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A un mes de las elecciones, Putin ya se siente ganador

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El mayor desafío de la campaña es hacer que vote la mayor cantidad de gente. Foto: Reuters

RUSIA

Con 71,5% de intención de voto, será reelecto por otro período hasta 2014.

Sin programa, sin debate y sin ningún adversario de peso, el presidente de Rusia, Vladimir Putin parece decidido a hacer lo mínimo posible para conseguir un cuarto mandato en las elecciones presidenciales del 18 de marzo.

El presidente, que lleva 18 años en el poder, multiplica las apariciones públicas como jefe de Estado, pero evita las promesas habituales de los candidatos, los baños de multitudes y los actos electorales.

"Putin no hace una campaña electoral. Cumple con sus obligaciones presidenciales y esa es su campaña", explica el politólogo Andrei Kolesnikov, del instituto de investigación Carnegie. "Es el único candidato sin programa. Es muy preocupante, es una prueba de desprecio hacia su pueblo".

Hay pocas dudas respecto al resultado de los comicios, de los que quedó apartado el principal opositor, Alexéi Navalni, por condenas judiciales. Salvo una enorme sorpresa, Putin será presidente hasta 2024, casi un cuarto de siglo después de suceder a Boris Yeltsin al frente de Rusia.

Entre dos clases, la universitaria Irina Papandopoulo enumera las cualidades que aprecia en Putin: "Es fuerte, diplomático, cercano al pueblo, hace deporte". Esta joven de 21 años que estudia turismo en Sochi (sur de Rusia) votará por primera vez en las presidenciales. Putin es prácticamente el único que ha conocido a la cabeza del país ya que desde 1999 es presidente o primer ministro.

Sin debate.

La "generación Putin" despierta mucho interés desde que el opositor Navalni movilizó el año pasado a decenas de miles de partidarios apenas salidos de la adolescencia, o todavía en ella.

A un mes de las elecciones, un sondeo publicado el miércoles por el instituto VTsIOM, cercano al gobierno, le atribuye más del 71,5% de las intenciones de voto. Un dato superior al de su resultado en 2012 (63,6% de los votos) y muy por delante de sus adversarios. Putin rechazó cualquier debate televisivo con sus opositores y se negó a utilizar el tiempo de antena del que disponen todos los candidatos. A pesar de ello, es omnipresente en los canales de televisión que cubren cada uno de sus actos como jefe de Estado.

En las calles, algunos carteles electorales lo muestran posando delante de un mapa de Rusia con el lema "Un presidente fuerte para un país fuerte". Pero son más numerosos los carteles de la comisión electoral que animan a los rusas a votar.

El principal reto de Putin es obtener una tasa de participación suficientemente alta para darle legitimidad a unos comicios cuyo resultado parece estar cantado.

"Hemos vuelto a lo que esperábamos haber dejado atrás después de la caída del poder soviético: elecciones rituales en las que el resultado se sabe de antemano", escribió el columnista político Fiodor Krasheninikov, en el semanario opositor New Times.

En esta campaña electoral sin suspense, la imagen más memorable es la de Putin bañándose en un estanque helado durante la Epifanía ortodoxa.

Cada acto en el que participa está organizado con sumo cuidado, con la prensa mantenida a distancia e invitados entusiastas. Para el periodista Oleg Kashin, del portal de noticias Republic.ru, Putin "no tiene intención de hacer nada en realidad, y esa es la principal información de estas elecciones presidenciales".

Panorama.

En cuanto a los observadores pro-Kremlin, el politólogo Nikolái Kalmikov celebra que la campaña sea "civilizada".

El presidente hace "un verdadero trabajo concreto que da mejores resultados que intervenciones populistas que buscan ganar uno o dos puntos", opina este experto de la universidad Ranepa. En ausencia de Navalni, que organizó manifestaciones con decenas de miles de jóvenes el año pasado y llamó a boicotear la votación, Putin debe lidiar con dos nuevos rivales: la opositora liberal Ksenia Sobchak y Pavel Grudinin, un hombre de negocios millonario designado por el partido comunista.

Sobchak, una exestrella de la telerrealidad convertida en periodista, se propone reunir a todos los votantes rusos descontentos con los años de gobierno de Putin.

Grudinin, director del "Sovkhoze Lenin", empresa productora de frutas y de productos lácteos, está en segundo lugar en los sondeos. A pesar de una cobertura negativa en los medios, el instituto VTsIOM le da el 7,3% de la intención de voto.

Para el experto Andréi Kolesnikov, la verdadera "incógnita" de esta campaña reside en esos dos candidatos: la capacidad de Ksenia Sobchak para crear un partido liberal tras las elecciones, y la de Grudinin para tomar el relevo al frente del partido comunista de Guenadi Ziuganov, su líder desde la caída de la URSS.

Matriarcado

Síntoma de la "decadencia" de Occidente

El avance del matriarcado en Occidente es un síntoma de la "decadencia" del sistema, según Vladislav Surkov, el más influyente asesor de Vladimir Putin. "En Occidente, la democracia matriarcal está sustituyendo a la liberal. El feminismo está saliendo de las sectas radicales y llegando a las grandes masas", afirma Surkov (53), en un artículo publicado el viernes en la revista literaria Ruski Pioner.

LOS RIVALES

Otros siete candidatos en busca de un sueño.

Siete candidatos sueñan con destronar a Vladimir Putin en las elecciones presidenciales del 18 de marzo en Rusia. Sin embargo, el principal opositor, Alexéi Navalni, fue declarado inelegible para estos comicios.

El opositor a Putin Alexei Navalny saliendo de una estación de  policía de Moscú. Foto: AFP
El opositor a Putin Alexei Navalny saliendo de una estación de policía de Moscú. Foto: AFP

Conocido por sus investigaciones sobre la corrupción de las élites, este carismático abogado de 41 años sorprendió con las amplias manifestaciones contra el poder que organizó el año pasado. La Comisión Electoral rechazó su candidatura debido a una condena judicial que él considera fabricada.

La candidatura sorpresa es la de Pavel Grudinin (57), que rejuveneció al Partido Comunista. Director de Sovkhoz Lenin, una finca de frutas que genera millones de dólares, es el contrincante más popular de Putin, aunque apenas tiene el 7% de las intenciones de voto.

Vladimir Jirinovski (71) es el candidato tradicional del partido de extrema derecha LDPR. Antiestadounidense, antiliberal y anticomunista, muchos observadores lo consideran un verdadero falso opositor al Kremlin y a menudo es descrito en los medios políticos rusos como un payaso.

A pesar de haber estado marginado en los últimos años, Jirinovski no ha perdido su energía oratoria. Los sondeos le otorgan un 5,7% de las intenciones de voto.

Luego está la periodista de televisión cercana a la oposición liberal y antigua estrella de la telerrealidad, Ksenia Sobchak, de 36 años. Los sondeos apenas le atribuyen poco más del 1%.

Grigori Yavlinski (65), sigue siendo una voz crítica con Putin, pero su candidatura a la presidencial —la tercera— es vista con escepticismo y apenas supera el 1% de intenciones de voto.

Los otros tres candidatos son: Boris Titov (57), representante de los empresarios, tiene el 0,4% de las intenciones de voto; Serguéi Baburin (59), presidente del partido nacionalista Unión del Pueblo Ruso; y Maxim Suraikin (39), del Partido de los Comunistas de Rusia.

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