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Marx, relegado al olvido o reciclado para el siglo XXI

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Karl Mark por Arotxa

BICENTENARIO DE KARL MARX

Juncker, de Comisión Europea, dice: no culparlo de crímenes del comunismo.

Doscientos años después de su nacimiento, la herencia de Karl Marx divide a los economistas, entre los que prefieren relegarlo al olvido y los que creen que sus análisis siguen vigentes en el siglo XXI.

Su legado "se limita a los círculos académicos o intelectuales pero el marxismo en los grandes partidos de izquierda es inexistente", afirma Memphis Krickberg, un sociólogo y teórico marxista franco-alemán.

Es el caso de los grupos de izquierda radical, como el alemán Die Linke o el francés Francia Insumisa, "que están dominados por una influencia populista que se refiere cada vez menos al marxismo", según Krickberg.

Franz Dietrich, profesor de historia del pensamiento económico de la Escuela de Economía de París, cree por su parte que la popularidad de Marx también ha caído entre los economistas. "El marxismo ha perdido influencia", asegura este investigador. "El pensamiento económico dominante, con sus modelos y paradigmas, es cada vez más estándar y uniforme".

Para el francés Thomas Piketty, autor de El capital en el siglo XXI, un best-seller internacional cuyo título se refiere a la obra del filósofo, "la reflexión de Marx tiene sobre todo un interés histórico".

"Si le interesa su época, que era apasionante, es obligatorio leerlo", asegura Piketty, aunque cree que su pensamiento no puede aplicarse al mundo de hoy. "El error fue haberle considerado como un profeta, haber considerado su teoría como un modelo de lo que había que hacer", dice.

Otros economistas consideran al contrario que el modelo marxista está adaptado para explicar el liberalismo del siglo XXI a pesar de que los regímenes autoritarios del siglo XX reivindicaran su pensamiento.

El que lee Marx hoy en día "estará sorprendido de descubrir la imagen de un mundo que se parece mucho al nuestro, que vacila con la innovación tecnológica", afirma el economista griego Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas y una de las figuras de la izquierda radical europea. "En esa época (...) el desafío era la máquina de vapor (...) Ahora es la inteligencia artificial y la automatización", añade en un artículo publicado el 20 de abril en The Guardian.

Curiosamente también los economistas liberales elogian las teorías marxistas. "Hoy observamos en los países (ricos) la evolución que Karl Marx había previsto", como la caída de los salarios en detrimento de la remuneración de los accionistas, escribe el economista de Natixis Patrick Artus.

"Vivía en una época muy parecida a la nuestra. El sector agrícola estaba entonces bajo la amenaza de la automatización, como hoy lo están el sector secundario y terciario", asegura por su parte Ulrich Kater, el economista jefe de Dekabank.

En mayo de 2017 incluso el semanario The Economist, conocido por sus posiciones liberales, pareció dar apoyo a los laboristas británicos que fueron criticados por rendir un homenaje al filósofo alemán.

"Hay mucho que aprender de Marx", dijo entonces The Economist, asegurando que el filósofo predijo fenómenos como la concentración de poder en manos de unos pocas empresas o el peso enorme del sector financiero. "El problema con Marx no es que su análisis sea absurdo (...) sino que el remedio que propone sea peor que la enfermedad", según The Economist.

Por su parte, el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, instó a situar a Marx en su contexto, sin responsabilizarle de los "crímenes" cometidos por dictaduras comunistas, además de valorar la condición de "ciudadano europeo" del filósofo.

"Si no hay recuerdos, no hay futuro", afirmó ayer Juncker en un acto celebrado en la basílica de Constantino de Tréveris, la ciudad alemana donde nació Marx el 5 de mayo de 1818.

Recordar implica "reflexionar sobre el contexto" de lo que se evoca, prosiguió, lo que en el caso del autor de El capital y El manifiesto comunista debe significar "entender" sus formulaciones, no culparlo de los crímenes "cometidos en su nombre".

