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Kabul estremecida por bombas ante la amenaza del Estado Islámico

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Un combatiente talibán de Fateh (L), una unidad de "fuerzas especiales", hace guardia junto con otros combatientes en una calle de Kabul. Foto: AFP

TENSIÓN

Estados Unidos frustró atentado terrorista al destruir vehículo que llevaba explosivos; un cohete mató seis civiles en una vivienda.

Kabul tembló ayer domingo con dos explosiones: la provocada por el ataque de un dron estadounidense contra un vehículo en el que viajaban supuestos miembros del Estado Islámico en Korasán (ISIS-K, por su denominación en inglés)) y la del impacto de un cohete contra una vivienda, que causó la muerte de al menos seis civiles.

Los talibanes aseguran que se trata de dos incidentes separados aunque se desconoce si existe relación entre ambos.

Los dos ocurrieron cerca del aeropuerto de Kabul, la capital de Afganistán, y se producen en un momento de máxima tensión después de que el Gobierno estadounidense haya alertado de “amenazas creíbles” contra la terminal aérea, donde se concentran las tropas estadounidenses.

En un comunicado, el vocero del Comando Central de Estados Unidos (Centcom), capitán Bill Urban, anunció que un dron estadounidense había impactado contra un vehículo en el que se desplazaban hacia el aeropuerto supuestos yihadistas del ISIS, el grupo terrorista que reivindicó el atentado del jueves.

Aseguró que el vehículo suponía una “amenaza inminente del ISIS” contra el aeropuerto de Kabul y que, por tanto, el ataque se hizo “en defensa propia”.

“Estamos seguros de que alcanzamos con éxito el objetivo”, dijo Urban.

Una vez que el dron impactó contra el coche, hubo “explosiones secundarias significativas”, lo que indica que el vehículo transportaba “una cantidad sustancial” de material explosivo, de acuerdo con el vocero del Centcom.

Anteriormente, el Pentágono había dicho que tenía información sobre planes de grupos radicales para atentar contra sus soldados en el aeropuerto de Kabul, ya sea usando coches bomba, con cohetes o a través de un suicida con explosivos.

Detonaciones

De momento, según Urban, no hay “indicios” de que haya víctimas civiles, aunque el Pentágono sigue evaluando el impacto de la operación.

Este nuevo ataque de Washington contra supuestos miembros del ISIS-K llega solo un día después de que un dron estadounidense acabara con la vida de dos yihadistas “de alto perfil” de ese grupo terrorista e hiriera a otro en represalia por el atentado contra el aeropuerto.

Por su parte, el vocero talibán Bilal Karimi confirmó a Efe que las fuerzas estadounidenses llevaron a cabo un ataque aéreo contra un “automóvil sospechoso” y lo destruyeron. Según Karimi, había tres individuos dentro del automóvil, uno de los cuales murió y aún se desconoce qué ocurrió con los otros dos.

Además, de acuerdo con el vocero de los islamistas, es posible que dentro del vehículo hubiera explosivos que no detonaron.

Explicó también que las fuerzas estadounidenses han tomado “el control del área” para investigar los detalles del ataque y “obstaculizan” la propia investigación del grupo insurgente.

Solo minutos antes de que el Pentágono informara del ataque, en Kabul se había escuchado otra explosión en el distrito policial 15, cerca del aeropuerto.

Según los talibanes, esa explosión se produjo cuando un cohete disparado desde un lugar desconocido impactó contra “una casa en una zona residencial en el PD-15, cerca del aeropuerto de Kabul”. Se trató de un misil tipo BM-1, indicó a Efe Qari Rashed, un oficial de la policía de Kabul.

Drama

Un médico del hospital a donde han sido trasladadas las víctimas de este ataque informó a Efe en condición de anonimato, que seis personas murieron en el lugar, varios de ellos niños, y cinco más han sido trasladadas a este centro con heridas de la explosión.

