiénico, para poder mantener una buena higiene personal.

A Glasheen le gusta tener además algunas opciones de licores y vino en un bar que construyó para entretener a las personas que visitan la isla. La cerveza, en cambio, la produce él mismo con un kit que adquirió.

Y aunque la vida en aislamiento puede parecer aburrida, el ex millonario indicó que cuenta con algunos juegos de mesa tradicionales además de sus libros. "Siempre es importante tener un par de anteojos de lectura", ya que "perder la capacidad de leer sería bastante miserable", aseguró.

Otro consejo de Glasheen es tener una bolsa con monedas de plata, ya que puede ser que en algún momento se necesite dinero y "las monedas de plata son fáciles de almacenar".

Por último, el australiano enfatiza la importancia de la compañía cuando se vive en aislamiento. Puede mantenerse en contacto con el mundo exterior a través de una conexión a Internet con energía solar, pero no es lo mismo que la interacción humana.

"Comience a aprender sobre cómo ser independiente y sobrevivir con muy poco. Crecí de esta manera y me encantó. Leí libros y vi películas que cubrían temas de supervivencia", recomendó y agregó: "Pronto descubrirá lo que realmente necesita frente a lo que cree que necesita. La vida aquí es pacífica, segura y satisfactoria".

"Realmente espero que algún día la isla Resto se convierta en un retiro sin fines de lucro curativo e inspirador operado en asociación con el pueblo Kuku Yau que son los propietarios tradicionales de esta tierra. También espero que mi familia se involucre y continúe con mi legado", indicó y contó que en un principio se mudó con su pareja, que en ese momento estaba embarazada, pero que en el momento en que su hijo nació decidió volver a la ciudad ya que consideró que la isla podía ser peligrosa en su crianza.

Su vida

A Glasheen le iba muy bien en el negocio de la bolsa hasta el denominado "Martes Negro" en 1987. En ese momento el empresario perdió toda su riqueza, el banco le embargó su propiedad y su esposa le pidió el divorcio.

En su libro The Millionaire Castaway, Glasheen asegura que fue en ese momento en que decidió cambiar su vida, "una más allá del círculo vicioso de presión para ganar suficiente dinero para un estilo de vida por el cual otras personas miden su valor y éxito".

"No podía soportar la idea de que este lugar fuera el patio de recreo de un hombre rico", destaca y agrega: "Este breve tiempo en la isla me había convencido de que Resto estaba en un lugar donde podía vivir completamente satisfecho. Pasar el día pescando y la noche hilando fue mi idea de felicidad ."

Para poder vivir en la isla el ex empresario debió alquilar un terreno al gobierno australiano por £ 13.000 al año. El espacio fue cedido pero le pidieron que instalara espacios de pesca y alojamiento turístico en la isla, algo que no pudo realizar. 

Él permanece en la isla, pero podría ser desalojado en cualquier momento y se describe a sí mismo como un "ocupante ilegal en mi propia casa" .

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