ALEMANIA
La canciller admitió estar ante “difíciles negociaciones”.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Martin Schulz, agotaron ayer domingo los plazos fijados para acordar una nueva coalición de gobierno y, decidieron pasar al tiempo de descuento para intentar superar las últimas discrepancias hoy lunes.
Según el calendario fijado por ambas partes, las reuniones debían concluir ayer, más de cuatro meses después de las elecciones legislativas, pero se habían previsto dos posibles días extras y Schulz dejó claro que se iban a tomar todo el tiempo necesario en esta fase final.
"Hemos trabajado bien hasta ahora, pero todavía quedan puntos importantes que tienen que ser aclarados", admitió Merkel. La canciller, que aspira a un cuarto mandato, aseguró ser consciente de que quedaban por delante "difíciles negociaciones".
Schulz confirmó al inicio de la jornada la falta de acuerdo en tres objetivos clave en política social: acabar con los contratos temporales injustificados, garantizar la igualdad de trato en los seguros sanitarios y mejorar la política de vivienda. El último punto se cerró a media tarde con medidas para frenar la subida de los alquileres, ayudas para familias con hijos y 2.000 millones de euros públicos para la construcción de viviendas, consenso que se unió a acuerdos en política municipal y cultural e inversiones millonarias para impulsar la digitalización.
Schulz, que se vio forzado al diálogo con Merkel después de que la canciller fracasara en su intento de aliarse con liberales y verdes, dijo que la presión del tiempo no debe entorpecer las conversaciones, ya que el objetivo es proporcionar a Alemania un gobierno estable y ello exige un acuerdo "fuerte" y consensuado sobre bases "estables".
Schulz necesita un buen pacto para convencer a su partido, que avaló por estrecho margen (56%) el inicio de las negociaciones.