Publicidad

Día de furia y sangre en Beirut: libaneses se manifestaron en contra del gobierno

Compartir esta noticia
Un manifestante libanés habla a los soldados en el centro de Beirut. Foto: AFP.

LÍBANO

Los manifestantes tomaron por asalto la sede central de la Asociación de Bancos en el centro de Beirut, el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Comercio.

Una jornada de protestas violentas contra el gobierno de Líbano y los dirigentes políticos en general, que incluyó asaltos a las sedes de ministerios, así como enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, tuvo como consecuencia la muerte de un funcionario policial y más de 250 heridos. La protesta expresó la indignación con el gobierno y los políticos provocada por la explosión de un almacén con casi 3.000 toneladas de nitrato de amonio que estaba desde hace seis años en el puerto de Beirut y ha dejado 158 muertos y unos 6.000 heridos.

Los manifestantes que protestaron en el centro de Beirut para expresar su indignación con la clase política libanesa lograron irrumpir en cuatro ministerios y en la sede de la Asociación de Bancos y algunos de esos lugares fueron objeto de saqueos e incendios.

En el denominado “Día del Juicio”, grupos de manifestantes atacaron los ministerios de Economía y Medio Ambiente, situados ambos en un mismo edificio en el que los asaltantes prendieron algunos fuegos, según la prensa local.

Asimismo, grupos de exaltados asaltaron el edificio que alberga el Ministerio de Asuntos Exteriores, el cual resultó dañado en la explosión del martes pasado en el puerto de Beirut y solo estaba resguardado por dos miembros de las fuerzas de seguridad, de acuerdo con el informe del diario The Daily Star.

Allí los manifestantes se limitaron a leer un manifiesto contra la clase política y a desplegar una pancarta con el lema “Capital de la revolución del 17 de octubre”, en alusión al día en que explotaron las protestas que llevaron a la dimisión al anterior gobierno de Saad Hariri.

Pero, algunas horas después fueron desalojados de la sede ministerial por las fuerzas de seguridad.

Vista aérea de los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, en el centro de Beirut. Foto: AFP.
Vista aérea de los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, en el centro de Beirut. Foto: AFP.

Las protestas también llegaron al interior del departamento de Energía sin encontrar resistencia, ya que todas las sedes ministeriales habían estado cerradas durante la jornada, no laboral en el Líbano.

Otros edificios fueron blanco de la ira de los manifestantes, que primero intentaron irrumpir en el Parlamento, pero fueron repelidos por las fuerzas antidisturbios en medio de violentos enfrentamientos en los que se lanzaron piedras, por un lado, y pelotas de goma y gases lacrimógenos, por el otro.

La policía utilizó balas reales después de que manifestantes y antidisturbios enzarzaron entre gases lacrimógenos lanzados por las fuerzas de seguridad y piedras arrojadas por los participantes en los alrededores del Parlamento de la capital libanesa, donde dio comienzo la protesta.

“La sangre de inocentes ha llegado a la calle, ahora no hay marcha atrás”, sostuvo la activista Nadim Khanj. Ante el panorama, el Ejército y cientos de agentes fueron desplegados por la ciudad, donde cortaron las calles que llevan al centro, se quemaron fotos del presidente, Michel Aoun, y se entonaron cánticos contra Hezbolá.

Los militares jubilados se sumaron a las protestas, y uno de ellos lideró la toma del Ministerio de Asuntos Exteriores, cuyo control fue recuperado por el ejército a última hora de la tarde. Varios coches de bomberos se negaron a usar cañones de agua contra los manifestantes, según medios locales.

Reacción.

“¿Todavía no saciaron su sed de sangre? Vinimos de manera pacífica y ¿nos hacen esto?”, dijo Rasha Habbal, un estudiante de 21 años que participó de la movilización con su madre de 57 años.

“Estoy aquí por Alessandra, mi amiga muerta” afirmó Lara Dabu, una universitaria de 21 años, en la Plaza de los Mártires, donde los manifestantes colgaron decenas de horcas también colocadas por las calles con un mensaje claro.

“Son para los políticos, que han robado y ahora tienen sangre de inocentes en las manos”, señaló Jad Zabour, también veinteañero, como la mayoría de los que en la mañana de ayer sábado se levantaron, barrieron las calles y retiraron los escombros que se acumularon a cada paso.

Caen sobre los políticos los fallecidos, los heridos, las más de 60 personas desaparecidas y más de 100.000 niños afectados por la explosión hasta el momento, además de cuantiosos daños materiales. Sobre la negligencia de que el puerto almacenara sin medidas de seguridad 2.750 toneladas de nitrato de amonio pivotan las causas de este letal suceso, todavía en investigación.

Las fuerzas de seguridad libanesas se reúnen durante los enfrentamientos con los manifestantes en el centro de Beirut. Foto: AFP.
Las fuerzas de seguridad libanesas se reúnen durante los enfrentamientos con los manifestantes en el centro de Beirut. Foto: AFP.

Los disturbios se extendieron por el resto del centro de Beirut y otro edificios fueron alcanzados por las llamas, como el hotel Le Grey, en la céntrica Plaza de los Mártires, epicentro de las protestas, donde falleció un policía.

El agente, según las Fuerzas de Seguridad, estaba asistiendo a las personas retenidas en el edificio por el fuego y fue “atacado por varios alborotadores asesinos, lo que llevó a que cayera y muriera”.

Indigandos.

Líbano ya encaraba una serie de crisis antes de la explosión del martes pasado. Las protestas contra los políticos continuaban en llamaradas a medida que la economía se desplomaba, los bancos se negaban a darle acceso a su dinero a los depositantes, mientras la inflación y el desempleo se disparaban.

