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Legislativas en Corea del Norte: 100% de los votos al régimen

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Norcoreanos aguardando para votar en Pyongyang. Foto: AFP.

ELECCIONES

Renovación de la Asamblea Suprema, el parlamento local.

En Corea del Norte ayer fue un domingo de elecciones. Sí, en el hermético régimen de Kim Jong-un hay elecciones cada cinco años, aunque estas sean una formalidad: solo hay candidatos afines al régimen.

Las elecciones son para renovar la Asamblea Suprema del Pueblo, el Parlamento norcoreano. El ganador es siempre el mismo: el oficialista Partido de los Trabajadores, que dirige con mano de hierro la República Popular Democrática de Corea (RPDC), el nombre oficial del país.

La Asamblea está hoy presidida por el veterano Kim Yong-nam, de 91 años y considerado el presidente ceremonial del país.

Esta Asamblea, cuyo papel es en realidad el de refrendar automáticamente las decisiones adoptadas por Kim Jong-un y el comité central del Partido de los Trabajadores, comprende 687 escaños, uno por cada circunscripción electoral del país.

En línea con uno de los lemas preferidos del régimen, “la unidad en la determinación”, las papeletas de voto solo incluyen un nombre por circunscripción, que previamente ha debido ser aprobado. Los electores, en teoría, pueden tachar este nombre antes de votar, pero en la práctica no se conocen casos.

En las últimas elecciones, en 2014, la tasa de participación fue de 99,97%, según la agencia de noticias oficial KCNA. Los únicos que no participaron fueron quienes se encontraban en el extranjero o “trabajaban en el mar”. Los candidatos obtuvieron el 100% de los votos de sus respectivas circunscripciones.

Ante la ausencia total de competición electoral, los analistas consideran que los comicios son una suerte de rito que permite a las autoridades reivindicar un mandato popular. El voto es resultado “de la inercia institucional y de la necesidad de legitimar al gobierno simulando unos procedimientos democráticos”, explicó Andrei Lankov, del Korea Risk Group.

“Corea del Norte no hace otra cosa que imitar a los otros Estados comunistas”, dice Lankov. “Los primeros comunistas pensaban sinceramente que estaban creando una nueva democracia jamás vista en el mundo. Por tanto, necesitaban elecciones y estas se convirtieron en una importante etapa de la autolegitimación”.

Algunos escaños en la Asamblea están reservados a dos pequeñas formaciones, el Partido Socialdemócrata de Corea y el Partido Chondoísta Chongdu, que tiene sus raíces en un movimiento religioso del siglo XX.

Los dos partidos pertenecen a la misma alianza que el partido en el poder, no tienen una verdadera existencia ya que solo cuentan con pequeñas oficinas con fines propagandísticos.

A pesar de todo, la participación electoral, como todos los “ritos obligatorios” en Corea del Norte, refuerza la lealtad de la gente con el gobierno y la unidad social, ya que a los seres humanos “les encantan los símbolos”, añade Lankov.

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