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Lugares de la fe y del turismo atraen a casi 4 millones

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La histórica ciudad es disputada por judíos y palestinos como capital de sus estados, Foto: AFP
An Israeli flag flutters on the roof of a buiding of the Jewish Quarter in the Old City of Jerusalem opposite the Dome of the Rock (L) in the Al-Aqsa mosque compound, on December 5, 2017. The EU's diplomatic chief Federica Mogherini said that the status of Jerusalem must be resolved "through negotiations", as US President Donald Trump mulls recognising the city as the capital of Israel. / AFP / THOMAS COEX ISRAEL-PALESTINIAN-CONFLICT-US ISRAEL-PALESTINIAN-CONFLICT-US
THOMAS COEX/AFP

TURISMO EN ISRAEL

Israel logra un nuevo récord al crecer 25% los visitantes en 2017.

Es una tierra de milagros, fe y devoción. Pero, también de turismo, con hermosos lugares naturales tan disimiles como los balnearios del Mar Mediterráneo y los del Mar Muerto. Esa diversidad le permite atraer a visitantes de todo el mundo y llegar, como en 2017, a un nuevo récord histórico: 3,61 millones de turistas.

El laberinto de mágicas calles de Jerusalén —la ciudad de tres religiones que fue construida, destruida y reconstruida, así como sometida a siete dominios desde el romano hasta el británico, entre el año 63AC y 1948— sin duda, genera una poderosa e irresistible atracción que se traduce en más de 2,5 millones de fieles que llegaron de todo el mundo en 2017 para ver, emocionarse y orar en los lugares sagrados que se encuentran a cada paso en los cuatro kilómetros cuadrados de la Ciudad Vieja.

Allí las tres religiones conviven en armoniosa relación y en íntimo respeto. Las consideraciones políticas, que en ocasiones crispan el ambiente, quedan al margen para los fieles que caminan todos los días por las antiguas lozas de la Ciudad Vieja. El torbellino de idiomas que predomina en la añosa área de la urbe, es elocuente testimonio de la eterna pasión que suscita ese ámbito único en el planeta. Es el tercer lugar sagrado del Islam, el centro vibrante del credo cristiano y el prinicpal lugar de la devoción religiosa del pueblo judío.

Mencionar a Jerusalén parece suficiente fundamento para explicar porqué millones de personas de todo el orbe llegan cada año a recorrer Israel, un país de 22.145 kilómetros cuadrados, ocho veces mas pequeño que Uruguay, y participar de expresiones espirituales y ritos. Pero, el territorio que sus habitantes han convertido en un país próspero, en permanente crecimiento económico y de liderazgo mundial en varias actividades, alberga otros sitios que también son un imán para los extranjeros.

Los cristianos encuentran otras ciudades y lugares de profundo significado como Nazareth, con la magnífica Basílica de la Anunciación y la Iglesia de San José, reconstruida en 1911, Cafernaum, la ciudad donde Jesús vivió después que se alejó a Nazareth, y Tabgha, a orillas del Mar de Galilea, donde realizó el milagro de la multiplicación de los panes y los peces.

El turista descubre en la deslumbrante Tel Aviv —en diez años, la ciudad se transformó con centros comerciales y torres de 50 pisos— oportunidades para la diversión y el esparcimiento.

Panorama.

En la costa del Mediterráneo, Israel tiene una sucesión de playas y balnearios disfrutables por su belleza natural y la infraestructura que los sitúa en alto nivel para recibir turistas de diversidad de procedencias.

En el Este, la geografía se transforma y ofrece —en el punto más bajo del planeta, a 420 metros bajo el nivel del mar— los deslumbrantes paisajes de formaciones rocosas que constituyen el entorno de los centros turísticos del Mar Muerto. Hoteles de alta categoría como el Crowne Plaza, colmados de turistas europeos y estadounidenses, despliegan sus edificios y terrazas junto a la costa cubierta de sal, que es la característica definitoria del mar en esa zona. Todos llegan con el propósito de disfrutar de la gastronomía y de días de descanso, así como incursionar en el Mar Muerto —se dice que estar media hora en esas aguas significa rejuvenecer cinco años— y de saborear un té o un café en una de las terrazas mientras admiran el panorama.

Por estos y otros motivos, Israel se ha convertido en un centro universal del turismo. Las cifras lo confirman: en 2017, el número de turistas extranjeros creció 25% en comparación con 2016, indica el Ministerio de Turismo. La corriente de visitantes fue liderada por Estados con 778.800 personas, seguido de Rusia con 331.500.

Israel está en la mira del terrorismo. Sus autoridades no lo ocultan y actúan para frenarlo. Es un país con el máximo nivel de seguridad para los visitantes. Por eso, miles de personas llegan cada día para una experiencia inolvidable.

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