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Masiva migración de jóvenes crea riesgo

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Migrantes y refugiados llegan a la isla de Lesbos, en Grecia. Foto: AFP
Refugees and migrants arrive at the Lesbos island after crossing the Aegean Sea from Turkey on October 8, 2015. Europe is grappling with its biggest migration challenge since World War II, with the main surge coming from civil war-torn Syria. AFP PHOTO / ARIS MESSINIS GREECE-EUROPE-MIGRANTS
ARIS MESSINIS/AFP

Cuando la guerra en Siria comenzó hace más de cuatro años, Mustafa Alabi, tenía 17 años y era un futbolista habilidoso, que dejó los estudios secundarios para coser ropa en el taller de su padre. Pero, la guerra hizo imposible su vida. El local fue incendiado, los rebeldes ocuparon su ciudad natal de Aleppo, y después de buscar refugio con familiares,

Alabi casi no salía a la calle por temor a que el Ejército lo reclutara y enviara a las líneas de combate.

Al igual que muchos sirios, huyó a Europa, donde desembarcó el mes pasado: ahora tiene 22 años, una mochila, educación secundaria y no sabe cuál será su próximo paso. "No tengo esperanza específica", dijo vacilante, después que tuvo dificultades para comprar pan porque solo habla en árabe. "Pero, si Dios quiere, después que quede registrado, quizás haya una manera de que juegue al fútbol", indicó. "Quizás pueda coser".

De los más de 500 mil migrantes y refugiados que han inundado Europa este año, muchos son jóvenes como Alabi. Mientras algunos tienen educación y llegan con habilidades, otros han perdido años decisivos de formación a raíz de los conflictos violentos que interrumpen los estudios y frustran una carrera universitaria. Algunos han portado armas, languidecido en la cárcel o vivido bajo grupos extremistas islamistas como el Talibán o el Estado Islámico, sufriendo experiencias que los han dejado con cicatrices físicas y emocionales.

El masivo desplazamiento de jóvenes plantea enormes desafíos a países como Siria, de donde procede más de la mitad de los migrantes. El éxodo priva a ese país de un grupo demográfico vital para la reconstrucción y el crecimiento económico.

También hay grandes riesgos para Europa, que lucha desde hace años por asimilar a inmigrantes y podría enfrentar la creación de una nueva subclase que significa una carga para las finanzas públicas. Muchos también se preocupan porque podrían surgir bolsones radicales si las aspiraciones de quienes llegan terminan en el aislamiento y la pobreza.

"Conocemos el lado positivo de la migración, que puede impulsar las economías y el comercio y derivar en intercambio cultural", dijo Lado Gvilava, representante de la Organización Internacional de Migraciones, en Turquía, el punto de partida de muchos migrantes. "Pero, si es mal administrada, se convierte en un problema tanto para los estados receptores como para los países que quedán atrás".

Los grupos de ayuda dicen que las características caóticas del tráfico humano los han dejado sin un panorama completo de la ola actual de personas que llega a Europa. La agencia de refugiados de Naciones Unidas señala que un poco más de la mitad son sirios, seguidos de otros grupos más chicos de Afganistán, Eritera, Irak y otros lugares. El 69% son hombres, 12% mujeres y 18% niños.

El grupo mayoritario es el de jóvenes, abiertos a la aventura pero muy mal informados sobre lo que les puede ocurrir. Entre las docenas de entrevistados en Turquía y Grecia, solo un puñado hablaba otro idioma y la mayoría tenía escaso conocimiento de los países que esperan se conviertan en sus nuevos hogares. Algunos se sorprendieron porque la cerveza y el cerdo son prominentes en la gastronomía alemana.

Funcionarios de Naciones Unidas señalan que han conocido a muchos sirios con educación, incluyendo ingenieros, funcionarios públicos y propietarios de pequeñas empresas, que eran de la clase media antes de la guerra, pero han perdido su hogar y negocios.

SABER MÁS

Muy pocos con planes claros.

Una minoría llega a Europa con planes claros. "Mi destino es Francia porque habló francés", dijo Fayez, un odontólogo sirio de 27 años, que huyó de la ciudad de Aleppo porque su vida corría peligro cada día. Después que fue detenido por rebeldes, solicitó asilo en Francia, pero fue rechazado, por lo que ahora piensa entrar, registrarse como refugiado y continuar su carrera.

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Migrantes y refugiados llegan a la isla de Lesbos, en Grecia. Foto: AFP

Mayoría solo habla su idioma natal y muchos tienen educación

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