Juncker evocó, en lo positivo, la condición de "ciudadano europeo" de Marx, cuya infancia y juventud discurrieron en distintas localidades alemanas, para trasladarse luego a París y Bruselas y, finalmente, exiliarse en Londres, donde murió.

Tréveris, junto a la frontera con Luxemburgo, acoge los actos centrales del bicentenario del nacimiento de Marx.

Ayer sábado se inauguró en Tréveris una estatua de cinco metros de altura y 2,3 toneladas de peso, donada por China, que ha desatado cierta controversia, tanto por sus dimensiones como por el rechazo que despierta esa figura entre parte de los habitantes. También ha habido reservas por el hecho de que la estatua sea una donación china, dadas las denuncias de violaciones a la libertad de expresión en ese país.

Dos conceptos: "lucha de clases" y "dictadura del proletariado"

"Una de las características de la obra de Marx es que puede ser explicada en cinco minutos, en cinco horas, en cinco años o en medio siglo", decía el experto francés en marxismo Raymond Aron.

"La historia de todas las sociedades existentes hasta ahora es la historia de la lucha de clases", dice Marx en el Manifiesto del Partido Comunista, publicado en 1848 con Friedrich Engels. Para Marx, en todos lados, en todos los momentos de la historia, ha existido una oposición entre los trabajadores y quienes tienen el capital o los medios de producción. Esta desigualdad lleva inevitablemente a un conflicto que él denomina "de clases", que es el motor positivo de la historia. En una sociedad capitalista, los proletarios buscan irremediablemente suprimir esta relación de dominación mediante una revolución para poder fundar una sociedad justa. La "dictadura del proletariado" es para Marx una fase de transición entre el capitalismo y el comunismo. Entre estos dos periodos, se ubica, por defecto, el socialismo, durante el cual el Estado se mantiene de forma provisoria. El proletariado entonces detenta el poder y lo utiliza para acabar con el poder de la burguesía.

CHINA

La hoz y el martillo en la bandera del partido

La decisión del gobernante Partido Comunista Chino de aferrarse a las teorías políticas de Karl Marx sigue siendo algo "totalmente correcto", dijo el presidente chino Xi Jinping con motivo de la celebración ayer sábado del 200 aniversario del nacimiento del filósofo alemán.

Desde su llegada al poder en 2012, Xi, considerado como el líder chino más poderoso desde Mao Zedong, afirmó que el Partido Comunista no debe olvidar sus raíces socialistas mientras trabaja para lograr la "gran rejuvenecimiento de la nación china".

El viernes, en el Gran Salón del Pueblo en Pekín, Xi dijo que "inscribir el marxismo en la bandera del Partido Comunista Chino fue totalmente correcto (...) La promoción incesante del significado y la modernización del marxismo es totalmente correcto".

Xi instruyó también a todos los integrantes del partido a que adopten la lectura de las obras marxistas y la comprensión de las teorías marxistas como una "forma de vida" y una "búsqueda espiritual".

El discurso de Xi ocurrió cerca del final de una ofensiva propagandística de una semana en los medios estatales chinos, con programas de debate bajo el título de "Marx estaba en lo cierto" y dibujos animados de su juventud para demostrar que sus teorías siguen siendo relevantes para la China moderna y la próxima generación.

En la actualidad, China, el país más grande del mundo autoidentificado como socialista, proyecta una imagen exterior con todas las trazas de una sociedad capitalista moderna, desde el consumo rampante a una enorme brecha entre la élite urbana y los pobres del mundo rural.

La aparente contradicción entre la retórica del Partido Comunista y la apariencia ha llevado a muchos analistas a sugerir que, en realidad, el partido chino ya no está motivado por el marxismo, sino que sitúa por delante de todo las preocupaciones prácticas y económicas. No obstante, Xi ha asumido con fuerza la ideología fundadora del partido y reintrodujo sesiones de estudio que se remontan a la época de Mao, al tiempo que subraya la necesidad de que China confíe en su historia revolucionaria y su sistema político.

El bicentenario del nacimiento de Marx acapara por estas horas la atención de los medios en China, al punto que casi no trataron las negociaciones comerciales con Estados Unidos. REUTERS

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