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Miles bajo peligro por 88 diques en Brasil

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Un bombero observa el panorama de la zona arrasada tras quebrarse el dique. Foto: AFP

Desastre y tragedia

Buscan evitar otra tragedia; 28 cerca de ciudades con más de 100.000 habitantes.

Luiz de Castro estaba instalando lámparas en un complejo minero en Brasil, el mes pasado, cuando se escuchó una fuerte explosión. Pensó que había estallado el neumático de un camión, pero un amigo suyo sabía qué sucedía.

“No, ¡no es eso!”, le advirtió el amigo. “¡Corre!”.

Castro escapó por una escalera cubierta de lodo mientras caían rocas como misiles y logró trepar hasta un lugar seguro. Fue entonces cuando vio cómo un muro de barro que se desplomaba debido al colapso de un dique en la mina enterraba a sus compañeros, comentó. Tiago, George, Ícaro y numerosos más quedaron sepultados vivos. La avalancha de lodo tóxico se extendió a lo largo de ocho kilómetros, destruyendo casas, oficinas y personas. Fue una tragedia nada sorprendente, según expertos.

Hay 88 diques mineros en Brasil construidos de la misma manera que el colapsado: enormes reservas de desperdicios de explotación sostenidas por poco más que paredes de arena y sedimento. Todos, excepto cuatro de los diques, han sido calificados por el gobierno como estructuras igual de vulnerables o más que la de Brumadinho.

Ocho detenidos por 30 días en la investigación

Ocho empleados de la compañía minera Vale fueron detenidos elviernes en el marco de las investigaciones por la rotura de la presa en Brumadinho. Las detenciones se produjeron en los estados de Río de Janeiro, Sao Paulo y Minas Gerais a petición del Ministerio Público regional de Minas, el cual precisó que el objetivo de la operación es “investigar la responsabilidad criminal por la rotura de la presa”.

El Ministerio Público informó que entre los arrestados se encuentran cuatro gerentes de Vale, dos de ellos ejecutivos y cuatro integrantes de los respectivos equipos técnicos, todos ellos “involucrados en la seguridad”. Las prisiones fueron decretadas por un periodo de 30 días.

Lo más alarmante es que por lo menos 28 presas están cerca de ciudades o pueblos, con más de 100.000 habitantes que viven en zonas especialmente peligrosas si se derrumban esas estructuras, según un cálculo de The New York Times.

En la catástrofe del mes pasado, todos los elementos del desastre estaban ahí, porque había una reserva de desperdicios mineros construida de manera barata arriba de una ciudad, advertencias ignoradas sobre problemas estructurales que podrían llevar a un colapso y un equipo de monitoreo que había dejado de funcionar.

Y quizá lo peor de todo: un país donde la poderosa industria de la minería ha tenido la libertad de actuar más o menos sin supervisión.

Foto: AFP
Foto: AFP

Cierres.

La amenaza de los diques mineros mal construidos en Brasil va más allá de una empresa. La falla mortífera más reciente -la segunda en Brasil en tres años- ha dejado claro que ni la industria minera ni los reguladores tienen la situación bajo control.

Vale S.A., el procuctor de hierro más grande del mundo, señala que cerrará diez de los diques en Brasil que tienen un diseño similar al que dirigía en Brumadinho. Aún así, la empresa defendió su gestión del dique, que ha estado inactivo desde 2016. “El dique tenía un factor de seguridad que cumplía con las mejores prácticas del mundo”, indicó Vale en un comunicadeo. La estructura había sido inspeccionada constantemente y los informes “dan cuenta de la seguridad física e hidráulica del dique”.

Sin embargo, los cuestionamientos sobre la seguridad habían sido ignorados durante años. A pesar de todo, los funcionarios locales aprobaron el proyecto de expansión del complejo minero en Brumadinho.

“Cuando hay una estructura de este tipo aguas arriba de un poblado, se trata de una situación que activa todo tipo de señales de alerta”, sostiene William F. Marcuson (h), ex presidente de la Sociedad de Ingenieros Civiles de Estados Unidos.

Es una de las estructuras más extrañas que se conocen en ingeniería y, a menos que se diseñe, construya y monitoree poniendo gran atención en los detalles, también puede ser la más aterradora.

Algunos ingenieros advierten que es demasiado pronto para concluir con certeza qué salió mal exactamente con la estructura de Brumadinho. Además, sostienen que es posible construir relaves ascendentes de manera segura. “No hay nada evidentemente negativo en ese método de construcción”, señala W. Allen Marr, fundador y director ejecutivo de Geocomp, con sede en Boston, y miembro de la Academia nacional. Agrega que cuando fallan las estructuras “se debe a una combinación de factores que debieron corregirse”.

En Brasil, dada la escasez de inspectores gubernamentales, se permite a las empresas autorregularse, contratar auditores independientes y verificar la seguridad del dique a través de inspecciones y un análisis de registros escritos, todo pagado por la empresa. Los expertos dicen que esto crea un conflicto de intereses. “No puedes hacer que la empresa les pague a las personas que la inspeccionarán”, comenta Evandro Moraes da Gama, profesor de ingeniería en la Universidad Federal de Minas Gerais.

Los gobiernos nacional y de Minas Gerais hicieron un llamado a favor de regulaciones más estrictas, pero la indignación después del colapso del dique de Mariana ocurrido hace tres años, no hizo casi nada por mejorar el marco regulatorio. “Después de lo que pasó en Mariana, el sistema se hizo más flexible, y facilitó el tráfico de influencias dentro del sistema de licencias”, dice Klemens Laschefski, profesor de la Universidad Federal de Minas Gerais. “Asistí a 40 reuniones sobre proyectos prioritarios, y ninguno fue rechazado”.

El presidente de Vale, Fábio Schvartsman, subrayó el viernes pasado, durante una comparecencia ante una comisión parlamentaria, que la información que tenían sobre la presa “no indicaba ningún peligro inminente”. Agregó que la compañía es una “joya” para Brasil y “no puede ser condenada” por la tragedia, una afirmación que indignó a varios parlamentarios, tanto oficialistas como de la oposición, que exigieron “respuestas” de la compañía para el desastre.

estructura

Construidos con barro y residuos de minerales

Los diques como el colapsado en Brumadinho (minas Gerais) básicamente son lagos de barro denso y semiendurecido compuesto de agua y residuos sólidos de la extracción de minerales, conocidos como relaves.

“Básicamente son como vertederos, pero húmedos”, explica Gregory B. Baecher, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería de Estados Unidos y profesor en la Universidad de Maryland.

La construcción única de los diques los vuelve vulnerables a un proceso extraño potencialmente devastador llamado licuefacción. Cuando eso sucede, un material sólido que al parecer se mantiene en su lugar de pronto puede volverse un líquido turbio que fluye cuesta abajo y destruye casi todo lo que encuentra a su paso. Incluso un cambio sutil, como un aumento del agua debido a lluvias demasiado abundantes, por ejemplo, o la mala gestión, pueden crear suficiente presión interna para separar los relaves sólidos y licuar el barro. “Las fuerzas son absolutamente impresionantes”, sostiene Dirk Van Zyl, profesor de Minería e Ingenieróa en la Universidad de Columbia Británica, quien investigó el colapso de un dique de relaves en Canadá. “De verdad hay que verlo para entenderlo”.

Van Zyl dice que si hubiera calculado los márgenes de seguridad que un brasileño encontró en el dique “no habría podido dormir bien” y pensó que el dique “tuvo que haber fallado antes”.

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