La ira con los dirigentes políticos fue creciendo desde el año pasado cuando provocaron la caída del primer ministro, pero la explosión y los indicios de que ésta tiene su origen en la negligencia del gobierno, llevaron la tensión al estallido en las calles de la capital. El material químico estaba almacenado en el puerto desde 2014.

El presidente Michel Aoun indicó, el viernes, que la explosión pudo ser causada por una bomba o por “interferencia extranjera”, aunque no aportó ningún detalle ni prueba.

En un discurso televisado, Hassan Nasrallah, el secretario general de Hezbolá -el poderoso grupo armado y partido político- negó que su grupo tuviera conexión alguna con el producto químico y la explosión en el puerto.

La furia tuvo como objetivos no solo figuras políticas específicas, sino la totalidad del sistema político. Muchos libaneses consideran que el sistema y quienes manejan los mecanismos del poder, lo usan para obtener beneficios y favorecer a quienes los apoyan. Estiman que esa es una fuente de los problemas de Líbano.

“Es un gobierno corrupto; tienen que ser responsabilizados”, dijo Marilyn Kallas, de 21 años, mientras tenía una escoba con la que ayudó a limpiar un barrio dañado, antes de integrarse a las protestas. “Espero que renuncien”, señaló.

Los manifestantes, con la indignación acumulada, han ido directamente desde los barrios afectados a la manifestación. Ahora, las mascarillas, además de protegerles contra el COVID-19, también cumplieron su función contra los gases lacrimógenos; y los cascos, utilizados contra los posibles desprendimientos de muros en las tareas de desescombros, les sirvieron para cubrirse de las balas de goma de los antidisturbios.

A los hospitales ya colapsados por el virus y las víctimas de la explosión, se les sumaron más de 100 heridos por las protestas. “30 ambulancias están en marcha, 32 personas fueron transportadas y 100 tratadas sobre el terreno”, informó Rodney Eid, portavoz de la Cruz Roja. Los voluntarios de esta organización y de Defensa Civil llevan sin dormir desde el martes, pero siguen a pie de calle.

Como respuesta, varios diputados han comenzado a dimitir, entre ellos Paula Yacoubian, la única independiente de los 128 escaños que componen la cámara.

También los tres miembros de la pequeña formación Kataeb, que además se sumaron a las protestas.

“Pasaremos al frente con todos los libaneses honestos por el bien del Líbano, soberano libre e independiente,” declaró el presidente del partido, Samil Gemeyel.

Su secretario general, Nazar Najarian, murió el martes por las heridas de la explosión. También se ha conocido este sábado que ha fallecido por las mismas causas la esposa del embajador de Holanda.

Protestas en El Líbano tras explosión. Foto: EFE
Protestas en El Líbano tras explosión. Foto: EFE

Votación.

Ante la magnitud de la movilización en las calles de Beirut, el primer ministro del Líbano, Hasan Diab, consideró que la forma de salir de la crisis es a través de la convocatoria a elecciones anticipadas y afirmó que está dispuesto a liderar un gabinete durante dos meses para llegar a los comicios.

“Llamo a los partidos a que acuerden el siguiente paso (...) Propondré mañana lunes en la reunión del gabinete llamar a elecciones anticipadas”, dijo Diab en un discurso al país. Diab asumió el gobierno en diciembre de 2019, después de la dimisión de Saad Hariri en medio de las protestas que comenzaron en octubre contra los dirigentes y el sistema sectario en el Líbano.

Diab aseguró que está dispuesto a “tomar la responsabilidad durante dos meses, siempre que se emprendan reformas estructurales para salvar al país”.

“Estamos en estado de emergencia con respecto al destino y futuro del país”, indicó. En su mensaje, el primer ministro destacó que “todos los responsables del desastre en el puerto responderán” por la tragedia.

“Investigar el desastre de la explosión de Beirut no tardará tiempo. No nos aferramos a la silla y queremos una solución nacional que salve al país”, añadió.

Potencias salen en apoyo de libaneses

La conferencia internacional de donantes en apoyo a Beirut y a la población libanesa tiene lugar hoy domingo, coorganizada con Naciones Unidas.

La convocatoria de la reunión fue avanzada el jueves por el presidente de Francia Emmanuel Macron, en Beirut, adonde se desplazó para mostrar el apoyo de Francia a la población local y para reunirse con las autoridades libanesas.

“Organizaremos una conferencia internacional de apoyo a Beirut y a la población libanesa con el objetivo de movilizar los fondos internacionales de los europeos, de los americanos, de todos los países de la región y de más allá”, declaró.

Participan entre otros el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson; el jefe del Gobierno de España, Pedro Sánchez; el rey de Jordania, Abdalá II, y representantes de China y Rusia.

La ONU y el Banco Mundial, según adelantó Macron en Beirut, desempeñarán un “rol esencial” para definir las necesidades y ofrecer a la comunidad internacional y a la población libanesa plena transparencia sobre la entrega de la ayuda.

La cita se centra en la consolidación de los edificios dañados, la ayuda médica y alimenticia de urgencia y la restauración de hospitales y escuelas.

Con esta reunión se reflejará la movilización de la comunidad internacional y se sentarán las bases antes del inicio de una fase de calado más político.

Macron, que volverá a Beirut el 1 de septiembre, pidió a los dirigentes locales que tomen “iniciativas políticas firmes para luchar contra la corrupción, para imponer transparencia, para llevar a cabo las reformas” sugeridas en la gran conferencia de donantes en París celebrada en 2018. Esas reformas incluyen la lucha contra la opacidad del sistema bancario, la mejora del sector energético para garantizar el suministro de luz y la adopción de un programa del Fondo Monetario Internacional, que el Líbano negocia desde mayo.

AFP

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad