CRISIS EN PUERTO RICO
Puerto Rico presenta, un mes después del paso del huracán María, un panorama desolador con un 80% de la población sin electricidad, escasez de agua, carreteras en mal estado y la sensación de que este desastre desveló la pobreza del interior de la isla y la falta de previsión.
El huracán María, azotó esta isla de 3,4 millones de personas hace un mes, un territorio ligado a Estados Unidos como Estado Libre Asociado que trata de recuperarse con mucha lentitud y que espera que Washington envíe fondos como única forma de salir adelante.
El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, dijo que los daños causados por el huracán ascienden, según estimaciones de terceros, a unos US$ 90.000 millones, cifra que cuesta imaginar pero que se traduce en una destrucción masiva que se cebó en especial con el interior y la zona de montañosa.
"La situación es atípica y extraordinaria, por lo que así debe de tratarse", subrayó Rosselló, tras insistir en que lo que se necesita ahora es que el Congreso en Washington trate a los puertorriqueños como al resto de ciudadanos de Estados Unidos.
Puerto Rico, antes del paso del huracán María, estaba en bancarrota y sumido en un proceso de reestructuración ordenado por un tribunal federal a causa una deuda impagable de US$ 70.000 millones, por lo que el ciclón supuso el golpe de gracia a El huracán dejó un cuadro tétrico con 250.000 viviendas destruidas total o parcialmente, un número sin cuantificar de gente que no trabaja porque las empresas y comercios no han abierto y la previsión de que 40.000 puertorriqueños harán las maletas en los próximos meses rumbo, preferentemente, hacia el estado de Florida.
Estados Unidos mantiene sobre el terreno unos 15.000 militares y personal de agencias federales en unas operaciones de ayuda sin precedentes.