Por el momento, se desconoce quién pudo haber lanzado ese cohete y, preguntado por Efe, el Pentágono rechazó ofrecer más información.

Las tropas estadounidenses en Kabul están en máxima alerta desde que el jueves un combatiente del ISIS hiciera detonar un chaleco con explosivos en una de las puertas de acceso al aeropuerto, donde miles de personas se aglomeraban con la esperanza de poder subirse a uno de los vuelos militares estadounidenses.

El atentado acabó con la vida de, al menos, 170 personas, según fuentes próximas a los talibanes; mientras el Pentágono informó de la muerte de 13 soldados estadounidenses.

Los incidentes de ayer domingo se producen cuando Washington ha iniciado la fase final de su repliegue con la salida de material militar y el inicio de la evacuación de algunos de los 5.000 soldados que permanecían en el aeropuerto de Kabul.

En menos de 48 horas se vence el plazo marcado por el presidente Biden para la retirada. Los talibanes también exigen a los estadounidenses y sus aliados abandonen por completo Afganistán para mañana martes.

Refugiados afganos, que huyen de Kabul, salen de un avión de la fuerza aérea estadounidense a su llegada al aeropuerto internacional de Pristina. Foto: AFP
Refugiados afganos, que huyen de Kabul, salen de un avión de la fuerza aérea estadounidense a su llegada al aeropuerto internacional de Pristina. Foto: AFP

“Biden sin un plan; es un presidente muy débil”

Los republicanos cuestionan a Joe Biden por la evacuación de estadounidenses y afganos que trabajaron para el Pentágono.

“Esta es una de las peores decisiones de política exterior en la historia de Estados Unidos”, tronó ayer domingo el líder senatorial republicano Mitch McConnell. “Mucho peor que Saigón”, añadió. La caída de esa ciudad al final de la guerra de Vietnam en 1975 es un recuerdo doloroso en Estados Unidos.

“Cuando salimos de Saigón, no quedaban terroristas vietnamitas que planearan atacarnos aquí en nuestro suelo”, dijo al canal Fox McConnell.

Ben Sasse, otro senador republicano, dijo a la televisora ABC: “Biden puso en peligro a nuestras tropas porque no tenía un plan de evacuación. Estamos en peligro porque el presidente fue débil al abandonar la base de Bagram en julio”.

Una carrera contra reloj

Mientras el secretario de Estado, Antony Blinken, dijo en la televisora ABC que quedan “300 estadounidenses o menos” por evacuar de Afganistán, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, puntualizó que las conversaciones con los talibanes sobre evacuación de franceses y personas en peligro en Afganistán no significan un reconocimiento a ese movimiento, pero dijo que los talibanes son los que tienen el poder.

Llanto al recibir cuerpos de 13 soldados

En medio de un pesado silencio solo interrumpido por el llanto de los deudos, Joe Biden recibió ayer domingo los restos de los 13 militares estadounidenses muertos en un ataque en Kabul, una ceremonia difícil para un presidente fuertemente criticado por su gestión de la crisis afgana.

Uno tras otro los ataúdes fueron depositados en la pista del aeropuerto de la base militar de Dover, Delaware, delante del presidente y su esposa Jill.

Con la mano en el corazón, Biden observó el descenso de cada uno de los ataúdes transportados por los soldados hacia vehículos oscuros, a veces agachando la cabeza en signo de meditación.

Bajo un cielo cargado, vestidos de negro, la pareja presidencial estuvo acompañada del jefe del Pentágono, Lloyd Austin; el secretario de Estado, Antony Blinken; el jefe de Estado Mayor, el general Mark Milley; y otros altos funcionarios militares. Las familias estaban a distancia, protegidas de las cámaras. Los sollozos a veces rompían el silencio. Dos de las trece familias habían pedido que no se filmara la ceremonia. Cinco de los 13 soldados muertos tenían 20 años, la duración de la guerra más larga protagonizada por Estados Unidos, lanzada en 2001 en Afganistán.

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