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La magia del Carnaval se apodera del Sambódromo y calles de Río

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Historia: cada escuela de samba tiene 75 minutos para desplegar su mensaje en el desfile. Foto: AFP

LA FIESTA CARIOCA

Desfile de las escuelas de samba comenzó con alta dosis de crítica política.

El momento más esperado del carnaval de Río de Janeiro, el desfile de las escuelas de samba, comenzó ayer y continúa hoy en una doble jornada con el tradicional exceso de plumas y purpurina, pero también una alta dosis de crítica social y política.

Es el primer carnaval desde que el ultraderechista Jair Bolsonaro fue electo presidente, impulsado por una onda conservadora y grupos evangélicos neopentecostales que no suelen comulgar con los excesos carnales de esta fiesta popular.

En total, catorce escuelas de samba desfilan por el Sambódromo, contando una historia a través de la música, la danza y sus disfraces elaborados y bajo el aliento y los aplausos de más de 70.000 brasileños y turistas.

Crítica: altas dosis de cuestionamiento político. Foto: AFP
Crítica: altas dosis de cuestionamiento político. Foto: AFP

Temática.

El plato fuerte de ayer fue la vigente campeona, Beija-Flor. La escuela que el año pasado se coronó con un desfile criticando la corrupción y la violencia, preparó para esta edición un enredo autobiográfico, “Las fábulas de Beija-Flor”, para celebrar sus 70 carnavales.

También actuaron las tradicionales Unidos da Tijuca -con la historia del pan- y Salgueiro, que homenajeó a Xangó, uno de los dioses del candomblé.

Para hoy está previsto el desfile de las dos mayores campeonas. Una de ellas es Mangueira, que entra en la pista con un relato del “lado B” de la historia brasileña, exaltando héroes y heroínas negros, indios y pobres. Entre ellos recuerda a la concejal negra Marielle Franco, firme defensora de los derechos humanos en las favelas de Rio, acribillada a balazos en marzo del año pasado.

Artistas. escuelas con hasta 4.000 miembros. Foto: AFP
Artistas. escuelas con hasta 4.000 miembros. Foto: AFP

Paraiso de Tuiuti, que el año pasado retrató al entonces presidente Michel Temer como un vampiro, este año mantiene el tono de crítica política, esta vez hacia Bolsonaro.

Cada escola tiene hasta 75 minutos para desplegar en el Sambódromo entre 2.500 y 4.000 integrantes, así como seis carros alegóricos con fluidez, para deslumbrar a un jurado que puntuará categorías como percusión, vestuario y tema del desfile, entre otros.

Por tercer año consecutivo, los grupos de samba enfrentan restricciones presupuestarias: la subvención que reciben de la Alcaldía se redujo de 1 millón a 500.000 reales. Marcelo Crivella, un exobispo evangélico electo en 2016, ha evadido una y otra vez participar activamente como sus antecesores en la tradicional fiesta, y este año estuvo ausente de la entrega simbólica de la llave de la ciudad al “Rey Momo”, que se convierte en el guardián de Rio durante los días de fiesta.

Fuera del concurso, se celebra desde el viernes una fiesta más informal, regada de música y alcohol: la de los “blocos” callejeros, que arrastran multitudes disfrazadas que toman diversos barrios de la ciudad. En total, esperan que siete millones de personas (un millón y medio de turistas) participen de esta gigantesca fiesta al aire libre.

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