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Un mensaje medido, pero cargado de intención

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Francisco con representantes de la comunidad judía y musulmana en Nueva York. Foto: AFP
Pope Francis stands with Jewish and Muslim representatives as he visits the museum to the September 11, 2001 attacks in New York, September 25, 2015. REUTERS/POOL/TONY GENTILE UN-VATICAN-RELIGION-POPE
TONY GENTILE/AFP

Francisco, el Papa latinoamericano y diferente, dejó en su primera visita a Cuba mensajes para la reconciliación, no sólo con EE.UU. sino también entre los cubanos de dentro y fuera de la isla, con un lenguaje prudente y medido, pensado para no molestar a ningún sector de la sociedad.

Sin embargo, analistas e intelectuales consultados por Efe coinciden en ver una suerte de "mensajes subliminales", de tono más político, en las palabras del Papa, como su apelación a poner al hombre por encima de las ideologías en su misa multitudinaria en la Plaza de la Revolución de La Habana, en un país en el que las estructuras de poder están bajo control de un partido único.

Su mención a una "revolución de la ternura" en su homilía en el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre de Santiago de Cuba; ciudad considerada cuna de la Revolución castrista, o su apelación en un discurso ante jóvenes a la "amistad social" y a respetar al que piensa diferente, tampoco caen en saco roto.

"Por supuesto que hay una intención subliminal. Identifican algunos de los problemas que hay en Cuba. Es un discurso muy pertinente y lo hace a propósito", afirmó a Efe el exdiplomático y académico cubano Carlos Alzugaray, quien opina que el papa ha hecho gala de su estilo fresco que cala también entre los no creyentes para mejorar la imagen de la Iglesia en Cuba. Según Alzugaray, el Papa está capitalizando el apoyo que brindó a la distensión entre Cuba y Estados Unidos en pos de consolidar los espacios que la Iglesia Católica cubana ha ido ganando en los últimos años, ya que en sus discursos ha incidido en cuestiones como el servicio o la ayuda a los necesitados, "valores compartidos por la revolución y la doctrina social de la Iglesia".

"Aquí en Cuba se evitan temas candentes como el aborto o el divorcio, porque están superados desde hace años", dijo.

Los mensajes de Francisco a la unión y la conciliación a los Gobiernos de Cuba y EE.UU., a creyentes y no creyentes, y entre cubanos, incluida la diáspora; han dejado un sabor agridulce entre algunos representantes de la disidencia interna, que han estado al margen de cualquier evento del pontífice ni han sido mencionados en sus discursos.

Aunque no hubo ningún encuentro programado del papa con ellos, el nuncio Giorgio Lingua invitó a tres mujeres disidentes, la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler; la expresa política Marta Beatriz Roque, y la periodista independiente Miriam Leiva, al recibimiento del Papa el pasado sábado a la sede de la nunciatura, a donde nunca pudieron llegar porque fueron detenidas.

Roque y Leiva fueron invitadas de nuevo a un acto al día siguiente en la catedral de La Habana, pero fueron retenidas varias horas otra vez para impedir su presencia allí; y varias decenas de opositores fueron detenidos cuando trataban de asistir a la misa papal en la Plaza de la Revolución de La Habana.

Ningún representante del Vaticano ni de la Iglesia ha condenado estos actos y, preguntado por ello, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, se limitó a aclarar que estaba programado "un saludo" de las tres reconocidas opositoras a la llegada del papa, pero dijo no tener "nada que decir" sobre las detenciones.

Disidentes critican, pero destacan gesto.

La intelectual Miriam Leiva, señaló a Efe que, a pesar de lo infructuoso del encuentro con el Papa, la mera invitación fue "un gesto positivo de consideración hacia un sector de la sociedad que es reprimido sólo por pensar diferente".

Leiva también opina que los discursos del Papa estuvieron salpicados por algunos mensajes subliminales que llaman a una "mayor apertura y participación de la sociedad civil" y a consolidar los espacios logrados por la Iglesia católica "Él habla de forma delicada, pero no deja de decirlo. No lo dice de forma abrupta para que su mensaje sea aceptado", explicó Leiva, quien apreció la "inteligencia" de Francisco que ha sabido adaptar sus palabras "al lenguaje y tipo de vocabulario de Cuba".

La prudencia del Papa en sus discursos, sin menciones explícitas a la disidencia, los derechos humanos o libertades fundamentales, se interpreta como una intención de no perjudicar los esfuerzos del Vaticano en el acercamiento con EE.UU., ni la mejor sintonía que reina ahora entre el Gobierno de Raúl Castro con la Iglesia católica.

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Francisco con representantes de la comunidad judía y musulmana en Nueva York. Foto: AFP

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